Los recientes terremotos de México renovaron una vieja pregunta, ¿se pueden anticipar estos violentos movimientos de la tierra? Para tratar de responder la pregunta, estudiamos cómo se originan y se mensuran.
Por Claudio Alberto Parica.
La fuerte actividad sĆsmica ocurrida en el centro y sur de MĆ©xico en septiembre Ćŗltimo, con sus mĆ”s de cuatrocientos muertos y miles de heridos, puso sobre el tapete temas tales como la estructura de la corteza terrestre y la problemĆ”tica de los terremotos.
Aunque serĆa deseable que estos āriesgos geológicosā pudieran ser previstos con cierta anticipación, la realidad es que hasta el momento dicha previsión, a pesar de los esfuerzos continuos de la comunidad cientĆfica, es Ćnfima y no excede el orden del minuto.
Es necesario también destacar que terremotos hubo siempre, solo que en la actualidad, con la alta capacidad de difusión existente, son conocidos al detalle por la sociedad en general. Por otra parte, también es importante destacar que muchas veces ocurren sismos en zonas despobladas que, justamente por la falta de impacto, aunque existen en los registros, no tienen trascendencia.
ĀæQUĆ ES UN SISMO?
Un sismo es la liberación de energĆa producida por movimientos en la corteza terrestre, normalmente asociados a la tectónica de Placas. La corteza terrestre se puede dividir en dos tipos: la corteza continental āla de mayor espesorā y la corteza oceĆ”nica, de menor espesor y que constituye el piso oceĆ”nico.
En la corteza terrestre asimismo se reconocen zonas de creación de corteza y zonas de consumición de ellas. Las primeras son las cordilleras centro oceĆ”nicas, con efusiones volcĆ”nicas submarinas, como por ejemplo, la Cordillera Centro OceĆ”nica del AtlĆ”ntico, que provoca la separación continua de AmĆ©rica del Sur de Ćfrica, donde ademĆ”s se verifican sismos de baja intensidad. Las Ć”reas de consumición de corteza, por su parte, son aquellas en las que colisionan dos placas, como es el caso del borde occidental de Sud AmĆ©rica con la Placa de Nazca, que al introducirse por debajo de la Sudamericana, provoca sismos y vulcanismo.
La movilidad de las placas tiene lugar en zonas mƔs profundas de la Tierra, en el manto, donde se generan corrientes convectivas a causa de diferencias de temperatura.
Entre las placas que han incidido en los recientes sismos registrados en MĆ©xico, la denominada Placa de Cocos ha sido la responsable fundamental de los Ćŗltimos eventos catastróficos. Se han verificado dos grandes terremotos muy destructivos: uno el dĆa 7 de septiembre de 2017, que tuvo una magnitud de 8.8 en la escala de Richter, y unos dĆas despuĆ©s otro de magnitud superior a 6. Posiblemente el segundo haya sido consecuencia de las rĆ©plicas por acomodamiento de fragmentos de la corteza luego del primer seĆsmo.
LAS ESCALAS DE MEDICIĆN
Se utilizan dos escalas de medición de terremotos. Mercalli es una escala de observación simple, cuya cuantificación depende sobre todo de la sensación que se siente, esta va de 1 a 13. Pero en en el Ć”mbito cientĆfico la que se utiliza es la escala de Richter, dado que es producto de una fórmula vinculada al registro de las ondas que se producen en un sismo, no tiene lĆmite superior.
Un sismo asimismo es un fenómeno mĆ”s complejo, pues incluye mĆ”s de una onda de propagación, las ondas son P (Primaria), L (Love), R (Rayleigh) y S (Superficial). Las ondas P son longitudinales o compresionales, lo cual significa que el suelo es alternadamente comprimido y dilatado en la dirección de la propagación. Estas ondas generalmente viajan a una velocidad 1,73 veces de las ondas S y pueden viajar a travĆ©s de cualquier tipo de material lĆquido o sólido.
Las ondas S son ondas en las cuales el desplazamiento es transversal a la dirección de propagación. Su velocidad es menor que la de las ondas primarias, debido a lo cual aparecen en el terreno algo despuĆ©s que las primeras. Estas ondas son las que generan las oscilaciones durante el movimiento sĆsmico y las que producen la mayor parte de los daƱos. Solo se trasladan a travĆ©s de elementos sólidos.
Los otros dos tipos de onda generadas en un sismo son las denominadas Love y Rayleigh, la primera se desplaza en forma paralela a la superficie y es la responsable de los movimientos laterales, en tanto que las ondas Rayleigh son perpendiculares a la superficie del terreno y son altamente deformantes de esta superficie.

LA PREVENCIĆN SĆSMICA
Una de las mayores preocupaciones de la geologĆa es la prevención frente a distintos procesos, cuya previsibilidad varĆa segĆŗn los casos y es sumamente escasa en otros como los movimientos telĆŗricos. Desde hace muchos aƱos se ha intentado sin Ć©xito prevenir los sismos y en la actualidad el aviso de prevención ronda los 30 segundos y, eventualmente, un minuto, tiempos que sin dudas no permiten acciones que alcancen a proteger ni a las personas ni a los bienes materiales de una comunidad.
Históricamente se han intentado diversas medidas preventivas. A modo de ejemplo, en la dĆ©cada del 80 en Grecia, algunos investigadores observaron que los cristales de cuarzo sometidos a presión emitĆan con cierta anticipación ondas de radiofrecuencia, sin embargo, tambiĆ©n se comprobó que esta particularidad no siempre se podĆa verificar con anterioridad a cada sismo. Otro tipo de estudios estĆ”n relacionados a la conducta de los animales y sus cambios de hĆ”bitos, detectores de ondas de baja frecuencia, pero en su conjunto ninguna investigación logró satisfacer las necesidades del conocimiento anticipado con tiempo suficiente como para tomar medidas preventivas.
Por estas razones es que, dada la escasa o nula anticipación posible frente a un terremoto, es fundamental la toma de conciencia sobre la actividad sĆsmica en una región. En el caso de una ciudad, las construcciones deben ser de mĆ”xima seguridad sĆsmica, con el uso de materiales adecuados y, sobre todo, la educación de su población para que sepa actuar en caso de que se produzca un terremoto.
El mejor ejemplo de la importancia de estas previsiones son las consecuencias sufridas por la propia ciudad de MĆ©xico en sus distintas catĆ”strofes. Mientras que el terremoto de 1985, con una magnitud de 8.1 dejó alrededor de 3700 muertos y una urbe devastada, 32 aƱos despuĆ©s y gracias a las construcciones antisĆsmicas y la utilización de materiales pertinentes, pese a haber sufrido dos sismos de 8.2 y 6.1 grados, sucesivamente, las vĆctimas fatales no superaron las 500 personas y los daƱos fueron muy inferiores a los de las otras catĆ”strofes.

*El autor es profesor regular de GeologĆa Ambiental y GeologĆa General de la Universidad Nacional de General San MartĆn / Presidente Consejo Superior Profesional de GeologĆa.




