En medio de la conflictividad en Medio Oriente e influenciada por el contexto regional, la guerra civil en Siria registró un episodio inédito. El Ejército Libre de Siria, con apoyo extranjero, realizó su primera gran ofensiva desde 2020 y sorprendió al régimen de Bashar al-Assad en Alepo, una ciudad estratégica en el norte del país en poder del gobierno desde 2016.
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13 años de una incesante guerra civil
El 15 de marzo de 2011, la Primavera Árabe llegó a Siria. Las protestas antigubernamentales contra el gobierno de Bashar al-Ásad, quien gobierna el país hace 24 años, se extendieron entre marzo y agosto en reclamo por las denuncias de corrupción, vulneración de los recursos humanos y totalitarismo.
El presidente de la República Árabe Siria respondió con represión contra la homogeneidad del sector opositor, que incluía ideas como la instauración de un Estado Islámico y otras menos volátiles como la simple remoción de al-Ásad del poder.

Los arrestos y la censura retroalimentaron la violencia de las protestas que llevaron a distintas organizaciones a armarse contra el Estado sirio. Entre ellas se encuentran los kurdos bajo el territorio autónomo en la República de Rojava, los opositores sirios concentrados en el Consejo Nacional Sirio y organizaciones islamistas como el Estado Islámico (EI o popularmente conocido como ISIS) y Jahbat Al-Nusra.
Por un lado, el Consejo Nacional se conformó con una alta representación de la política y tuvo el reconocimiento de la facción disidente de las fuerzas armadas, el Ejército Libre de Siria, que con el tiempo contó con el apoyo de Estados Unidos, desde bases en Deir el-Zour, Qamishli y Al Tanf.

A su vez, la presencia kurda en Siria llevó a la intervención de Turquía en el norte, Irán, Rusia y grupos terroristas chiítas como Hezbollah se sumaron en defensa del régimen de Bashar al-Ásad. Cabe destacar que ISIS, si bien busca remover al actual gobierno, persigue su objetivo de instaurar un orden islámico extremista y se encuentra en guerra con todos los bandos involucrados.
El conflicto a múltiples bandos llevó a la fragmentación del país, aunque el gobierno conserva el control de gran parte del territorio, incluida Damasco, bajo la presión de los rebeldes. Los 13 años de guerra civil, también entendido como un conflicto subsidiario, dejaron un saldo de más de 350.000 muertos y 5,7 millones de refugiados.
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La nueva ofensiva del Ejército Libre de Siria en Alepo
El 28 de noviembre, los soldados desertores que conforman el Ejército Libre de Siria atacaron Alepo, la ciudad más poblada del país y la segunda en importancia después de la capital. Si bien los rebeldes no habían abandonado la lucha contra el gobierno de al-Ásad, no tenían grandes ofensivas a su favor desde el año 2020.
La nueva incursión tomó por sorpresa a la coalición compuesta por las Fuerzas Armadas de Siria y las tropas aportadas por Rusia, Hezbollah e Irán. Este ataque se produjo en la creciente debilidad de los aliados de Bashar al-Ásad, directamente ligado a la guerra en Ucrania y a la extensa campaña israelí en el Líbano.

El Comando de Operaciones Militares de los rebeldes informó que había tomado control de un centro de investigaciones científico-militar ligado al gobierno en las afueras de la ciudad, un objetivo no menor al tratarse de una instalación presuntamente protegida.
El enfrentamiento armado dejó un saldo de 130 muertos y significó un golpe para el régimen dictatorial que dependía del apoyo de los rusos y la milicia de la organización libanesa en esa zona.
Esta incursión en Alepo obliga al Ejército que responde al gobierno a retirarse hacia Al-Sfirah y reagruparse bajo el riesgo de desproteger otras regiones ante las amenazas de grupos terroristas y de los kurdos concentrados en Rojava.




