La COP30, celebrada en Belém, Brasil, se convirtió en una de las cumbres climáticas más tensas y simbólicas de los últimos años. No solo porque marca una década desde la entrada en vigor del Acuerdo de París, sino porque llega en un momento crítico: el mundo se acerca peligrosamente a superar el límite de 1,5 °C de calentamiento global y los compromisos actuales no alcanzan para frenar el cambio climático.
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COP30: los principales temas que fueron debatidos
Desde el inicio, las discusiones giraron en torno a tres ejes: la reducción de combustibles fósiles, el financiamiento climático y la justicia ambiental para los países y comunidades más vulnerables.
Una de las propuestas más fuertes fue el pedido de más de 80 países para establecer una hoja de ruta concreta que marque el principio del fin de los combustibles fósiles. La idea es que cada nación presente un plan detallado para abandonar gradualmente el petróleo, el gas y el carbón, algo que generó fuertes resistencias por parte de los productores más grandes.
Los países que dependen de estas industrias sostienen que una transición acelerada podría dañar sus economías, mientras que los más vulnerables al cambio climático insisten en que no actuar ahora sería una forma de negligencia histórica. Esta tensión marcó buena parte de las negociaciones.

En paralelo, el debate sobre el financiamiento climático expuso las desigualdades del sistema internacional. Los países en desarrollo reclaman que las potencias cumplan con sus promesas y aporten recursos reales para adaptación, mitigación y pérdidas y daños.
Organizaciones como Amnistía Internacional presionaron para que estos fondos no lleguen en forma de préstamos que aumentan la deuda, sino como subvenciones. También se discutió la ampliación de fondos específicos, como los destinados a proteger los bosques tropicales, considerando que la Amazonía, escenario de la cumbre, es un actor clave para la estabilidad climática del planeta.
Otro aspecto central fue la justicia climática. Las delegaciones indígenas tuvieron un rol especialmente visible, recordando que las comunidades originarias son las más afectadas por la crisis ambiental y, al mismo tiempo, las que mejor protegen los ecosistemas.
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Exigieron que cualquier decisión tomada en Belém respete sus derechos, especialmente el de la consulta previa, libre e informada, y advirtieron contra soluciones tecnológicas que podrían generar nuevos riesgos, como ciertos modelos de geoingeniería.
El incendio en la COP30: cómo afectó en el transcurso del evento
En medio de este contexto, se produjo un hecho inesperado: un incendio dentro de la Blue Zone, el espacio oficial donde se desarrollan las negociaciones diplomáticas. El fuego comenzó cerca del área del pabellón de China y provocó la evacuación de miles de delegados.
Si bien las autoridades brasileñas confirmaron que el incendio fue controlado rápidamente y que no hubo heridos graves, el episodio generó un clima de desconcierto y dejó en suspenso varias sesiones clave. El simbolismo del hecho no pasó desapercibido: en una cumbre destinada a discutir cómo evitar un planeta más caliente y más inestable, el fuego irrumpió literalmente en el corazón del evento.

A nivel político, la COP30 también estuvo atravesada por la preocupación del secretario general de la ONU, António Guterres, quien advirtió que no cumplir con el objetivo de 1,5 °C sería una “falla moral” y una forma de poner en riesgo vidas humanas, economías y ecosistemas.
Según los análisis presentados, incluso si todos los países cumplieran con sus planes actuales, el mundo se encamina hacia un aumento de entre 2,3 °C y 2,5 °C, un escenario que podría desencadenar impactos irreversibles.




