Los 13 años de guerra civil en Siria dejaron más de 350.000 muertos y 5,7 millones de refugiados. Pero la caída del régimen de Bashar al Assad dejó escenas inimaginables. Los rebeldes entraron a la prisión de Sednaya, la más grande y brutal del país, que albergó a miles de opositores que se creían desaparecidos. Se toparon con muertos, torturados y personas con traumas que pueden ser irreversibles.
En DEF te contamos cómo es Sednaya, el “matadero humano” de la familia al Assad y la muestra de su implacable brutalidad.
Siria: cómo es la prisión de Sednaya
La victoria relámpago de los rebeldes, entre ellos el grupo terrorista Tahrir Fateh al-Sham (HTS) permitió avanzar sobre varios estamentos del poder de la familia al Assad.
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Desde el estallido de la guerra civil en 2011 y los enfrentamientos contra Bashar, el gobierno sirio convirtió la prisión de Sednaya en el mayor centro de detención del país y en un elemento intimidatorio contra la oposición. La Primavera Árabe en Siria fue mayormente debido al brutal aparato represivo y la constante violación de los derechos humanos, principalmente en Sednaya, que empeoró con el pasar de los años.

A 30 kilómetros al norte de la capital de Damasco, el gobierno de Hafez al Assad inició la construcción del centro penitenciario en 1981 y lo finalizó en 1986. Un año más tarde recibió a su primer detenido y en los años posteriores comenzó a construir su fama.
Lo que se conoce del “matadero humano”
Con 1,4 kilómetros cuadrados y cierto misterio en torno a su funcionamiento, alojó a gran parte del aparato opositor que buscaba la caída de Bashar al Assad. Amnistía Internacional pudo reconstruir parcialmente la estructura interna gracias a testimonios de prisioneros, aunque hasta la caída del régimen de al Assad nunca se supo bien lo que ocurría puertas adentro.
Eso cambió ahora con la victoria de los grupos rebeldes. El 8 de diciembre controlaron Damasco y por la noche se dirigieron a Sednaya y el hallazgo fue horroroso. Miles de detenidos, mujeres y niños privados de su libertad, muertos con sus caras deformadas por ácido, cámaras de torturas y mucho más.

Pero eso no es todo, a través de las cámaras se descubrió una parte inaccesible de las instalaciones, ubicada bajo tierra, que llegaría a tener tres pisos llenos de detenidos. Las entradas están cubiertas de hormigón para dificultar el acceso y se cree que los guardias aislaron la sección secreta para que los prisioneros fallezcan de inanición.
Según las actas de ejecuciones encontradas, de forma oficial, murieron 29.000 personas en la prisión, aunque se cree que podrían ser muchas más. La ONU denunció la desaparición de 100.000 personas en Siria. Por otro lado, se estima que en los últimos días se liberaron aproximadamente a 100.000 personas.
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Mazen al-Hamada, una de las víctimas de Bashar al Assad
Entre las víctimas halladas en la prisión, Mazen al-Hamada fue encontrado sin vida en la morgue del Hospital Harasta, vinculado a Sednaya, el pasado lunes 9 de diciembre. Al Hamada era reconocido a nivel nacional por su activismo en las protestas antigubernamentales de 2011.
Fue arrestado en tres ocasiones entre 2011 y 2014, período en el que fue enviado a distintas prisiones donde recibió ataques físicos y sexuales. Su liberación lo llevó a exiliarse a Países Bajos y se convirtió en una figura contra el régimen dictatorial. En 2020 decidió regresar a Siria ante la posibilidad de una amnistía, pero fue engañado y desaparecido. Su destino final fue la prisión de Sednaya.
Se cree que fue asesinado en los últimos días, en medio del caos que atravesó el régimen de Bashar al Assad, previo a su caída. El cuerpo evidenciaba heridas de tortura y golpizas, hambruna y signos de trauma psicológico. La muerte de Mazen al-Hamada representa la brutalidad de la familia al Assad, parte de ella ahora refugiada políticamente en Rusia.