El gobierno de Alemania acusó formalmente a Rusia de llevar a cabo un ciberataque contra el sistema de control del tráfico aéreo alemán en agosto de 2024 y de intentar interferir en las elecciones generales de febrero de 2025, mediante una campaña de desinformación. Además, convocó al embajador ruso en Berlín para exigir explicaciones sobre estas acciones.
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La acusación de Alemania a Rusia
Las autoridades afirman que estas operaciones forman parte de una estrategia de “guerra híbrida” atribuida a Moscú, que incluye desde ataques informáticos hasta campañas de propaganda destinadas a dividir a la sociedad y socavar la confianza en las instituciones democráticas alemanas.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores alemán, el ataque al sistema de control aéreo fue claramente atribuido al colectivo de hackers conocido como APT28 o “Fancy Bear”, que estaría vinculado al servicio de inteligencia militar ruso, el GRU.
El gobierno alemán sostiene que los análisis forenses de los servicios de inteligencia demuestran la implicación del GRU en esta operación, señalando que la intrusión tuvo como objetivo sistemas críticos de seguridad aérea que forman parte de la infraestructura esencial del país.

Además del ataque cibernético, Alemania responsabilizó a Rusia por la campaña de desinformación denominada “Storm 1516”, que buscaba influir en la opinión pública durante el proceso electoral federal.
Esta campaña, según Berlín, habría difundido contenidos falsos, vídeos manipulados y narrativas sesgadas con la intención de desacreditar a partidos políticos y generar divisiones internas en la sociedad, lo que para las autoridades alemanas representa una amenaza directa a la integridad del proceso democrático.
Cómo avanza el reclamo de Alemania en Europa
En respuesta a estas acusaciones, el gobierno alemán convocó al embajador ruso, Sergei Necháyev, al Ministerio de Exteriores para presentar una protesta formal. El portavoz del ministerio, Martin Giese, afirmó que Rusia intensificó sus acciones híbridas contra Alemania y que Berlín está observando muy de cerca estas actividades, advirtiendo que habrá consecuencias y contramedidas, algunas en coordinación con aliados europeos, para “hacer pagar un precio” a Moscú por estas acciones.
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Las autoridades alemanas señalaron que estas operaciones no solo afectan a la seguridad nacional, sino que también representan una violación de las normas internacionales sobre ciberseguridad y soberanía digital.

Berlín subrayó que la combinación de ciberataques y desinformación forma parte de un patrón más amplio de tácticas destinadas a desestabilizar democracias occidentales, algo que preocupó tanto a Alemania como a sus socios en la Unión Europea y la OTAN.
Por su parte, Rusia rechazó categóricamente las acusaciones, calificándolas de infundadas, injustificadas y absurdas. El embajador Necháyev, en declaraciones posteriores a su convocatoria, negó cualquier implicación de los servicios estatales rusos en las acciones que Alemania describe y afirmó que tales acusaciones buscan avivar el sentimiento anti-ruso y deteriorar las relaciones bilaterales.
Finalmente, Moscú mantiene que no recibió evidencia concreta que respalde las imputaciones realizadas por Berlín.




