OpenAI firmó un acuerdo histórico con el Departamento de Defensa de Estados Unidos, marcando un giro clave en la relación entre la inteligencia artificial civil, como ChatGPT, y el aparato militar estadounidense. El contrato, que podría alcanzar un valor de hasta 200 millones de dólares y se extendería hasta julio de 2026, representa el primer gran compromiso formal de la empresa fundada por Sam Altman con el Pentágono.
Esta iniciativa se enmarca dentro del programa piloto llamado “OpenAI for Government”, orientado al desarrollo de aplicaciones de IA tanto en operaciones militares como en la gestión interna del Departamento de Defensa.
- Te puede interesar: OpenAI planea incursionar en el mundo de las redes sociales: rumores y alertas por la privacidad
Las funciones que cumplirá la empresa de ChatGPT
El objetivo principal del acuerdo no es el desarrollo de armas autónomas, algo que la empresa creadora de ChatGPT sigue prohibiendo explícitamente en sus políticas de uso, sino el despliegue de soluciones basadas en inteligencia artificial que puedan mejorar la eficiencia, la seguridad y la capacidad operativa de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

La empresa busca trabajar bajo estrictos controles éticos y con humanos en el centro de las decisiones críticas, en línea con su compromiso de evitar usos dañinos de sus modelos.
Entre las funciones específicas que la IA podría asumir se destacan tres grandes áreas. En primer lugar, en el campo operativo, los sistemas de IA estarán orientados a asistir en tareas como el análisis en tiempo real de información proveniente de múltiples fuentes, como satélites, drones y sensores de campo. Esto permitiría una toma de decisiones más rápida y precisa durante misiones complejas, pero siempre con la supervisión humana.
Cómo trabajará OpenAI en la detección de amenazas a la seguridad de EE. UU.
También se prevé su uso en sistemas de detección de amenazas, mapeo de zonas de conflicto y apoyo en defensa contra drones, especialmente a través de alianzas ya existentes, como la que OpenAI mantiene con la empresa Anduril.
Aunque no se use la interfaz de ChatGPT directamente, el sistema de procesamiento de lenguaje natural que lo hace posible (GPT-4 u otros modelos derivados) puede alimentar otras aplicaciones más sofisticadas y ajustarse a contextos militares.

En segundo lugar, la inteligencia artificial jugará un rol clave en la ciberdefensa. Los modelos podrían detectar vulnerabilidades en los sistemas del Pentágono, anticiparse a ataques cibernéticos y reaccionar ante anomalías en tiempo real. En un escenario donde las amenazas digitales son cada vez más sofisticadas y constantes, la velocidad y precisión que aporta la IA se vuelve crucial.
Por último, otro componente del acuerdo incluye la transformación digital de la gestión interna del Departamento de Defensa. Allí, la IA de ChatGPT podría aplicarse para automatizar procesos burocráticos, agilizar adquisiciones y contrataciones, y también mejorar servicios críticos como la atención en salud para miembros de las fuerzas armadas y sus familias. Esta dimensión no solo busca eficiencia, sino también liberar recursos humanos para tareas más estratégicas.
Por qué ahora OpenAI incursiona en el área de la defensa
Este acercamiento entre OpenAI y el Pentágono también responde a un cambio profundo en la política interna de la empresa. Hasta enero de 2024, OpenAI prohibía cualquier uso militar de sus modelos, sin excepciones. Sin embargo, esa cláusula fue modificada, permitiendo ahora aplicaciones en defensa, siempre que no se trate del desarrollo de armas ni de actividades diseñadas para dañar directamente a personas. La línea roja sigue siendo el uso letal autónomo, algo que la empresa de Sam Altman no contempla habilitar.

La firma de este acuerdo también se da en un contexto de creciente competencia entre empresas tecnológicas por convertirse en socios estratégicos del gobierno estadounidense. OpenAI se suma así a un grupo donde ya participan actores como Google, Meta, Anthropic y Palantir. A su vez, mantiene vínculos con empresas clave como Microsoft, que si bien es su principal inversor, ha aceptado este giro estratégico hacia el sector defensa.
En paralelo, OpenAI fue incorporado en el programa CHESS del Pentágono, que permite una vía rápida para adquirir tecnología avanzada mediante proveedores autorizados, como Carahsoft.
La decisión de OpenAI de comprometerse con la defensa estadounidense no está exenta de debate. Por un lado, se reconoce que el uso de IA puede fortalecer la seguridad y acelerar la modernización tecnológica del aparato estatal. Por el otro, persisten preocupaciones éticas sobre el uso de herramientas tan poderosas en contextos de conflicto armado, incluso cuando se excluye el desarrollo de armas autónomas.