El mapa del trรกfico ilรญcito de estupefacientes coloca a Amรฉrica Latina en una zona caliente del planeta. DEF reconstruye el rompecabezas de un fenรณmeno que atraviesa fronteras y pone en jaque la autoridad del Estado a lo largo del continente.
De acuerdo con el Informe Mundial de Drogas 2013, publicado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), unos 315 millones de personas de entre 15 y 64 aรฑos consumieron algรบn tipo de sustancia ilรญcita a lo largo del รบltimo aรฑo. Dentro de ese universo, el nรบmero de drogadependientes se ubicarรญa en torno a los 39 millones. Aunque la marihuana sigue siendo por lejos la droga de mayor consumo, con un pรบblico usuario de alrededor de 230 millones de personas; la preocupaciรณn central de los gobiernos latinoamericanos, de EE.UU., de Europa y de las agencias internacionales gira en torno a la cocaรญna, que cuenta con un mercado de unas 20 millones de personas.
Siempre siguiendo las cifras de la UNODC, mรกs de la tercera parte de los consumidores de cocaรญna se encuentra en EE.UU. y una cuarta parte de los usuarios se localiza en Europa. Ahora bien, la producciรณn de esta droga requiere de un insumo bรกsico, la hoja de coca, cuyos cultivos se concentran en los paรญses andinos, mรกs precisamente en Bolivia, Perรบ y Colombia, donde tambiรฉn se encuentran los laboratorios para la elaboraciรณn de la droga. Existen, segรบn el informe, โindicios de que mientras el mercado de EE.UU. seguรญa proveyรฉndose casi exclusivamente de cocaรญna producida en Colombia, en los mercados europeos se produjo un desplazamiento a partir de 2006 que compensรณ, al menos parcialmente, la escasez de cocaรญna producida en Colombia con cocaรญna fabricada en Bolivia y en Perรบโ. La UNODC seรฑala, asimismo, que estos dos รบltimos paรญses han pasado a ser โimportantes fuentes de cocaรญna para los mercados ilรญcitos de Brasil y los paรญses del Cono Surโ, aunque โuna parte de la droga transportada a Brasil posteriormente se envรญa de contrabando a รfrica (sobre todo al รfrica occidental y meridional) para luego ser encaminada a Europa, su destino finalโ.
Consultado por DEF, el abogado peruano Ricardo Soberรณn, ex presidente ejecutivo de la Comisiรณn Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y actual director del Centro de Investigaciรณn Drogas y Derechos Humanos (CIDDH), sostiene que โel narcotrรกfico alrededor de la cocaรญna evoluciona permanentemente en el territorio de Amรฉrica del Sur, respondiendo a los intentos por contenerlo por parte de la UNODC, de EE.UU., la Uniรณn Europea y los nuevos actores de integraciรณn sudamericanosโ. En cuanto a los cultivos de coca, asegura que โรฉstos continรบan dispersรกndose y fragmentรกndose, corriendo su extensiรณn hacia la Hoya Amazรณnica (donde comparten lรญmites Colombia, Perรบ y Bolivia) y hacia las zonas de frontera con el Brasilโ. Pone como ejemplo el rol que han asumido los paรญses centroamericanos como โespacio de trรกnsito de la drogaโ y la importancia del Cono Sur como โnuevo corredor geogrรกfico y econรณmico de la PBC (pasta base de cocaรญna) desde el VRAE (Valle de los Rรญos Apurรญmac y Ene, en la selva central del Perรบ) hacia las ciudades brasileรฑasโ.
LAS CLAVES DEL NEGOCIO NARCO
โLa droga per se no deberรญa ser rentableโ, afirma, en diรกlogo con DEF, el experto colombiano Ricardo Rocha Garcรญa, economista de la Universidad del Rosario de Bogotรก y autor de numerosas investigaciones acerca del fenรณmeno del narcotrรกfico en su paรญs. Este especialista explica que se trata โun negocio sumamente simple, de muy baja tecnologรญa, cuyos insumos son bรกsicamente dos, la violencia y la corrupciรณnโ. โEl misterio consiste en sacar a los competidores del mercado y apropiarse de las rutasโ, aรฑade este investigador, quien explica que los narcos buscan establecer โsantuariosโ para su operaciรณn y utilidades. En su libro Las nuevas dimensiones del narcotrรกfico en Colombia, este autor puntualiza que โdurante las รบltimas dos dรฉcadas, la oferta y la demanda de cocaรญna (medida como el consumo mรกs los decomisos) se han movido estrechamente, con una tendencia creciente que ha permitido doblar el volumen del mercado, a expensas de reducir su valorโ.
