Donald Trump lanzó en los últimos días una fuerte advertencia que volvió a generar tensiones comerciales entre Washington y varias capitales europeas. Durante una visita a Bruselas, el presidente sostuvo que los países que apliquen impuestos digitales, regulaciones o tarifas que afecten directamente a las grandes empresas tecnológicas estadounidenses, como Google, Apple, Meta o Amazon, se expondrán a un castigo económico severo.
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La nueva medida de Trump y su impacto
Según Trump, los impuestos digitales a empresas de EE. UU. son “discriminatorios” y terminan favoreciendo a compañías chinas, mientras penalizan a las estadounidenses. En su propia red social, Truth Social, escribió que las tarifas a los servicios digitales, la legislación de mercados digitales y las nuevas regulaciones sobre plataformas “están diseñados para dañar a la tecnología estadounidense” y sentenció que “esto debe terminar, y terminar ahora”.
El exmandatario no detalló qué países serían los principales destinatarios de sus advertencias, pero en Europa se entendió que el mensaje estaba dirigido a la Unión Europea y a países como Francia, Italia, España y el Reino Unido, que en los últimos años avanzaron con impuestos específicos sobre los servicios digitales.

En particular, la UE impulsa normas como la Digital Services Act (DSA) y la Digital Markets Act (DMA), concebidas para regular a las grandes plataformas en temas como monopolio, competencia y transparencia en los contenidos. Trump asegura que mientras estas legislaciones castigan a empresas de Silicon Valley, dejan un “pase libre” a las compañías chinas que buscan expandirse en el mercado europeo.
Las medidas que Trump amenaza con implementar van desde imponer aranceles adicionales a las exportaciones de los países que adopten estas políticas, hasta restringir la exportación de tecnologías sensibles, como chips y semiconductores. De hecho, funcionarios de su administración ya evalúan sanciones más concretas, que incluirían restricciones de visa o sanciones individuales contra responsables de aplicar leyes consideradas perjudiciales para las tecnológicas de Estados Unidos.
En febrero, Trump había ordenado abrir investigaciones amparadas en la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, lo que habilita represalias arancelarias contra políticas vistas como discriminatorias, y ahora se perfila a usar ese mismo marco legal para responder a Europa.
La respuesta de la Unión Europea ante la amenaza
La reacción de Bruselas fue firme. La Comisión Europea remarcó que tiene pleno derecho a regular sus mercados digitales conforme a valores democráticos y de protección de los consumidores, y que no aceptará presiones externas que condicionen esas normas. A su vez, diplomáticos europeos recordaron que existe un instrumento llamado “Anticoerción”, diseñado precisamente para responder a ataques económicos de esta magnitud.

En otras palabras, si Washington avanza con sanciones o tarifas, la UE también está preparada para contraatacar con medidas similares. Los europeos, además, destacaron que hace pocos meses se había alcanzado un entendimiento transatlántico para reducir barreras en el comercio digital, por lo que la advertencia de Trump fue interpretada como un quiebre en ese frágil equilibrio.