La revolución de la inteligencia artificial (IA) no solo transforma industrias enteras, también está generando un desafío inesperado: su enorme consumo eléctrico. Modelos como los de OpenAI, que requieren infraestructuras de cómputo masivas, dispararon la demanda energética de los centros de datos a niveles nunca antes vistos.
En este contexto, Google decidió dar un paso inédito: recurrir a la energía nuclear como solución a la creciente presión sobre la red eléctrica.
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Inteligencia artificial: la estrategia de Google para cubrir la demanda energética
La compañía tecnológica anunció que su nueva central Hermes 2, ubicada en Tennessee, aportará 50 megavatios (MW) de energía nuclear a la Autoridad del Valle de Tennessee (TVA). Esta electricidad se destinará directamente a sus centros de datos en Montgomery (Tennessee) y Jackson (Alabama), instalaciones críticas para el entrenamiento y despliegue de sus modelos de IA.

Se trata del primer acuerdo en Estados Unidos en el que una empresa de servicios públicos comprará electricidad de un reactor nuclear de cuarta generación (GEN IV) y, al mismo tiempo, Google se asegurará de que sus operaciones en la región estén respaldadas por energía no fósil.
El proyecto es fruto de un convenio con Kairos Power, startup especializada en reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés). Estos reactores son más compactos y flexibles que las centrales tradicionales: generan entre 50 y 300 MW, requieren menos recargas de combustible (cada 3 a 7 años) y prometen costos de instalación más bajos.
Para Google, representan una alternativa clave frente a los pronósticos que anticipan que la IA podría absorber hasta el 19% del consumo eléctrico mundial en 2028, según Goldman Sachs.
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Las ventajas y polémicas de esta propuesta
La iniciativa no surge de manera aislada. Desde octubre de 2024, Google ya había comprometido una alianza con Kairos para asegurar hasta 500 MW de energía nuclear a través de varios reactores SMR, que entrarían en operación hacia 2030. Hermes 2 es, por lo tanto, un primer paso experimental que permitirá validar esta estrategia.
El interés de Google coincide con un movimiento más amplio en el sector tecnológico. Amazon adquirió en 2024 un centro de datos alimentado por un reactor nuclear de Talen Energy, mientras que Microsoft firmó un acuerdo para reactivar una unidad de la central de Three Mile Island, en Pensilvania. La carrera por asegurar energía confiable y limpia se convirtió en un asunto estratégico, no solo por el costo económico, sino también por la presión regulatoria y ambiental que enfrentan estas compañías.

Los críticos, sin embargo, recuerdan que la energía nuclear, incluso en su versión modular, no está exenta de problemas. Los residuos radiactivos, los riesgos en la construcción y la ausencia de licencias regulatorias definitivas en Estados Unidos generan dudas sobre su viabilidad a gran escala.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) destacó el potencial de los SMR para la transición energética, pero admite que aún falta experiencia operativa para confirmar su seguridad y rentabilidad.