En un trabajo publicado en julio de 2010, el economista Daniel Mejรญa y el estudiante Daniel Rico, ambos de de la Universidad de los Andes, analizan la โmicroeconomรญaโ de la producciรณn y el trรกfico de cocaรญna en Colombia y describen los sistemas utilizados por la guerrilla de las FARC y otros grupos ilegales. โBajo un primer esquema โexplicanโ estos grupos venden la cocaรญna en la puerta de laboratorio a los narcotraficantes, que se encargan de recoger el producto en aeronaves o embarcaciones fluviales en las selvas de Colombia para transportarla fuera del paรญsโ. Una opciรณn alternativa, utilizada mรกs recientemente, implica una โalianza estratรฉgica de riesgo compartidoโ. En cuanto a la logรญstica y los tiempos de transporte, los autores apuntan que โmientras que por la ruta hacia Norteamรฉrica un cargamento puede tardar unas pocas semanas en llegar a su destino final (ocho semanas aproximadamente), la ruta por Europa toma mucho mรกs tiempo (seis meses aproximadamente). Con esto, a pesar de que el precio de venta en Europa es mucho mayor, los costos son mucho mรกs altos y el envรญo tarda mรกs tiempoโ.
Por su parte, el ex presidente de la Comisiรณn Antimafia del Parlamento italiano, Francesco Forgione, menciona en su libro Mafia export el volumen de la riqueza producido por el โciclo de la cocaโ a nivel global: โAl comprarla a los productores colombianos o bolivianos, un kilo de coca cuesta, como media, entre 1200 y 1500 euros. Cuando se vende al por mayor, el precio de la misma cantidad se dispara a los 40.000 euros. Aplicando el cรกlculo a los datos proporcionados por la ONU para el aรฑo 2008, las 994 toneladas producidas en Sudamรฉrica deben multiplicarse por cuatro o por cuatro y medio โel factor correspondiente al paso de la cocaรญna pura a la cortadaโ; si utilizamos la segunda de las proporciones obtenemos una cifra de 4.473 toneladas introducidas en el mercado mundial. Si luego se considera que en la venta al por menor la cocaรญna se vende a una media de 70 euros el gramo, la ganancia serรก al final de cerca de 313.110 millones de euros. Si tenemos en cuenta el paso del productor al mayorista, y luego el trapicheo al por menor, y aรฑadimos algunos costos fijos de intermediaciรณn, podemos estimar que, en un aรฑo, sรณlo el mercado de la cocaรญna produce un volumen de negocio equivalente a 354.661 millones de euros, o 465.989 millones de dรณlares estadounidensesโ.
De todos modos, el Informe Mundial de Drogas precisa que las ganancias derivadas del trรกfico de cocaรญna disminuyeron notablemente en los รบltimos aรฑos. โEn valores constantes del dรณlar de EE.UU. en 2009, las ventas mundiales de cocaรญna se redujeron en casi la mitad entre 1995 y 2009, de 165.000 millones de dรณlares a 85.000 millones (margen de variaciรณn: 75.000 a 100.000 millones de dรณlares)โ. En cuanto a su incidencia en el volumen de ingresos generado por el crimen organizado, segรบn la UNODC, en 2009 las drogas representaron aproximadamente una quinta parte del producto del delito a nivel mundial.
LA REGIรN ANDINA, EN EL OJO DEL HURACรN
Segรบn el รบltimo monitoreo de la UNODC, la superficie cultivada de hoja de coca en los paรญses andinos asciende a 133.700 hectรกreas, de las cuales 60.400 a Perรบ, 48.000 a Colombia y 25.300 a Bolivia. Cabe destacar que en los รบltimos trece aรฑos Colombia logrรณ reducir en un 70% el nรบmero de hectรกreas cultivadas, al pasar de 160.000 en 1999 a las actuales 48.000. Mientras tanto, en el mismo perรญodo, Perรบ vio aumentar su propia superficie cultivada en un 35,9%, al pasar de 38.700 hectรกreas a las actuales 60.400; en tanto que los cultivos de coca en Bolivia se incrementaron en un 16,05%, al pasar de 21.800 a 25.300 hectรกreas. Existen divergencias entre las cifras de la UNODC y del Departamento de Estado de EE.UU. en lo que se refiere a la producciรณn potencial de cocaรญna de Colombia, que segรบn el organismo de la ONU asciende a 345 toneladas mรฉtricas, mientras que para EE.UU. se limita a 175 toneladas mรฉtricas. Mientras tanto, para EE.UU. Perรบ serรญa el mayor productor de cocaรญna pura, con 290 toneladas mรฉtricas. Bolivia, por su parte, contarรญa una producciรณn potencial de 155 toneladas mรฉtricas.
