Aunque las estimaciones numéricas varían, se calcula que hasta hoy, 5 de febrero, los incendios forestales desatados en la Patagonia ya afectaron alrededor de 20.000 hectáreas en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut, que incluyen los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi, Epuyén y El Bolsón, entre otros. Y además de la superficie boscosa, más de 100 viviendas quemadas, un muerto y cientos de evacuados son las consecuencias más visibles de un desastre que afecta el ecosistema y continúa avanzando, alimentado por vientos fuertes y condiciones meteorológicas adversas.
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Entre los diversos actores involucrados en la lucha contra los incendios (brigadistas y bomberos locales y regionales, el Sistema Nacional de Manejo del Fuego, la Administración de Parques Nacionales y una importante cantidad de vecinos), se destaca el Sistema de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales (SPLIF) de la provincia de Río Negro.

Incendios forestales: cómo y por qué se creó el SPLIF
Creado en 1987, el SPLIF nació con el objetivo de proteger los bosques del territorio rionegrino, provincia que cuenta con el Parque Nacional Nahuel Huapi y la ciudad de Bariloche, que es uno de los más importantes centros turísticos latinoamericano. Esta invaluable riqueza natural requiere un sistema eficaz de protección para sus bosques, constantemente amenazados por su mayor adversario: el fuego.
Las primeras iniciativas surgieron a principios de la década de 1980, cuando diversas organizaciones locales comenzaron a enfocarse en la extinción de incendios forestales que era, en ese entonces, el problema más significativo ya que no había tantas viviendas dentro de la zona de bosques.
Para combatirlos contaban con palas, machetes y hachas, y la estrategia consistía en tirar tierra sobre las llamas, aislar el fuego trazando una línea sobre el terreno y, por último, tirar agua. Más adelante sumaron una mochila que tenía una capacidad de 20 litros y, con el tiempo, lograron incorporar camionetas y hasta un camión gigante que sirve para abastecerlas.
Treinta y ocho años después, el SPLIF -cuya sede Central cuenta con un equipo de entre 60 y 70 brigadistas que realizan guardias que cubren las 24 horas- se ha consolidado como el principal organismo encargado de gestionar estas emergencias, cada vez más frecuentes debido al impacto del cambio climático y la imprudencia de algunos turistas.

Prevención y responsabilidad: la clave para evitar los incendios forestales
En cuanto a las causas de los incendios forestales, los expertos coinciden en que el factor humano, ya sea por negligencia o intencionalidad, es el principal desencadenante.
Acciones como hacer asados en zonas no habilitadas, arrojar colillas encendidas, utilizar herramientas que generan chispas sin tomar precauciones o quemar residuos forestales y domiciliarios son determinantes en la generación de focos de incendio. A menudo, estas acciones se realizan sin conciencia del peligro que representan, lo que puede provocar incendios de gran magnitud con graves consecuencias para la biodiversidad, las viviendas y la seguridad de las personas.
Si bien fenómenos naturales como la caída de un rayo o la combustión espontánea de pastizales secos pueden originar fuego, es poco común que un incendio forestal se inicie sin intervención humana. En climas secos y ventosos, cualquier pequeña chispa puede ser suficiente para desatar un siniestro incontrolable. Por ello, es fundamental que las personas tomen conciencia sobre el impacto de sus acciones y adopten prácticas seguras al visitar entornos naturales.

Principales recomendaciones para evitar el fuego en zonas naturales
Por todo esto, las recomendaciones básicas para proteger el entorno de la Patagonia incluyen: evitar hacer fuego en áreas naturales, aun cuando existan parrillas o fogones improvisados, y optar por alternativas seguras como llevar alimentos preparados, sándwiches y un termo con agua caliente. También es esencial no arrojar residuos que puedan actuar como combustible, como papel o plástico, y asegurarse de no dejar restos de vidrios que puedan generar efecto lupa (fenómeno producido cuando los rayos del sol atraviesan un vidrio y se concentran en un punto) bajo el sol.
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Aunque muchas personas ya están conscientes de estas medidas y las aplican en sus salidas al aire libre, aún hay quienes las ignoran, poniendo en riesgo el hábitat y a la comunidad en su conjunto.
Por lo tanto es crucial reforzar las campañas de concientización y educación ambiental para reducir la cantidad de incendios provocados por descuidos humanos. Asimismo, las autoridades deben continuar implementando controles estrictos y sanciones para quienes incumplan las normativas, con el fin de proteger los bosques y garantizar la seguridad de la población. En definitiva, la prevención sigue siendo la mejor herramienta para evitar desastres y preservar los valiosos ecosistemas de la región.




