China lidera las últimas tendencias en lo que respecta a la energía eólica marina con un objetivo ambicioso: desarrollar parques eólicos capaces no solo de resistir los tifones, sino también de aprovechar su fuerza. En la provincia de Guangdong, cientos de turbinas se alzan en el Mar del Sur de China, generando electricidad para hogares, oficinas y fábricas.
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Cómo funcionan los parques eólicos marinos en China
Estas estructuras, algunas tan altas como un edificio de 30 pisos, simbolizan la apuesta del país por un futuro más verde y sostenible. Guangdong, uno de los polos de energía eólica offshore del país, alberga aproximadamente el 15% de todas las turbinas instaladas en el océano a nivel mundial, y el gobierno local planea duplicar esa cifra en los próximos cinco años.
No obstante, la región enfrenta tifones casi todos los años, fenómenos que generan vientos de más de 119 km/h y dejan a su paso destrucción, inundaciones y accidentes fatales. Ejemplos recientes incluyen el supertifón Ragasa, que alcanzó los 241 km/h, y el tifón Yagi, que en septiembre de 2024 golpeó la bahía de Mulan con ráfagas de hasta 133 km/h, rompiendo algunas turbinas y arrasando con otras estructuras costeras.
En ese sentido, algunas instalaciones demostraron una notable resistencia: la plataforma flotante OceanX de Mingyang Smart Energy soportó los vientos sin daños significativos gracias a su diseño innovador y materiales de alta resistencia. Esta plataforma alberga dos turbinas que giran en direcciones opuestas, incrementando la eficiencia energética y aprovechando mejor la fuerza del viento.

Los ingenieros chinos desarrollaron diversas estrategias para garantizar la seguridad y productividad de sus turbinas. Estas incluyen sistemas de control remoto y automatización que apagan las turbinas o ajustan la orientación de sus palas durante los tifones, además de utilizar concretos ultra resistentes capaces de soportar presiones extremas y estructuras flotantes que se adaptan al movimiento del mar.
A su vez, empresas como Goldwind demostraron que, gracias a materiales avanzados, como la fibra de carbono, y sistemas de monitoreo en tiempo real, sus turbinas pueden generar energía incluso mientras un tifón atraviesa la región, como cuando se produjeron 2,1 GWh de electricidad en nueve horas, suficiente para abastecer a más de 2.100 personas en China, o a casi 800 familias en el Reino Unido.
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El futuro y los desafíos de esta nueva tecnología
A nivel global, la industria reconoce los estándares para clasificar las turbinas como resistentes a tifones, pero en China muchas de estas certificaciones son superadas en la práctica. La experiencia acumulada en el país es especialmente valiosa ante fenómenos meteorológicos cada vez más intensos y de rápida intensificación debido al cambio climático.
Tecnologías como las palas “downwind”, inspiradas en la flexibilidad de las palmeras, permiten que las turbinas se doblen frente a ráfagas extremas, reduciendo riesgos de fractura. Asimismo, se están explorando soluciones para facilitar la reparación de componentes tras daños y garantizar la continuidad operativa en áreas remotas con redes eléctricas débiles.

El desarrollo de esta infraestructura no solo representa un desafío técnico y económico, sino también una oportunidad para aprender cómo integrar la energía renovable con seguridad en entornos extremos. Al respecto, China proyecta instalar 170 GW de capacidad eólica offshore en la próxima década, más del doble de la capacidad actual mundial, con un 60% situado en zonas propensas a tifones.
Esta experiencia pionera podría servir como modelo para otras regiones, como el sudeste asiático, que también buscan aprovechar la energía eólica marina mientras enfrentan el impacto de los ciclones tropicales. En definitiva, la lucha de China contra la naturaleza demuestra que la innovación tecnológica y la planificación estratégica pueden transformar incluso los desafíos más destructivos en fuentes de energía sostenible.



