El reciente hallazgo de un diminuto diente fósil en la Patagonia volvió a colocar a la paleontología sudamericana en el centro de la atención internacional. El fragmento, de apenas unos milímetros, fue identificado por un equipo del CONICET como perteneciente a un mamífero del grupo de los multituberculados, un linaje muy antiguo que coexistió con los dinosaurios durante el Mesozoico.
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Hallazgo histórico en Argentina del CONICET
Hasta ahora, su presencia en Sudamérica había sido motivo de debate: existían restos aislados y atribuciones dudosas, pero ninguna evidencia clara. Este nuevo fósil, recuperado en sedimentos de Chubut, permitió describir a Notopolytheles joelis, una especie que confirma de manera definitiva que estos mamíferos también habitaban el extremo sur del supercontinente Gondwana.
La importancia del descubrimiento radica en que reescribe nuestra comprensión de la distribución geográfica de los mamíferos tempranos. Durante décadas se creyó que los multituberculados estaban restringidos al hemisferio norte, en regiones como América del Norte, Europa y Asia. La aparición de un diente perfectamente diagnosticable en Patagonia demuestra que el hemisferio sur también albergaba linajes sofisticados de mamíferos que lograron diversificarse mientras los dinosaurios dominaban el planeta.

Este fósil, aunque minúsculo, funciona como una pieza faltante que obliga a revisar cómo evolucionaron los mamíferos durante la Era Mesozoica y qué tipo de ecosistemas existían en Sudamérica hace más de 70 millones de años.
La conexión con el descubrimiento en la Amazonía
En paralelo, la ciencia avanza en otra región clave: la Amazonía. En los últimos años se han identificado los primeros fósiles de dinosaurios en zonas de la selva peruana, un hito que amplía enormemente el mapa paleontológico del continente. Además, estudios recientes sugieren que los orígenes de los dinosaurios podrían rastrearse en ambientes tropicales como los que caracterizaban al antiguo Amazonas dentro de Gondwana.
Es decir, mientras en la Patagonia se confirma la presencia de mamíferos altamente especializados, en la Amazonía emergen evidencias de dinosaurios tempranos que podrían haber tenido un rol central en la historia evolutiva de este grupo. Lo interesante es que ambos descubrimientos dialogan entre sí: muestran que Sudamérica albergó una diversidad biológica mucho más compleja de lo que se pensaba.
La coexistencia de dinosaurios y mamíferos no se limitaba a unos pocos nichos dispersos, sino que abarcaba ambientes variados que iban desde zonas templadas en el sur hasta regiones tropicales en el norte.

El impacto científico es profundo. La Patagonia y la Amazonía, regiones que durante décadas aparecían en los mapas paleontológicos como espacios complementarios, ahora parecen partes de un mismo entramado evolutivo. Saber que un mamífero como Notopolytheles joelis habitó el sur al mismo tiempo que dinosaurios se desplazaban por lo que hoy es la selva amazónica, permite reconstruir con mayor precisión las conexiones biogeográficas de Gondwana.
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También abre nuevas hipótesis sobre cómo circuló la fauna entre distintas regiones del supercontinente y cómo se diversificaron estos linajes antes de la gran extinción del Cretácico. Este tipo de hallazgos, aparentemente aislados, termina por modificar grandes narrativas evolutivas y refuerza la importancia de seguir explorando territorios poco estudiados. Cada fragmento, incluso un diente diminuto, puede alterar lo que creíamos saber sobre los orígenes de la vida en Sudamérica.




