La relación entre Estados Unidos y Qatar no solo se basa en intereses compartidos y cooperación económica y política, sino también en un vínculo cercano entre sus Fuerzas Armadas. Tras los recientes ataques de Israel en Doha, la administración de Donald Trump reforzó su compromiso con la seguridad e integridad territorial de Qatar frente a cualquier agresión externa.
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En este marco, mediante una orden ejecutiva, el presidente estadounidense estableció que “cualquier ataque contra el territorio, la soberanía o la infraestructura de Qatar se considerará una amenaza directa a la paz y seguridad de Estados Unidos”. Con ello, se activa un principio de defensa mutua similar al de alianzas como la de Pakistán y Arabia Saudita.
Estados Unidos y Qatar: una alianza que se consolida con la defensa mutua
El acuerdo anunciado por la Casa Blanca no se limita a reforzar la cooperación militar ya existente. Lo novedoso es que, por primera vez, Estados Unidos asume públicamente que un ataque contra Qatar será considerado un ataque contra su propia seguridad nacional.
En la práctica, este refuerzo del vínculo militar emplea el principio de defensa mutua o colectiva, fundamental en organismos como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Asimismo, puede entenderse como una nueva iniciativa estadounidense para desalentar las alianzas bilaterales en Medio Oriente, como el reciente pacto entre Pakistán y Arabia Saudita.

En concreto, la orden ejecutiva establece que cualquier agresión contra la soberanía, el territorio o la infraestructura estratégica qatarí será respondida de manera conjunta. De esta manera, se habilita el apoyo militar directo u otras medidas diplomáticas, legales y económicas como respuesta inmediata.
Este compromiso va más allá de los acuerdos previos de cooperación. Con este decreto, el rol de Estados Unidos se amplía, y ya no se limita solo a la presencia de tropas estadounidenses en la base aérea de Al Udeid o a la coordinación en operaciones contra el terrorismo.
Así, la administración de Donald Trump busca enviar un mensaje claro a la región, que Qatar no quedará aislado frente a ataques externos y que ahora cuenta con el respaldo militar de la principal potencia mundial. Para Doha, la medida representa una garantía de supervivencia en un contexto de creciente inestabilidad en Medio Oriente y de tensiones abiertas con Israel.
Qatar: del ataque israelí a la protección de Estados Unidos
El 9 de septiembre, un bombardeo israelí alcanzó un complejo residencial en el barrio de Leqtaifiya, en Doha, donde se encontraban reunidos líderes de Hamas, en medio de negociaciones para un alto al fuego.

El ataque dejó serios daños en la infraestructura y provocó la muerte de seis personas, entre ellas un miembro de las fuerzas de seguridad qatarí, además de varios heridos.
Aunque Israel justificó la operación como un intento de eliminar a dirigentes de Hamas, en Doha lo más grave fue la pérdida de vidas qataríes en su propio territorio. Para el gobierno, el hecho constituyó una violación directa a su soberanía y un ataque inaceptable contra su seguridad nacional.
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Durante su encuentro con Donald Trump en la Casa Blanca, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ofreció disculpas oficiales y calificó el episodio como un “error de inteligencia”. Además, prometió que tal acontecimiento no se volvería a repetir, y enfatizó su postura para alcanzar la paz en Gaza, algo con lo que el primer ministro qatarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, concuerda.