Citando datos de diferentes informes de la UNODC, Ricardo Rocha Garcรญa recuerda que hacia mediados del siglo pasado Bolivia y Perรบ eran los รบnicos grandes cultivadores de hoja de coca. โLa creciente demanda de cocaรญna en EE.UU. y Europa durante los aรฑos setenta fue atendida a travรฉs de un puente aรฉreo con los cultivos de coca de Perรบ y Bolivia, que tenรญa como centro de consolidaciรณn de carga a Colombia, donde se propiciรณ la maquila de la base de coca para apropiarse del valor agregado de la extracciรณn del alcaloide e incursionar en el mercado mayoristaโ, recuerda este investigador, quien aรฑade que โdurante la dรฉcada de los ochenta las mafias colombianas llegaron a controlar mรกs de la mitad del abastecimiento del mercadoโ. Fue la รฉpoca de oro de los Carteles de la droga y del poder casi omnรญmodo de Pablo Escobar Gaviria (Cartel de Medellรญn) y de los hermanos Gilberto y Miguel Rodrรญguez Orejuela (Cartel de Cali).
Este panorama sufriรณ importantes modificaciones durante la primera mitad de los noventa, cuando las polรญticas implementadas contra el narcotrรกfico cambiaron la โgeografรญa de la distribuciรณn y la inserciรณn de los paรญses involucradosโ. โLas rutas de exportaciรณn de los aรฑos ochenta a travรฉs del Caribe y el Golfo de Mรฉxico, con predominio de los Carteles colombianos, fueron desmanteladas a mediados de la siguiente dรฉcadaโ, puntualiza Rocha. La desarticulaciรณn de los Carteles por parte del Estado colombiano y la polรญtica de interdicciรณn aรฉrea determinaron, entonces, โel retorno de la operaciรณn mayorista de la comercializaciรณn de cocaรญna a sus tenedores naturales, las mafias mexicanas, que reasumieron ese papel protagรณnicoโ. โActualmente la cocaรญna se despacha por mar hacia Centroamรฉrica y Mรฉxico, donde hace trรกnsito terrestre hacia Norteamรฉricaโ, concluye este analista, quien no deja de advertir que el mercado europeo ha ganado importancia en los รบltimos aรฑos โmediante la proliferaciรณn de rutas a travรฉs de todo el hemisferio, con escala en la Penรญnsula Ibรฉrica, Holanda, รfrica Occidental y los Balcanesโ.
A partir de la segunda mitad de la dรฉcada del noventa, el despliegue por parte de Perรบ y Bolivia de programas de interdicciรณn aรฉrea y de erradicaciรณn de cultivos quebraron el puente aรฉreo y la provisiรณn del insumo clave โla hoja de cocaโ a Colombia. Asรญ fue como se iniciรณ la expansiรณn de los cultivos en Colombia, a contramano de las condiciones ambientales, pues โcomo aclara Rochaโ las variedades desarrolladas en suelo colombiano daban productividades inferiores a las de Bolivia y Perรบ, lo cual obligรณ a buscar una mayor expansiรณn del รกrea cultivada y a introducir mejoras tecnolรณgicas para optimizar su rendimiento. La desapariciรณn de los grandes Carteles colombianos abriรณ una nueva fase en esta historia y representรณ, a juicio de Ricardo Rocha, โuna disminuciรณn significativa en la apropiaciรณn de valorโ por parte de las organizaciones de narcotraficantes de ese paรญs, que โha quedado confinado al eslabรณn productivo, como proveedor de los operadores extranjeros del mercado mayoristaโ.
