โUno no tiene que buscar lo que quiere, sino querer lo que estรก buscandoโ.
Christiane Dosne Pasqualini
Entrevista de Lauro Noro (DEF Nยบ 32 -Abril de 2008)
Titulamos esta editorial โTalento argentinoโ, parafraseando un conocido programa de televisiรณn, solo que este talento estรก alejado de la exhibiciรณn y de las luces. Es, por el contrario, discreto y esforzado, consumido por una pasiรณn intelectual y un sentir nacional digno de imitar y que nos llena de orgullo. Bernardo Houssay, Josรฉ Balseiro, Luis Federico Leloir, Cรฉsar Milstein y Dan Beninson de ninguna manera son casualidades, apenas algunas caras visibles de cientos de hombres y mujeres que de manera silenciosa trabajan a diario en condiciones no siempre ideales. Entre las representantes del sexo femenino, no podemos obviar los invalorables aportes en el campo de la hematologรญa de la Dra. Christiane Dosne Pasqualini, primera mujer en llegar a ocupar un puesto en la Academia Nacional de Medicina y, mรกs recientemente, la destacada labor de la bioquรญmica Ana Belรฉn Elgoyhen, cuyas investigaciones en el รกrea de la fisiologรญa auditiva le permitieron obtener el Premio LโOrรฉal-UNESCO para Mujeres en la Ciencia 2008.
En estos dรญas, hemos tenido la invalorable oportunidad de visitar Invap y el Instituto Balseiro en Bariloche. Esta ciudad de 150 mil habitantes, que respira un espรญritu turรญstico, estรก vinculada ademรกs a la investigaciรณn y al desarrollo tecnolรณgico, con la presencia de cientรญficos de todas las provincias argentinas y aun del exterior desde hace ya muchas dรฉcadas. Esta oportunidad รบnica de convivir, aunque sea por pocos dรญas, con un grupo de hombres y mujeres caracterizados por su pasiรณn en el hacer, por su idoneidad y por la capacitaciรณn permanente, junto al respeto por valores que muchos creen perdidos o pertenecientes a la generaciรณn de nuestros abuelos, nos permitiรณ reencontrarnos con la esperanza y la convicciรณn de que cuando se crean ciertas condiciones, nada es imposible.
Antes de iniciar un anรกlisis de esas condiciones particulares que vive la investigaciรณn en estos institutos, hagamos un repaso de la buena historia de la ciencia argentina:
- Mucha agua ha corrido desde que Sarmiento creรณ en 1869 la Academia Nacional de Ciencias. Otra prueba de la poca justicia que le hacemos a este prรณcer en el siglo XXI, que fue, como pocos, innovador y revolucionario en el campo de las ideas. Al iniciarse el siglo siguiente se reconocen los primeros cientรญficos integrados como grupos de investigaciรณn en las universidades pรบblicas de Buenos Aires, Cรณrdoba y La Plata. Allรญ naciรณ ese germen de futuro.
- En su libro La ciencia argentina. Un proyecto inconcluso (1930-2000), el investigador Diego Hurtado destaca la creaciรณn en 1933 de la Asociaciรณn Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC) como la primera manifestaciรณn de un grupo de cientรญficos โdedicados exclusivamente a la investigaciรณn y la enseรฑanza de las ciencias en instituciones pรบblicasโ.
- Paralelamente, en la dรฉcada del 30 un grupo de militares se interesรณ por el problema del acceso a la tecnologรญa, entre los cuales cabe mencionar a los generales Enrique Mosconi, fundador de Yacimientos Petrolรญferos Fiscales (YPF), y Manuel Savio, quien fuera director general de Fabricaciones Militares y โpadreโ de Altos Hornos Zapla, planta fundacional de la industria siderรบrgica argentina.
- Ya entrados en la dรฉcada del 40, otra instituciรณn que vale la pena destacar es el Instituto de Investigaciones Bioquรญmicas Fundaciรณn Campomar (actual โInstituto Leloirโ), inaugurado en 1947 bajo la direcciรณn de Luis Federico Leloir, discรญpulo del Premio Nobel de Medicina y Fisiologรญa. Bernardo Houssay. Por su parte, Leloir recibirรญa el Nobel de Quรญmica en 1970. Sin querer abundar en nombres, no podemos dejar de mencionar a Enrique Gaviola y Josรฉ Balseiro, pioneros de la energรญa nuclear e impulsores de la fundaciรณn del Instituto de Fรญsica de Bariloche (actual โInstituto Balseiroโ).
