Brasil aguarda con optimismo el inminente inicio de la Conferencia de Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30). La cita es en Belém de Pará, ciudad ubicada en la desembocadura del río Amazonas, del 10 al 21 de noviembre. Antes, entre el 6 y el 7 de noviembre, tendrá lugar la Cumbre de jefes de Estado, liderada por Lula como presidente del país anfitrión.
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En ese contexto, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) confirmó que la superficie deforestada en la Amazonia alcanzó los 5.796 km². Esto implica una disminución del 11,08% en el último año, entre agosto de 2024 y julio de 2025. Se trata del mejor dato de los últimos once años y el tercer menor índice de destrucción de bosques nativos desde el inicio de la serie histórica en 1988.

Mientras tanto, en la región del Cerrado, ubicada en el Planalto Central y que cubre el 25% del territorio brasileño, la superficie deforestada alcanzó los 7.235 km², lo que arroja una caída del 11,49%. Representa la segunda disminución consecutiva, después de cinco años de incremento, entre 2019 y 2023.
Brasil y la COP30: un fondo para la protección de los bosques tropicales
En este contexto, como anfitrión de la COP30, Brasil se dispone a presentar su proyecto de financiación ambiental, bautizado como Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF). Con el objetivo de movilizar un total de 125.000 millones de dólares, a partir de un aporte inicial de 25.000 millones de fondos públicos y el resto de inversiones privadas.
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¿En qué consiste la iniciativa? El TFFF se propone premiar a los países que demuestren que su tasa de deforestación es inferior al 0,5%. Por el contrario, se prevén descuentos progresivos por cada hectárea deforestada o degradada. “No se trata de una donación, sino de una iniciativa que opera con lógica de mercado, aprovechando los recursos privados a partir de inversiones públicas. Por cada dólar aportado por los países, se espera movilizar alrededor de cuatro dólares del sector privado, creando un fondo fiduciario permanente”, aseguró la ministra de Ambiente y Cambio Climático de Brasil, Marina Silva.
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Se han sumado a la iniciativa otras cinco naciones que poseen bosques tropicales en su territorio: Colombia, Ghana, Indonesia, Malasia y la República Democrática del Congo. A ellos, se añaden otros cinco externos que participarán como inversores: Alemania, Francia, Noruega, el Reino Unido y los Emiratos Árabes Unidos.

“Más del 80% de la biodiversidad del mundo está en los bosques tropicales”, destacó André Aquino, asesor especial de Marina Silva. Destacó que estos ecosistemas son “fuente de estabilidad climática, porque retienen carbono, y fuente de ciclos hídricos”. Por lo tanto, completó, “lo que busca el TFFF es que el mundo remunere parte de los servicios ecosistémicos que cumplen para la humanidad”.



