Comenzó el segundo día del Simposio de Ciberseguridad organizado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y por la Iniciativa Regional para la Educación y Capacitación en Ciberseguridad (RICET), en Montevideo, Uruguay.
La jornada estuvo orientada inicialmente en los aspectos relacionados a las actividades cibernéticas en Defensa, con la mirada de expertos del sector privado y público, y con representantes de organizaciones clave como la OTAN.
- Te puede interesar: “Estrategia Triángulos”: DEF en el encuentro de alto nivel de la OEA que pone el foco en el comercio ilegal
Paola Burgos Zechinelli: “Preocupan las operaciones cibernéticas en conflictos armados”
El primer panel, denominado “Ciberseguridad Global: Negociación y Convenios contra el Cibercrimen”, estuvo conformado por Juan José Riva, Subdirector de Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay; Paola Burgos Zechinelli, Experta Jurídico Regional para las Américas, CICR; y Jimena Mora Corredor, Senior Corporate Counsel en la Unidad de Delitos Digitales de Microsoft.
La moderación estuvo a cargo de Daniela Ruiz, Directora para ciberseguridad y control de armas de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
En la primera parte, se abordó la utilización de tecnología cibernética en los conflictos armados. Paola Burgos Zechinelli mostró su preocupación por esta tendencia y citó casos como la guerra en Ucrania y el conflicto en Medio Oriente, y los riesgos implicados en los ataques a infraestructura clave, como son por ejemplo los servicios públicos.
La referente para el Comité Internacional de la Cruz Roja señaló el aumento de los grupos civiles denominados como “ciberactivistas”, que recientemente ampliaron su actividad en territorios involucrados en conflictos bélicos. A su vez, advirtió el área gris en torno al tratamiento que se les daría dado su involucramiento en la agresión a otro Estado, es decir, si seguirían protegidos por el derecho internacional en calidad de civiles.

“El año pasado se estimó que alrededor de 125 grupos de hackers operaban en el conflicto armado internacional entre Rusia y Ucrania, unos 70 en el conflicto entre India y Pakistán, y unos 120 en el conflicto entre Israel e Irán”, indicó Zechinelli.
En cuanto a los convenios internacionales, Juan José Riva, Subdirector de Asuntos Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, destacó la firma del Convenio de Budapest en 2021 y recientemente de la Convención de Hanói.
En el caso del documento firmado en la capital de Hungría, se trató del primer tratado internacional sobre delitos cometidos digitalmente, tipificando crimenes, como derechos de autor, fraude informático, la pornografía infantil, los delitos de odio y violaciones de la seguridad.
Por su parte, en Hanói se firmará la Convención contra el Delito cibernético, que se sirve de la experiencia adquirida en Budapest y que busca mejorar el marco jurídico global necesario para abordar el ciberdelito y su constante evolución.
Te puede interesar: Inteligencia artificial y trabajo: hacia una nueva era de reconversión
IA y las guerras: la mirada de un experto de la OTAN
Cerca del mediodía, Nick Wobma, Jefe Adjunto de la Subdivisión de Derecho en la OTAN brindó una exposición denominada “Legislación internacional e Inteligencia Artificial en los conflictos armados: interacción entre IA y ciberseguridad”.
Wobma se desempeña en el Centro de Excelencia de Ciberdefensa Cooperativa de la Alianza Atlántica (CCDCOE), un centro de ciberdefensa multinacional e interdisciplinario que realiza investigaciones, capacitaciones y ejercicios en tecnología, estrategia, operaciones y derecho.

El funcionario de la OTAN centró su presentación en el marco legal en torno a las operaciones cibernéticas y los proyectos llevados a cabo por el CCDCOE en relación con los ataques y la ciberseguridad en el contexto de conflictos. El centro publicó manuales y libros gratuitos en calidad de asesoramiento en derecho internacional, así como un kit de pago que brinda recursos para fortalecer la defensa digital.
Asimismo, se adentró en el uso de la inteligencia artificial en conflictos armados, también abordado en un libro del CCDCOE que se encuentra en desarrollo. Una de las definiciones anticipadas de la próxima obra es que “la fricción de la pérdida de los humanos en la automatización podría ser esencial si la legalidad tiene que sobrevivir en la época de la automatización”. Es decir, que si el humano no es parte del proceso “podemos perder la ética y la humanidad en nuestros procesos y terminamos perdiendo hasta la automatización”.
La conclusión más importante de Nick Wobma es que “frente a la dinamización del campo de batalla, la inteligencia artificial enfrenta la dificultad para seguirle en paso”, principalmente porque los datos utilizados siempre están atrasados y pueden incluir diferentes sesgos que cambien su interpretación con el paso del tiempo.