En ese nuevo escenario, analiza el propio Rocha en su trabajo Antecedentes y perspectivas del narcotrรกfico en Colombia, โlas guerrillas y los grupos paramilitares encontraron una fuente de financiaciรณn en los impuestos a los cultivos y a la exportaciรณn, lo que les permitiรณ una mayor acciรณn militar entre ellos y contra el Estado, lo cual explica la escalada del conflicto interno y los magros resultados de las polรญticas de control de cultivosโ. Fue en ese preciso momento, hacia fines de 1999, que dio inicio el denominado โPlan Colombiaโ, una estrategia exitosa en cuanto a la erradicaciรณn de cultivos pero que no pudo avanzar en mejoras sociales ni en transformaciones para la poblaciรณn afectada por estas actividades. โEsta estrategia de choque se quedรณ en medidas de garroteโ, analiza este experto, quien lamenta que โno se haya podido lograr un turning point mejorando las condiciones de vida de los habitantes de zonas rurales, que no son รบnicamente vรญctimas de la pobreza, sino que se encuentran en una situaciรณn de fragilidad frente a los grupos criminales armadosโ. Estos รบltimos ya no son los viejos y temidos Carteles, sino nuevas bandas criminales, conocidas en Colombia como โBacrimโ, que cuentan con โun esquema de operaciรณn urbano que aprovecha la informalidad y marginalidadโ.
EL CONO SUR: DE ZONA DE TRรNSITO A CRECIENTE MERCADO DE CONSUMO
ยฟQuรฉ ocurre, mientras tanto, en nuestro paรญs? Consultamos a Adriana Rossi, especialista en narcotrรกfico e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). โArgentina siempre ha sido una ruta secundaria del narcotrรกfico โseรฑalaโ. En los รบltimos tiempos se han producido modificaciones en la estructura misma de las organizaciones y en lo que se refiere al control de determinadas rutas, lo que ha llevado a las organizaciones responsables del trรกfico de drogas a buscar rutas mรกs segurasโ, agrega. Entre esas nuevas rutas, destaca una que va desde las zonas productoras de coca de Colombia, Perรบ y Bolivia hasta Paraguay y desde allรญ, a Brasil, Argentina y Uruguay. Desde el Cono Sur, parte de la droga se embarcarรญa directamente hacia Europa y otra parte tomarรญa una nueva vรญa de trรกnsito hacia รfrica Central, desde donde se desviarรญa hacia los mercados consumidores en Europa y Asia.
Al preguntarle respecto del rol que desempeรฑa Argentina en este nuevo mapa de la droga, Rossi recuerda que, al margen de ser una ruta de trรกnsito, desde hace ya muchรญsimos aรฑos somos un โmercado de consumoโ. Aclara, de todos modos, que โla violencia que se estรก desarrollando en este momento en la Argentina no estรก determinada por la presencia de los narcos colombianos y mexicanos. Se trata, mรกs bien, de una violencia entre bandas por el dominio del territorioโ. Esta experta se encarga de dejar muy en claro que no podemos convertirnos ni en Colombia ni en Mรฉxico: โNo somos Colombia porque no tenemos cultivos y no existen en el paรญs fenรณmenos como la guerrilla y el paramilitarismo; es decir, no tenemos una trama de confrontaciรณn ni un conflicto interno que pueda ser aprovechado por los narcotraficantes para expandirse. Tampoco somos Mรฉxico porque no tenemos una frontera comรบn con EE.UUโ.
Es innegable, sin embargo, que el mercado de consumo local ha ido creciendo y que logra abastecerse gracias a la producciรณn de โcocinas artesanalesโ, ubicadas en los alrededores de la Capital Federal y en las zonas de frontera, donde โaclara Adriana Rossiโ โes mucho mรกs fรกcil importar la pasta base que la cocaรญnaโ. โLa situaciรณn de la Argentina โsintetizaโ podrรญa asemejarse, en todo caso, con lo que sucede en Brasil, con las bandas de narcotraficantes que compiten entre ellas por el dominio de las bocas de expendio instaladas en las favelas de Rรญo de Janeiro y San Pabloโ. Los ejemplos tรญpicos, aunque la dimensiรณn del fenรณmeno no tenga hasta el momento punto de comparaciรณn con nuestro paรญs, son el histรณrico Comando Vermelho, activo en Rรญo de Janeiro, y el Primeiro Comando da Capital, presente en San Pablo, ambos surgidos de las cรกrceles y convertidos en verdaderas confraternidades dedicadas al delito.
POLรTICAS ANTINARCรTICOS: ยฟHACIA UN CAMBIO DE PARADIGMA?
