Una empresa que nunca fabricó aviones desarrollará el más grande del mundo. WindRunner es un ambicioso proyecto que promete revolucionar el transporte de componentes para energías renovables. Diseñado por la startup estadounidense Radia, este colosal avión de carga no solo apunta a convertirse en el más grande del mundo, sino también en una pieza clave para acelerar la transición energética global.
Su objetivo principal es transportar las palas de turbinas eólicas de nueva generación, imposibles de trasladar por tierra o mar debido a su tamaño.
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Cómo será el avión más grande del mundo
Con una longitud de 108 metros y una envergadura de 80 metros, el WindRunner superaría incluso al mítico Antonov An-225 Mriya, que hasta su destrucción en la guerra de Ucrania ostentaba el título del avión más grande jamás construido.
El WindRunner no solo lo iguala en dimensiones, sino que lo sobrepasa en función específica: podrá cargar palas de aerogeneradores de más de 100 metros de largo, algo impensado hasta ahora.

La necesidad de un avión así surge del crecimiento imparable de la industria eólica, especialmente en los llamados “gigaproyectos” de energía renovable en regiones remotas del mundo.
Las turbinas eólicas actuales, especialmente las diseñadas para operar en zonas con bajos niveles de viento, requieren palas cada vez más largas para capturar más energía. Sin embargo, trasladar estas piezas gigantescas por rutas terrestres representa desafíos logísticos extremos, con costos altísimos, desvíos kilométricos, daños a la infraestructura y demoras.
Las ventajas que trae el Windrunner en términos de energía
El Windrunner despegaría desde pistas sin pavimentar de al menos 2 kilómetros, y aterrizaría directamente en los sitios de construcción de los parques eólicos, en zonas desérticas o llanuras alejadas.
Al eliminar la necesidad de carreteras especiales, puentes reforzados o transporte marítimo intermedio, el WindRunner reduciría costos, tiempos y emisiones asociadas al transporte logístico, permitiendo que más países puedan desplegar energías limpias a gran escala.

Además, Radia afirma que el avión usará tecnologías probadas en aviación comercial, lo que lo haría más seguro y eficiente desde el punto de vista económico. Aunque el diseño aún no ha sido volado, ya se están realizando acuerdos con fabricantes de turbinas eólicas como GE y Vestas, y se espera que el primer vuelo de prueba ocurra entre 2027 y 2028.
Si se concreta, el WindRunner habilitaría la construcción de turbinas mucho más grandes, capaces de generar más electricidad con menos unidades instaladas. Esto haría que los parques eólicos fueran más eficientes, más baratos de mantener y más rentables. En definitiva, podría acelerar drásticamente la descarbonización de la matriz energética mundial.