En DEF, no solo te contamos el significado de esta frase popular, sino también revelamos cuál es el origen de este refrán.
Muchas veces escuchamos decir a nuestros padres o abuelos frases de manera reiterada, pero no sabemos cómo surgieron o por qué adquirieron ese significado tan particular. Por eso, en DEF te vamos a contar el origen del refrán “A rey muerto, rey puesto“.
“A rey muerto, rey puesto”, significado y origen del dicho
Para entender este refrán, se necesita por sobre todas las cosas tener experiencia de vida, porque solo el haber vivido nos revela su significado cabal: nadie es imprescindible, en especial, en el plano laboral.
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Dicho con crudeza, el mundo seguirá girando, aunque nosotros ya no pertenezcamos a una empresa o a una relación amorosa, sencillamente, porque siempre habrá alguien dispuesto y “puesto” a ocupar nuestro lugar, aunque no seamos el rey al que alude el refrán.
“A rey muerto, rey puesto” significa, entonces, en la actualidad, que nadie es irreemplazable, pero en la política monárquica, aludía a la rapidez con la que el sucesor del rey debía ser coronado en caso de la muerte de este.

Parece ser que la frase fue pronunciada por Felipe V, el Animoso, en 1705 cuando sus vasallos intentaban protegerlo durante el asalto al Monte Montjuic, defendido por el Duque de Austria, en Barcelona. “Majestad, soldados hay miles, y rey no hay más que uno”, parece que le dijeron sus tropas; a lo que el primer Borbón español habría replicado: “Si el rey muere, otro habrá. Que a rey muerto, rey puesto”.
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Pero resulta que Felipe V pasó a la historia como “el Animoso” por los cambios de humor que lo aquejaban; en realidad, se cree que padecía un trastorno bipolar, ya que además de creerse una rana, alucinaba con que su ropa irradiaba una luz mágica, por lo cual no se la cambiaba jamás, no quería afeitarse ni cortarse las uñas de los pies, y, entonces, tampoco podía calzarse. Tenía un olor nauseabundo y solía andar desnudo por los corredores del palacio mientras cantaba desaforadamente, lo que, como es lógico, derivó en que su hijo
Luis I fuera el “rey puesto”.