Un nuevo análisis global advierte que casi la mitad de las playas arenosas del mundo podrían desaparecer o quedar sumergidas antes de que termine este siglo, pero el aumento del nivel del mar por el cambio climático es solo una parte del problema.
La alerta surge de un estudio publicado en Frontiers in Marine Science, presentado recientemente en un simposio científico en Montevideo, donde expertos de distintos países coincidieron en que la erosión costera avanza a un ritmo más acelerado de lo que se estimaba.
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Calentamiento global: la advertencia sobre la desaparición de las playas
Lo novedoso del relevamiento es que demuestra que la pérdida de playas no se explica únicamente por el ascenso del océano, sino también por la forma en que la actividad humana altera el equilibrio natural de los sedimentos.
Las playas funcionan como sistemas dinámicos que dependen de un delicado intercambio de arena entre las dunas, la zona seca de la playa, la franja intermareal y la parte sumergida donde rompen las olas. Cuando uno de estos componentes se altera, todo el sistema se desestabiliza.

Las construcciones sobre la costa, la eliminación de dunas, el dragado, la urbanización y la constante presión turística modifican la disponibilidad de sedimentos, y esto agrava el impacto de las tormentas y de la mayor energía del oleaje, intensificado por el calentamiento global. El estudio muestra que incluso playas consideradas “estables” están perdiendo arena porque las fuerzas que actúan sobre ellas ya no encuentran espacios donde redistribuirla.
La investigación también advierte sobre un fenómeno conocido como “estrangulamiento costero”, un proceso en el que las playas quedan atrapadas entre el avance del mar, por un lado, y las infraestructuras humanas, por el otro. Al no tener espacio para migrar tierra adentro, simplemente desaparecen.
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Este efecto ya se observa en regiones de América Latina, el sudeste asiático, África occidental y varias islas del Pacífico, donde el ascenso del nivel del mar se combina con décadas de desarrollo sin planificación.
Cambio climático: las medidas a tomar en las playas
Las consecuencias ambientales son profundas. Muchas playas actúan como barreras naturales contra tormentas, alojan ecosistemas sensibles y funcionan como zonas de anidación para numerosas especies. Cuando desaparecen, las olas avanzan más hacia el interior, erosionan acantilados, inundan áreas urbanas y degradan hábitats enteros.
En términos sociales y económicos, el impacto es igual de crítico: millones de personas viven, trabajan o dependen del turismo costero. En países insulares como Kiribati o Tuvalu, donde no existe tierra elevada para reubicación, la pérdida de playas amenaza directamente la habitabilidad futura.

Aunque reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es esencial, los autores del estudio remarcan que no basta. Es necesario restaurar las dunas, proteger la vegetación costera, limitar las construcciones en zonas sensibles y planificar estrategias de adaptación basadas en ciencia.
La advertencia es clara: si no se toman medidas integrales, la desaparición de playas dejará de ser un fenómeno futuro para convertirse en una crisis irreversible con efectos globales.