Luego de dรฉcadas de combate al narcotrรกfico centrado casi exclusivamente en la vรญa militar, comienza lentamente a abrirse en la regiรณn un debate sobre la necesidad de un cambio de rumbo para enfrentar este flagelo. En febrero de 2009, la Comisiรณn Latinoamericana sobre Drogas y Democracia โpresidida por los ex mandatarios Cรฉsar Gaviria, Ernesto Zedillo y Fernando Henrique Cardosoโ dio a conocer un documento en el que se planteaba un nuevo paradigma: โTratar el consumo de droga como un tema de salud pรบblica y promover la reducciรณn de su uso para focalizar la acciรณn represiva en sus puntos crรญticos: la disminuciรณn de la producciรณn y el desmantelamiento de las redes de traficantesโ. Los ejes principales de la propuesta eran cinco: por un lado, transformar a los adictos en pacientes del sistema de salud; en segundo lugar, evaluar la conveniencia de descriminalizar la tenencia de marihuana para consumo personal; como tercer punto, reducir el consumo de drogas a travรฉs de campaรฑas innovadoras de informaciรณn y prevenciรณn; como cuarta medida, focalizar las estrategias represivas en la lucha contra el crimen organizado; y, finalmente, reorientar las estrategias de represiรณn del cultivo de plantas como la coca, atendiendo la tradiciรณn ancestral de su uso y promoviendo medidas para que la producciรณn se ajuste estrictamente a ese tipo de consumo.
Este cambio de enfoque, paradรณjicamente, es defendido incluso por mandatarios ubicados ideolรณgicamente en el campo conservador, como el presidente guatemalteco Otto Pรฉrez Molina y el colombiano Juan Manuel Santos. โPrecisamente debido a los fracasos ocurridos en cada uno de estos paรญses, estos gobiernos solicitan a la comunidad internacional asumir que hemos fracasado en el control de este mercado ilรญcitoโ, apunta, desde Perรบ, Ricardo Soberรณn, quien considera que este cambio de actitud trae consigo โun viento fresco que ha removido las vetustas estructuras de un rรฉgimen incoherente, simbรณlico, basado en el control punitivoโ. No deja de lamentar que los gobiernos โsupuestamente progresistasโ no hayan asumido ese mismo compromiso en el sentido de replantear las polรญticas antinarcรณticos en la regiรณn. โLa presiรณn externa es muy fuerte y el rol que juegan la ONU y EE.UU. todavรญa pesa en el plano hemisfรฉricoโ, explica este experto, quien espera cambios a nivel local y nacional pero no se hace grandes ilusiones con un nuevo paradigma en la lucha contra las drogas a nivel continental.
Quien tambiรฉn ha planteado pรบblicamente su propuesta de una โnueva hoja de rutaโ en el combate a las drogas es el economista colombiano Francisco Thoumi, gran conocedor del tema y actual miembro de la Junta Internacional de Fiscalizaciรณn de Estupefacientes (JIFA). En una carta abierta al presidente de su paรญs, publicada en noviembre de 2011, le reconociรณ a Juan Manuel Santos โsu valentรญa al expresar la necesidad de reprensar las polรญticas contra las drogasโ y lo alentรณ a negociar cambios sustantivos al rรฉgimen vigente en la materia dentro de Naciones Unidas y no bilateralmente con EE.UU. โSi se acepta que el problema fundamental es de gobernabilidad, las polรญticas represivas deben concentrarse en atacar la criminalidad, es decir, las redes del narcotrรกfico, en lugar de atacar el eslabรณn mรกs dรฉbil polรญticamente, los campesinos cocalerosโ, manifestรณ Thoumi en su misiva al primer mandatario, al tiempo que vaticinรณ que los mercados de drogas psicoactivas โllegarรกn a ser regulados y controlados aceptando como legรญtimos algunos usos no mรฉdicos o de investigaciรณn cientรญfica, posiblemente cuando se desarrollen controles sociales o tecnologรญas que neutralicen los costos de las adiccionesโ.
El problema ha quedado planteado. La soluciรณn a este flagelo requiere, a juicio de los principales expertos en el tema, de una mirada innovadora. La acciรณn coordinada de los gobiernos de la regiรณn y la cooperaciรณn entre las agencias locales e internacionales serรก fundamental para concentrarse en el combate contra el eslabรณn mรกs fuerte de la cadena, las organizaciones delictivas dedicadas al trรกfico de drogas, que controlan un mercado que genera cada aรฑo miles de millones de dรณlares y siembra de violencia buena parte de nuestro continente.