El autoproclamado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la preparación de una alianza con Nicaragua y Cuba para responder a una “potencial invasión” a su territorio. Junto a Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel, los únicos que viajaron a su asunción el 10 de enero, el dictador venezolano busca “responder con armas” a las amenazas de potencias extranjeras.
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Venezuela fortalece el vínculo con Nicaragua y Cuba
Desde el fraude en las elecciones del 28 de julio, crecieron las versiones de una intervención militar internacional en Venezuela. Personalidades como el fundador de Blackwater, Erik Prince, recolectaron fondos en un llamado a la acción contra el régimen de Nicolás Maduro.
La juramentación del 10 de enero y la conversión de la cuestionada democracia venezolana a una dictadura causaron la desesperación de millones de venezolanos dentro y fuera del país, así como los pedidos de ayuda a los líderes de la región.
En respuesta a las presiones extranjeras, Maduro anunció una alianza militar con Nicaragua y Cuba en el cierre del II Festival Mundial de la Internacional Antifascista.

“Venezuela se va preparando junto con Cuba, junto con Nicaragua, junto con nuestros hermanos mayores del mundo, para si algún día tenemos que tomar las armas para defender el derecho a la paz, el derecho a la soberanía y los derechos históricos de nuestra patria”, anunció el autoproclamado presidente venezolano.
De hecho, Caracas ya había dado señales de una fuerte militarización. El cierre de la frontera con Colombia y el espacio aéreo compartido, los controles exhaustivos en los principales accesos a la capital y el sorprendente despliegue de las Fuerzas Armadas en la asunción, dieron forma a una semana tensa.
A su vez, las distintas ramas del Ejército movilizaron tropas, blindados, aeronaves y sistemas de defensa aérea en un notable acto de respaldo al chavismo y a la prolongación ilegítima del mandato hasta 2031.
Maduro se une a los aislados de la región
De esta manera, Nicolás Maduro decidió asociarse con los dos presidentes que lo respaldaron en la juramentación, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel. Los mandatarios de Nicaragua y Cuba fueron los únicos en reconocer a Maduro como presidente y no cuestionaron el controvertido proceso electoral del 28 de julio.
Coincidentemente, los países de Centroamérica y el Caribe también enfrentan el aislacionismo producto de sus propias medidas en contra del sistema democrático y los derechos humanos.

Las sanciones internacionales debilitan aún más su economía e impacta a nivel social, pero también en defensa. Ninguno de los tres países se proyecta como una potencia regional y mucho menos una amenaza.
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El presupuesto de defensa de la potencial alianza
Nicaragua invertirá 253 millones de dólares en gasto militar en 2025. Por otro lado, según datos del Banco Mundial, Cuba destinó respectivamente el 2,9% del PIB hasta 2018. Esta información luego se incluyó dentro de los gastos de la administración pública cubana y dejó de hacerse público el dinero utilizado en esta partida.
Por su parte, el dinero que Venezuela destinaba a su defensa había decaído notablemente debido a la recesión, pero en 2024 sorprendieron con un presupuesto de 20.500 millones de dólares. El foco estuvo en la escalada de tensiones en el Esequibo, aunque el 77% del monto fue al “gasto social” de las Fuerzas Armadas.

Esto contrasta notablemente con la inversión de Brasil, la mayor potencia militar de la región. Solo en 2023, Brasilia transfirió 22.887,48 millones de dólares a la cartera del Ministerio de Defensa, siendo el mayor inversor de Latinoamérica en este apartado en el último tiempo.
De entrar en un conflicto regional, la alianza de Venezuela, Nicaragua y Cuba deberá modernizar su ejército con un escaso presupuesto que no supera a los brasileños. Esto sin tener en cuenta un hipotético escenario de confrontación regional en base a la ruptura de las relaciones diplomáticas con Argentina, Chile, Perú y Paraguay, y a la posibilidad de una intervención de Estados Unidos.




