A lo largo de la mañana de este viernes de mayo, las alarmas fueron aumentando progresivamente. Desde el alerta de tsunami lanzado por el Servicio de Desastres de Chile con la orden de evacuación de la zona de Magallanes que movilizó a los vecinos de distintas localidades trasandinas, incluida la ciudad de Punta Arenas, que está ubicada a cerca de 400 kilómetros del epicentro hasta la estimación del horario en que podrían llegar las olas a las bases antárticas.
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En el caso de la Argentina, donde también se sintió el sismo, hubo evacuaciones en la costa de Tierra del Fuego, se prohibieron actividades en el Canal de Beagle y en Puerto Almanza, un pequeño pueblito de pescadores ubicado sobre la costa, a 75 km de la ciudad de Ushuaia.
A primeras horas de la tarde, el alerta de tsunami fue desestimado y se desactivó la evacuación en Magallanes, aunque las autoridades solicitaron a la población que se mantuviera en estado de alerta. Y en nuestro país, Defensa Civil recomendó a los vecinos de la zona estar preparados para evacuar si fuera necesario y seguir las fuentes oficiales.
DEF consultó a Claudio Parica, presidente Consejo Superior Profesional de Geología de la Argentina para comprender las implicancias del fenómeno meteorológico que encendió todas las alarmas.
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-Si bien el área en la cual se produjo el terremoto es una zona sísmica, ¿es llamativo que el epicentro haya sido en el Mar de Hoces o Pasaje de Drake?
-La zona del Paso de Hoces o Mar de Hoces (nomenclatura que prefiero debido a que recuerda al marino español que navegó la región medio siglo antes que el corsario inglés) está toda fracturada y tiene un tipo de fallas geológicas que se llaman “transcurrentes”, son fallas en las cuales el principal movimiento ocurre de modo horizontal. Hago esta aclaración porque es importante, ya que para que se produzca un tsunami debe haber un movimiento sobre el componente vertical, un desplazamiento de, por ejemplo, la corteza oceánica que es el que permite que se produzca un fenómeno de esa naturaleza.
-¿Un tsunami no se produce a raíz de un sismo?
-No necesariamente un sismo da lugar a que se produzca un tsunami. Es importante tenerlo en cuenta. La placa tectónica Sudamericana junto con la placa Antártica y la placa de Nazca que es la oceánica que se encuentra en el océano Pacífico Oriental tienen un movimiento de rotación. Esto no significa que no puedan existir movimientos sobre la vertical, pero es infrecuente.
-Qué opinión te merece el hecho de que, según la información circulante, se suspendieran los viajes en barco por la zona?
-En realidad, creo que frente a un sismo y un eventual tsunami lo más lógico sería salir a navegar y no dejar ningún buque en el puerto. ¿Por qué? Porque es allí donde, la ola gigantesca al perder profundidad, avanza sobre la superficie y barre con todo lo que hay encima. Incluso, puede ocurrir que uno esté navegando en alta mar sobre un posible tsunami y ni se entere. Por eso es que honestamente jamás tomaría una medida de esa naturaleza.
-¿Es diferente el riesgo de tsunami en ciudades como Ushuaia o Puerto Williams en comparación con Punta Arenas?
-En realidad, toda la zona del canal de Beagle (Ushuaia y Puerto Williams) no tiene riesgo porque el agua se frena directamente. Dicho de otro modo, un eventual tsunami podría llegar a aumentar un poco el nivel del mar, pero no tendría un efecto destructivo ni consecuencias preocupantes. El caso de Punta Arenas en Chile es distinto porque es una ciudad que está más expuesta al océano Pacífico y eso la vuelve vulnerable a la hora de recibir una ola grande.
¿Existen posibilidades de un evento de tal naturaleza en el Atlántico?
-No, la respuesta es no. Son regiones tectónicamente muy distintas y el Atlántico es una zona de generación de corteza oceánica donde, de haber sismos, son de muy baja intensidad, asociados a fenómenos volcánicos en profundidad en el mar. De hecho, no hay registro de sismos violentos en el Atlántico porque no existen.
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-Entre la información difundida esta mañana en los medios, está la posibilidad del tsunami llegara a la Antártida. ¿Es factible?
–Sí, ahí hay posibilidades porque justamente un sismo allí expandiría su onda en forma radial, en todas direcciones. La información que está circulando se centra exclusivamente en las bases chilenas y no menciona las instalaciones argentinas, algo que me parece una vergüenza. La realidad es que la base Orcadas (la más antigua de nuestras estaciones científicas), ubicada en la isla Laurie, está muy expuesta a este tipo de fenómenos. Es una zona con mucha actividad sísmica donde, en 1904 ya se había instalado un sismógrafo y en los primeros años de 2000 hubo un alerta de tsunami que fue neutralizado gracias a que había un pack de hielo muy espeso y la ola no pudo llegar a la superficie.
-¿Podemos afirmar entonces que el resto de las bases argentinas no corren riesgo?
-Base Esperanza y la base chilena O´Higgins están protegidas por las islas Shetland, donde también es muy improbable que ocurra un fenómeno de ese tipo porque es un área restringida donde no es factible que haya un oleaje importante. La zona del Mar de la Flota es similar a lo que comentaba del océano Atlántico, en cuanto a que tiene vulcanismo submarino y solo se registran sismos de baja intensidad.
-Por último, ¿tuviste ocasión de vivir algún episodio de esta índole en alguno de tus viajes a la Antártida?-Siempre me acuerdo de la primera campaña antártica (verano 1986 – 1987), cuando fui a la isla Decepción que forma parte del archipiélago de las Shetland del Sur, a unos 100 kilómetros de la Península Antártica y 950 kilómetros del extremo sur del Cabo de Hornos. Se trata de una isla volcánica –un volcán que emerge- y un día tuvimos 112 sismos. El mayor temor era que pudiera haber una erupción pero se trató de sismos de baja intensidad (el grado más fuerte fue de alrededor de 3 de magnitud), cuyo impacto fue comparable a la sensación que genera cuando uno está parado en el andén y pasa un tren rápido. No más que eso.
