Decenas de medios internacionales accedieron a documentos clasificados del servicio de inteligencia de Siria y revelaron una estructura llamada “maquinaria de muerte”, un plan del régimen de Bashar al-Assad para asesinar a decenas de miles de presos entre 2015 y 2024.
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El “Damascus Dossier”, la revelación de 10.200 muertes en nueve años
La investigación fue realizada por el International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ), la cadena alemana NDR y decenas de medios internacionales, que accedieron a más de 134.000 documentos internos de los servicios de inteligencia sirios.
El material incluye certificados de defunción, fotografías de cadáveres, registros internos de prisiones y datos de seguridad que muestran cómo el Estado sirio documentaba sistemáticamente las muertes.

La base de datos revela al menos 10.200 muertes de detenidos entre 2015 y 2024. Los medios analizaron 540 fotos de cadáveres y llegaron a la conclusión que tres de cada cuatro víctimas mostraban señales de inanición, casi dos tercios presentaban daños físicos como moretones y laceraciones, y una gran mayoría recibía disparos, cortes o heridas punzantes.
En muchos casos, los cuerpos aparecían desnudos, sobre pisos metálicos o superficies frías, sin bolsa mortuoria ni manta, evidenciando trato indigno y desprecio por la dignidad humana. Las causas oficiales de muerte reportadas en muchos certificados eran “paro cardiorrespiratorio”, ocultando la realidad de torturas, inanición o ejecuciones.
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El accionar del régimen de Bashar al Assad
La filtración permitió que al menos siete familias de desaparecidos que figuran en los archivos finalmente confirmaron su destino. Uno de los casos es el de un herrero de Damasco, que tras 13 años de búsqueda recibió la copia del certificado de defunción de su hermano, arrestado en 2012.
Como si fuera una norma bajo la dictadura de Bashar al Assad, hoy exiliado en Rusia, muchos detenidos nunca fueron juzgados, desaparecieron sin rastro y sus muertes fueron ocultadas.
La documentación reveló que los cuerpos de los presos muertos eran trasladados a hospitales militares, como los de Harasta y Tishreen en Damasco, donde se firmaban certificados de defunción con causas genéricas.

Además, algunos cadáveres fueron marcados con números o inscripciones en la piel, reduciendo a las víctimas a simples códigos y borrando su identidad como seres humanos para facilitar los asesinatos y posterior desaparición.
El “Damascus Dossier” expuso no sólo los crímenes, sino el funcionamiento de un aparato estatal dedicado a la represión, el control y la eliminación sistemática de opositores, presos políticos y civiles.
A raíz de la investigación periodística, organizaciones de derechos humanos y familiares de las víctimas solicitaron una investigación internacional que juzgue al dictador exiliado, funcionarios de su gobierno y fuerzas de seguridad por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Tras la caída del régimen en diciembre de 2024 y la apertura de archivos, el Damascus Dossier representa una prueba clave contra la impunidad de Bashar al Assad y un paso necesario hacia la verdad histórica sobre la guerra civil de Siria.




