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Transnistria y Gagauzia, las regiones prorrusas que pueden desatar un nuevo foco de conflicto en Europa

Los territorios separatistas de Moldavia buscan mayor independencia con la ayuda de la Rusia de Vladimir Putin.

Los territorios separatistas de Moldavia buscan mayor independencia con la ayuda de la Rusia de Vladimir Putin.

La polarización de Europa es cada vez más notoria y el sentimiento prorruso emerge en las ex repúblicas soviéticas, mientras se alejan de Occidente. Primero había sido el Donbas en Ucrania y ahora Transnistria y Gagauzia, territorios de Moldavia, se acercan a Moscú en busca de apoyo.

En DEF te contamos la historia de estas regiones separatistas y cómo puede tensionar, aún más, el conflicto entre Rusia, Ucrania y la OTAN.

Los fantasmas de la Moldavia soviética

La historia de Moldavia está estrechamente ligada a los grandes conflictos europeos. Una vez conformado como el Principado de Moldavia por el Reino de Hungría, fue tributario del Imperio Otomano hasta que la guerra con el Imperio Ruso llevó al Tratado de Bucarest.

El acuerdo de paz le otorgó la provincia de Besarabia, la parte oriental del principado, a los rusos, mientras que el sector occidental pasó a conformar Rumania.

El mapa de las regiones que podrían generar un nuevo foco de conflicto.

El bando vencedor comenzó con la rusificación del territorio con una serie de medidas que incluyeron la gran inmigración de ucranianos y rusos, reduciendo la demografía rumana a la mitad, y la eliminación del idioma moldavo del uso oficial y religioso.

La influencia rusa duró hasta la Revolución bolchevique de 1918, situación que aprovechó el principado para decretar su independencia y convertirse en la República Democrática de Moldavia. La única excepción fue Transnistria, que decidió integrar la naciente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

A raíz de la Segunda Guerra Mundial y a la lucha entre Alemania y la URSS, Moldavia sufrió grandes consecuencias en su población e infraestructura. En parte se debió a la limpieza étnica que orquestó el Nazismo, en alianza con Rumania, y los enfrentamientos bélicos que se sucedieron a lo largo de seis años de conflicto.

Las tropas soviéticas recuperaron el país en 1944 y los territorios norte y sur se otorgaron a los rumanos y ucranianos, mientras que la región centro y el territorio de Transnistria quedaron bajo dominio de la URSS, precisamente en la República Socialista Soviética de Ucrania.

Finalizada la guerra, la sociedad devastada recibió grandes inversiones de la URSS y la inmigración de obreros calificados para levantar ciudades e industrias. A lo largo de 40 años, los soviéticos hicieron grandes esfuerzos para que los moldavos adoptaran una identidad nacional propia, lejos de los vínculos con Rumania.

El proceso de desmembramiento de la Unión Soviética provocó una ola independentista en muchas de las repúblicas soviéticas y Moldavia no fue la excepción. En 1991 decretó su independencia y redactó su constitución nacional, conformándose como un nuevo país, lejos de sus vínculos pasados con Rumanía y Rusia

La fragmentación de Moldavia en Transnistria y Gagauzia

Concretada la llegada de Moldavia a las Naciones Unidas, los siglos de influencia soviética-rusa hicieron su aparición un año después de la independencia. Transnistria, con apoyo del ejército ruso, buscó separarse de la nueva república en 1990.

El conflicto tomó carácter militar en 1992 y tuvo escasa duración, pero no lineal con las consecuencias que tuvo. La región se independizó de facto, con su propia constitución, gobierno, ejército, moneda y pasaportes. 

El martillo y la hoz, los símbolos soviéticos persisten en Transnistria
El martillo y la hoz, los símbolos soviéticos persisten en Transnistria.

Desde ese año, 1.500 soldados de Rusia permanecen en el territorio y le permiten a los separatistas gozar del control de su territorio, aunque sin reconocimiento internacional a lo largo de estos 32 años.

El caso de Gagauzia es similar. Tras el Tratado de Bucarest, el Imperio Ruso le dio incentivos a los gagauzos para poblar la abandonada provincia de Besarabia. Este grupo étnico túrquico sobrevivió al proceso nacional moldavo hasta la conformación del país.

En medio de la independencia de Moldavia en 1991 y la posibilidad de una reunificación con Rumania, los gagauzos declararon la República de Gagauzia, un mes antes de que Transnistria hiciera el mismo movimiento.

Inmediatamente, el nuevo gobierno moldavo le otorgó la autonomía externa a Gagauzia, que le permitía separarse si el país decidía unirse a Rumania. Este hecho nunca llegó a concretarse y permitió apaciguar momentáneamente el sentimiento independentista.

La bandera de Gagauzia, junto a la de Moldavia - Haley Bader
La bandera de Gagauzia, junto a la de Moldavia – Haley Bader.

Adentrados en el Siglo XXI, los gagauzos intentaron separarse vía referéndum en 2014: el 98,9% de los habitantes apoyaron la independencia en caso de que la República de Moldavia perdiera su soberanía, y el 98,47% querían separarse para unirse a la Unión Aduanera Euroasiática. 

Los resultados fueron desconocidos por el gobierno moldavo y ocho años después, con la guerra en Ucrania, la distopía de un país fragmentado preocupa a Moldavia y a la Unión Europea.

¿Se repite lo sucedido en Ucrania?

Nuevamente, el pasado soviético de un país toma relevancia en el contexto de una Rusia fortalecida ante Occidente. Años de guerra civil entre Ucrania y los territorios prorrusos del Donbas llevaron a la invasión militar de Rusia el 24 de febrero de 2022.

A dos años del comienzo de la guerra, el conflicto entre ucranianos y rusos no parece tener una resolución a la vista, en los últimos días incluso se barajó la intervención directa de las tropas de la OTAN en Europa del Este.

Los sorpresivos pedidos de ayuda de Transnistria y Gagauzia a Rusia parecen pertenecer a la lógica intervencionista rusa. Tanto Moldavia como la Alianza Atlántica temen que se abra un nuevo foco de conflicto en Europa del Este.

Vista del busto de Lenin en frente de la Casa de los Sóviet en Tiráspol, capital de la autoproclamada República de Transnistria. (EFE)
Vista del busto de Lenin en frente de la Casa de los Sóviet en Tiráspol, capital de la autoproclamada República de Transnistria. (Foto: EFE)

Estas regiones se vieron perjudicadas por la guerra debido a que el flujo de las importaciones rusas se vio cortado con el cierre del puerto de Odessa y la restricción del espacio aéreo moldavo. 

Transnistria acusó recientemente a Moldavia de iniciar una “guerra económica” a través de un bloqueo intencional a las importaciones y recurrió a Moscú. Días más tarde, Gagauzia denunció presiones de los políticos proeuropeos a los residentes prorrusos en una reunión con el presidente del Senado de Rusia.

Desde 2014, el gobierno con sede en Chisináu buscó asistir a estas regiones bajo la integración económica del territorio nacional, implementando tratados como los Acuerdos de Libre Comercio con la Unión Europea y asociaciones de menor envergadura con la OTAN.

Los intentos de acercamiento no dieron resultado por la resistencia de las regiones prorrusas. Por el contrario, acusaron el “inicio de una intervención” y provocaron una situación de alarma.

La tensión y la sensación de vínculos irreparables tienen semejanza al inicio de la guerra en Ucrania. Es por esto que la posibilidad de un nuevo foco de conflicto con Rusia preocupa a Occidente.

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