La popularidad de las nuevas herramientas de IA crece muy rápido, al mismo ritmo que la disputa entre sus principales creadores.
Open AI comenzó liderando las apuestas del mercado de las herramientas de la Inteligencia Artificial (IA) y ahora más jugadores se sumaron a la carrera tecnológica.
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Desde su creación en 2015, muchos elementos cambiaron: desde sus dueños hasta su producto inicial. Con el aumento en popularidad y su crecimiento descontrolado, se iniciaron peleas y modificaciones que dan mucho que pensar.
Los comienzos de Open AI en la Inteligencia Artificial
La empresa tuvo sus inicios bajo las alas de Elon Musk, Sam Altman, Ilya Sutskever, Greg Brockman, entre otros especialistas en el tema. Su principal objetivo fue siempre la investigación y el desarrollo de la Inteligencia Artificial sin fines de lucro, en aporte a la comunidad de ciencia y tecnología.
Como primer proyecto, inventaron Universe, un software dirigido a la medición y entrenamiento de la IA en toda el área de juegos, sitios web y demás aplicaciones. Esa primera instancia dio frutos y desde entonces se propusieron complejizar las tareas del modelo de aprendizaje.

En 2019, Microsoft decide hacer una inversión de mil millones de dólares en Open AI y, a su vez, se convirtió en una empresa híbrida con dos organismos: una con fines de lucro y otra sin.
Desde entonces, hicieron el gran lanzamiento del bot de lenguaje, Chat GPT, que puede responder a tareas muy diferentes y variadas en complejidad. Además, inventaron DALL-E, un generador de imágenes a partir de órdenes generadas por el usuario.
Elon Musk como un jugador solitario en el mercado de las IAs
Musk se desvinculó del consejo de Open AI en 2018 y en reiteradas ocasiones quiso abogar por el uso responsable de la Inteligencia Artificial. A tal punto, que escribió, junto con otros colegas, una carta abierta para pedir una pausa de investigación en el área de la IA por seis meses.
Desde entonces, también pidió abiertamente que exista una regulación activa de parte de los gobiernos y que su uso sea plenamente para beneficio de la humanidad. En el último tiempo, el CEO de Tesla enfrentó en reiteradas ocasiones a Open AI y a Sam Altman. Según él, desde la incorporación de Microsoft, su objetivo pasa por lo comercial y no por el servicio a la comunidad científica.

De hecho, denunció a la empresa por incumplir su verdadero propósito y resalta cómo los intereses de GPT-4, su modelo más avanzado, no se condicen con los principios de Open AI.
Sin embargo, hay muchas sospechas de que Musk simplemente genera todos estos disturbios para crear su propia herramienta y sumarla a su colección de empresas tecnológicas.
Google incómodo: ¿falta de innovación o de conocimiento?
Otro de los contendientes en esta disputa es Google: se quiso sumar a la competencia y desde la salida de Chat GPT, crearon distintos bots. Empezó con Bard y evolucionó a Gemini, un modelo mucho más avanzado que permite interactuar en lenguaje “natural”.

Sin embargo, en los últimos días presentó problemas con sus generadores de imágenes por un sesgo en su algoritmo. Si bien en el pasado se presentaron modelos con perspectivas más bien racistas, mostrando a personas de etnia blanca de manera positiva y con etnia negra de manera negativa, en este caso pasa lo contrario. En varias imágenes, mostró soldados nazis asiáticos o próceres estadounidenses afroamericanos, lo cual desdibuja la historia de manera alevosa y simplemente es incorrecto.
Por esta situación, la empresa perdió más de noventa mil millones de dólares en un día. Si bien todavía tiene mucho por ajustar en sus bots, Google podría ser un competidor más fuerte al ya tener de base la Inteligencia Artificial aplicada a la geolocalización, los anuncios, las búsquedas, entre otras.
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