- Durante los aรฑos 50 se dieron otros dos grandes pasos: en 1950 se creรณ la Comisiรณn Nacional de Energรญa Atรณmica (CNEA), en 1956 fue el turno del Instituto Nacional de Tecnologรญa Agropecuario (INTA) y en 1957, del Instituto Nacional de Tecnologรญa Industrial (INTI). El nacimiento del Consejo Nacional de Investigaciones Cientรญficas y Tรฉcnicas (Conicet), en 1958, y de la Comisiรณn Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), en 1960, son otros claros ejemplos del โdespegueโ del paรญs en materia de ciencia aplicada.
- Otra de las grandes apuestas de la dรฉcada del 50 fue la industria aeronรกutica, cuyo hito principal fue la fabricaciรณn del Pulqui II, primer aviรณn caza a propulsiรณn construido en Amรฉrica latina.
- Los aรฑos 60 y 70 permitieron cosechar los frutos de esta prodigiosa siembra. La puesta en marcha de los reactores nucleares de investigaciรณn RA-1, RA-3 y RA-4, asรญ como el lanzamiento del primer vector argentino y una serie de exitosos experimentos en campo aeroespacial son una muestra de esa รฉpoca de oro.
- En enero de 1974 el reactor de la central nuclear de potencia Atucha I alcanzรณ su estado crรญtico. En 1976 se creรณ la empresa Invap para apuntalar el Plan Nuclear, aunque luego se expandiรณ tambiรฉn hacia otros sectores, en particular el aeroespacial. Finalmente, en 1983, el anuncio por parte de la CNEA del dominio de la tecnologรญa de enriquecimiento de uranio por difusiรณn gaseosa significรณ el control del ciclo completo del combustible nuclear. En 1984 entrรณ en operaciรณn la central nuclear Embalse, mientras que 1985 fue puesto en marcha en el Centro Atรณmico Constituyentes el acelerador lineal de partรญculas TANDAR.
- En las รบltimas dos dรฉcadas, un ambicioso plan de la Comisiรณn Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) permitiรณ la puesta en รณrbita entre 1996 y 2000 de los satรฉlites SAC-B, SAC-A y SAC-C y, en diciembre de 2010, del SAC-D Acquarius. Si a ello sumamos las ventas โllave en manoโ por parte de INVAP de reactores de investigaciรณn a Argelia (1989), Egipto (1992) y Australia (2006), podemos estar orgullosos de nuestros cientรญficos, quienes no perdieron la fe y supieron sortear obstรกculos presupuestarios y hacer frente a las sucesivas crisis econรณmicas que azotaron al paรญs.
Por supuesto, esta sucesiรณn de acontecimientos es meramente ilustrativa para mostrar la magnitud de los avances conseguidos por nuestra comunidad cientรญfica en los รบltimos 80 aรฑos. Luego del estallido social de diciembre de 2001 y con mucho esfuerzo, lentamente Argentina retoma el esplendor de sus mejores aรฑos. La creaciรณn del Ministerio de Ciencia, Tecnologรญa e Innovaciรณn Productiva, en 2007, conducido por el Dr. Lino Baraรฑao; del programa RAICES que ha logrado repatriar a mรกs de 800 cientรญficos argentinos; y la inauguraciรณn del Polo Cientรญfico Tecnolรณgico en las ex Bodegas Giol son sรญntomas de una recuperaciรณn que alienta a encarar el futuro con esperanza.
