DEF visitó las instalaciones del Laboratorio de Investigaciones en Neurociencias perteneciente a la Facultad del Ejército y dialogamos con su titular, el doctor Diego Piñeyro. Conocé los detalles de los proyectos más resonantes.
Un cinturón que orienta a las tropas de las Fuerzas Armadas argentinas en combate, paneles solares plegables, y una técnica para prevenir el estrés postraumático son tan solo tres ejemplos de los muchos proyectos del Laboratorio de Investigaciones en Neurociencias e Inteligencia Artificial para la Defensa.
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La Facultad del Ejército, dependiente de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), cuenta con un grupo de profesionales que trabaja para consolidar el Centro de Investigaciones en Neurociencias e Inteligencia Artificial para la Defensa.
El área, que aún lleva adelante los desarrollos bajo la denominación de “laboratorio”, ya que todavía no está validado como centro, puede ser clave para posicionar a la Fuerza en dos temáticas que cobran cada vez mayor relevancia en los ejércitos del mundo: las neurociencias y la inteligencia artificial.

“Podemos armar un semillero de proyectos nuevos que pueden realmente ayudar a la Defensa, pero con otro nivel de complejidad, integrando los saberes de distintas disciplinas”, apunta el doctor en Neurociencias Diego Piñeyro, director del Laboratorio, durante la visita de DEF a sus instalaciones.
Piñeyro está vinculado al Ejército desde hace varios años. Comenzó como becario, trabajó con los Cascos Azules y llegó a armar un sistema para diferenciar los perfiles psicológicos del personal de la Fuerza con el objetivo de ubicar a cada uno en puestos idóneos según sus aptitudes.
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Finalmente, desde el área de Vinculación Tecnológica de la Facultad del Ejército, comenzó a trabajar en diversos proyectos con profesionales de distintas disciplinas y otras universidades. En 2022, armó el laboratorio. Gran parte de las iniciativas fueron pensadas para el Continente Blanco.

En la visita de DEF a las instalaciones del del Laboratorio de Investigaciones en Neurociencias perteneciente a la Facultad del Ejército (UNDEF), el doctor en Neurociencias Diego Piñeyro, director del Laboratorio, brindó exclusivos detalles sobre los proyectos actuales y futuros.
Soluciones para diferentes ambientes
-¿Qué pensaron para la Antártida?
-Son varios proyectos, entre ellos, estaciones meteorológicas de bajo costo o un sistema de plantaciones inteligentes de aeroponía (una técnica para cultivar verduras sin utilizar tierra). Cabe aclarar que allá el INTI tiene un desarrollo de hidroponía, también pensado para la Antártida.
-¿En qué se diferencia la aeroponía de la hidroponía?
-Lo nuestro, el sistema de aeroponía, consiste en torres de plantaciones hacia arriba, con lo cual puede caber mayor cantidad de torres en menos metros cuadrados. Además, tiene otra tecnología, porque las raíces pueden ser pulverizadas con nutrientes de manera controlada. Por ejemplo, se puede medir el PH de la solución nutriente, la temperatura del ambiente o el régimen de riego. Todo estaría automatizado para optimizar el crecimiento.

-Cuando se refiere a estaciones meteorológicas de bajo costo, ¿cuál es esa diferencia de precio?
-Una estación meteorológica en la Antártida puede costar miles de dólares. Nosotros podemos hacerla con un costo de $30.000 y con tecnología nacional. Por supuesto que hay que mejorarla, pero es una diferencia abismal de costos. Incluso, sabemos que hay cosas que podemos utilizar en el continente, porque a las estaciones también las pensamos en materia de cambio climático y gestión de riesgos, que son áreas sobre las que trabajamos mucho.
-A propósito, ¿qué desarrollo hicieron en materia de gestión de riesgos?
-Uno de los proyectos es una mochila baliza salvavidas. Está realizada con botellas y posee una tarjeta con un código QR. Es un desarrollo del año 2015 y fue pensado para organizar los centros de evacuados. Además, es algo que pueden fabricar hasta las mismas ONG involucradas, porque la patente es libre. Lo están usando en Perú, por ejemplo. La mochila impide que los afectados por una inundación mueran ahogados. Lleva flotadores realizados con botellas de plástico y posee una eco-baliza detrás, para ser utilizada de noche. Asimismo, lleva un mosquetón que facilita el enganche con otras personas para evitar ser arrastrados por el agua en caso de una inundación.