Bueno fue recorrer la historia y, fundamentalmente, estos รบltimos indicadores para que los argentinos, tan proclives como somos a la crรญtica y al descontento, valoremos cuรกnto se ha hecho en estos tiempos por recuperar la ciencia argentina y su capacidad aplicada a proyectos genuinos. Escribรญamos al iniciar esta columna sobre los valores y la pasiรณn de quienes integran esas organizaciones, pudimos valorar in situ la importancia de la continuidad en la conducciรณn; solo como ejemplo, Invap fue conducido en sus tres dรฉcadas de historia por tan solo por dos gerentes generales. En su sede de Bariloche se destaca, ademรกs, la ausencia de burocracia innecesaria y pudimos develar la valorizaciรณn que las personas de todos los niveles les dan a las corporaciones planas, es decir, con pocos niveles jerรกrquicos y que cuentan adicionalmente con una gran movilidad laboral en sus proyectos que les permiten a todos sentirse parte de una รบnica organizaciรณn. Hoy que muchos gremios pelean por la participaciรณn en las ganancias de sus empresas, Invap hace varios aรฑos que tiene este plan en ejecuciรณn, con un bono democrรกtico del mismo valor para todos por igual, y es bueno recordar aquรญ que en รฉpocas de vacas flacas, sus integrantes pusieron parte de su sueldo para sostener la empresa, esa empresa que muchos definen como โsu propia casaโ.
Los desarrollos realizadas con los satรฉlites por la CONAE, la exportaciรณn de equipos nucleares realizada por Invap (compitiendo con importantes paรญses del primer mundo), las investigaciones aplicadas al agro en biotecnologรญa, el desarrollo de radares propios y el avance en nanotecnologรญa son solo algunos ejemplos de esa realidad.
Es curioso destacar que desde el inicio de esas realidades la ciencia argentina siempre (o casi siempre) estuvo ligada a lo pรบblico, al esfuerzo de los impuestos de todos los argentinos. Es muy valioso, entonces, destacar el hecho de que salvo cortos perรญodos, algunos por cierto nefastos, fue el Estado el que con sus recursos financiรณ todos estos avances cientรญfico-tecnolรณgicos. Por el contrario, el empresariado nacional poco y nada ha sumado a estos esfuerzos, siempre ligado al cortoplacismo y a las conveniencias sectoriales. Mucho deben aportar aรบn, hasta por su propio beneficio, los privilegiados grupos del รกmbito privado.
Estamos en el camino, pero aรบn lejos de otras realidades mรกs auspiciosas. Repasemos algunos datos del mundo y de nuestra propia regiรณn:
– Segรบn los รบltimos datos del gasto en investigaciรณn y desarrollo difundidos por la OCDE, Israel destina el 4,5% de su PBI al sector; Suecia, el 3,7%; Finlandia, el 3,4%; Japรณn, el 3,4%; Corea, el 3,3%; Austria, 2,6%; EE.UU., el 2,8%; y Dinamarca, el 2,7%; No es casual que se trate de los paรญses mรกs desarrollados del planeta.
– En nuestro continente, el 80% de la inversiรณn total en I+D proviene de Brasil (54%) y Mรฉxico (26%). En el caso de nuestro vecino y socio del Mercosur, si bien se encuentra lejos de los casos citados en el anterior pรกrrafo, alcanzรณ en 2009 el 1,19% de su PBI, frente al 0,8% de nuestro paรญs, que todavรญa estรก lejos de los parรกmetros internacionales, si bien ha conseguido un considerable incremento en los รบltimos ocho aรฑos.
Es la hora seรฑalada para que lo pรบblico y lo privado se integren en un esfuerzo conjunto que supere los tiempos del prรณximo gobierno, de la prรณxima elecciรณn, que no son los tiempos de los cientรญficos. Necesitamos planes y trabajos a 20 aรฑos para dar frutos duraderos, rentables e innovadores, y esa es una apuesta que no debe ser interrumpida. Nuestros investigadores merecen tener un flujo de fondos muy superior al actual, pese a los ya valiosos esfuerzos que realiza el Estado nacional.
Muchas veces decimos que nuestros jรณvenes tienen pocos espejos donde mirarse. Recorrer Invap y el Instituto Balseiro nos permitiรณ ver ejemplos cara a cara, los percibimos hasta sin palabras y asรญ quisimos transmitรญrselos a ustedes, nuestros lectores, para tomar conciencia de nuestros valiosos talentos y apostar a un futuro en el que la investigaciรณn en ciencia y tecnologรญa constituya el verdadero motor del desarrollo argentino.
Colaboraciรณn: Mariano Roca