Salud mental y situaciones en el Ejército
-¿Por qué decidieron desarrollar iniciativas en el ámbito de la salud mental del personal?
– Porque de acuerdo a un relevamiento interno que hicimos, pudimos observar que había una numerosa cantidad de problemas de ansiedad y, en algunos casos, con patologías ya consolidadas como depresiones, fobias, trastornos de angustia y otras problemáticas. Entonces, apuntamos a trabajar sobre temas de aplicación dual: que le sirvan a la comunidad, pero que también sigan los lineamientos de investigación de Defensa.
-¿Qué proyecto se desprendió de ese contexto?
-Nos enfocamos en los rescatistas. Observé que, en realidad, no hay demanda de ese tipo de asistencia, y no porque el problema no exista, sino porque el propio personal no quiere recibir ayuda psicológica, ya que piensa que puede perder su trabajo o un ascenso. Entonces, apunté a armar algo teniendo en cuenta estas características. Trabajamos en una técnica de relajación –la técnica Paser, que, de hecho, fue mi tesis de doctorado– y la probamos con rescatistas. Tiene una particularidad: puede ser aplicada en una población que prefiere no hablar, así que respeta la privacidad. Lo único que hay que hacer es trabajar en la realidad que existe, que puede ser una situación difícil dentro de las jornadas laborales.
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-¿Cómo es esta técnica?
-Son seis pasos que se realizan a lo largo de 10 minutos. En ese período de tiempo, la persona escucha a un coordinador, que puede ser un agente de salud, que busca que aprendan a relajarse para, inmediatamente, meterlos en la escena y que rememoren la situación que les genera estrés. También se utiliza un metrónomo y se acompaña con un tapping (se mueven las manos, siguiendo el ritmo).
Mientras reviven la situación que les genera el problema, pero con bajos niveles de ansiedad, van a poder ordenarla temporalmente; eso es algo complicado con las personas que sufren estrés postraumático, porque suelen tener lagunas y se les hace difícil identificar qué ocurrió antes o después.

-¿Por qué?
-Nuestra memoria es como un archivo y, cuando se archiva mal algo, insiste en ese recuerdo. Quien sufre estrés postraumático experimenta flashbacks y vuelve a revivir el momento en un intento de reelaborar lo que quedó mal guardado. Con la técnica, ayudamos a revivir eso, pero en una situación de baja ansiedad, ordenando el evento temporalmente y articulado con significados que son saludables para la persona.
-¿En qué momento aplican la técnica?
–Si uno actúa a tiempo, le puede salvar la cabeza a esa persona. No solo para evitar el estrés postraumático, sino también ataques de pánico, fobias, insomnio o problemas de adicciones. Proponemos trabajar 10 minutos, que es lo que dura la técnica. Además, puede ser utilizada en hospitales de campaña u otros contextos. Hay que hacer prevención primaria, ahí es donde se ahorra dinero, porque una sola persona puede atender a varias. El secreto está en estar a tiempo. Hay que hacerlo, en lo posible, antes de que se vayan a dormir y dentro de los 30 días de ocurrida la situación.

-Este centro de estudios también hace foco en investigaciones sobre inteligencia artificial. ¿Por qué eligieron abordar ese aspecto?
-Desde el ámbito castrense, tenemos que estar a la cabeza. Se viene una transformación a nivel mundial y tenemos que anticiparnos a ello e invertir ahí. Por ejemplo, los ejércitos más importantes hoy monitorean al soldado: su ritmo cardíaco, su temperatura y la ruta más eficiente que debe realizar. Es una herramienta muy poderosa al alcance de todos. Por eso, tenemos que prepararnos para todos los escenarios que puedan ocurrir.
-¿Cómo encaran este tema desde el laboratorio?
-Estamos trabajando en cartas de compromiso para proyectos conjuntos. Uno de los objetivos es poder implementar la técnica Paser desde una aplicación, para no tener que depender de un terapeuta o coordinador en el momento y lugar del desastre. Otro proyecto está relacionado con la utilización de un terapeuta virtual para hacer diagnóstico.
También pensamos un casco con visión en su parte trasera, asistido por Inteligencia Artificial. Cuenta con sensores que dan aviso en caso de aproximación enemiga.

-¿Qué otras líneas de trabajo poseen que puedan ser utilizadas por las Fuerzas Armadas?
-Realizamos un generador solar portátil, cuyos paneles se pliegan. Lo pensamos para ser utilizado en los centros de evacuados, pero al Ejército también le sirve, ya que podría trasladarlo y desplegarlo en zonas de combate fácilmente. También desarrollamos un cinturón que cuenta con una brújula que traduce el norte magnético a unos sensores que vibran. Asociado con los mapas mentales, el soldado puede estar orientado de manera permanente. Es algo importante considerando que, como consecuencia de un ataque, el efectivo puede sentirse desorientado.
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-¿De qué se tratan las iniciativas que apuntan a brindar un perfil profesional de los efectivos?
-Desarrollamos un sensor, un lápiz, con el que la persona dibuja una estrella y esta se ve reflejada en un espejo. Al no poder visualizar los movimientos directos, porque se trabaja en base al reflejo, eso genera una interferencia proactiva. Esto está vinculado a una tabla que permite visualizar las curvas de aprendizaje y le permitiría al Ejército predecir quiénes van a llegar ser buenos tiradores o conductores, porque mide la capacidad de aprendizaje en aquello vinculado a las habilidades visuales y aeroespaciales.