El Congreso de Perú destituyó a Dina Boluarte, el pasado 10 de octubre, por “incapacidad moral permanente”, lo que abrió paso a una nueva sucesión constitucional en el país. En su lugar, asumió el presidente del Congreso, José Jerí Oré, ahora nuevo jefe de Estado. Su designación se produce en un contexto de inestabilidad prolongada, ya que en menos de una década, siete presidentes estuvieron al frente del Palacio de Gobierno.
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A sus 38 años, Jerí llega al cargo en medio de fuertes cuestionamientos, tanto por la forma en que accedió al poder como por las denuncias judiciales que arrastra. Sin embargo, el abogado limeño promete “recuperar la confianza en las instituciones” y llevar adelante una presidencia de transición, hasta las elecciones previstas para abril de 2026.
Perú: hacia una nueva crisis institucional
La destitución de Dina Boluarte fue aprobada con 122 votos a favor, sin oposición ni abstenciones, luego de que el Congreso considerara que la mandataria había perdido la capacidad moral para ejercer el cargo. Boluarte no asistió a la sesión para presentar su defensa, lo que aceleró el proceso.
Con su salida, el Parlamento recurrió al mecanismo de sucesión constitucional, previsto en la Carta Magna, que establece que el presidente del Congreso asume la jefatura del Estado cuando no hay vicepresidentes activos.
Así, José Jerí juró como presidente interino en el Palacio de Gobierno. Su discurso inaugural se centró en la lucha contra la inseguridad y la corrupción, dos de los temas más sensibles para la ciudadanía.

Pese a ello, el inicio de su mandato no estuvo exento de polémicas. Diversos sectores políticos y sociales cuestionaron la legitimidad de la vacancia presidencial. Jerí, por su parte, intenta proyectar una imagen de orden y autoridad, supervisando operativos policiales y penitenciarios apenas días después de asumir el poder.
La situación actual refleja una continuidad en el ciclo de crisis que atraviesa el país desde 2016. La constante rotación de presidentes, la fragmentación del Congreso y los escándalos de corrupción debilitaron la gobernabilidad, dejando a Perú en un estado de permanente transición.
José Jerí, quién es el nuevo presidente de Perú
Nacido en Lima en noviembre de 1986, José Enrique Jerí Oré es bachiller en derecho por la Universidad Nacional Federico Villarreal, con título de abogado obtenido en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Antes de ingresar de lleno a la política, trabajó en el ámbito jurídico y se vinculó a causas sociales en su distrito natal, Jesús María.
Su carrera política comenzó en el 2013 en el partido “Somos Perú”, una fuerza de centroderecha que tuvo una presencia constante en el Congreso. En 2021 fue elegido congresista por Lima. Ese mismo año, presentó su candidatura como presidente del Congreso, aunque su lista terminó siendo tachada al no cumplir con los requisitos del reglamento.

Con el tiempo, se consolidó como una figura activa en temas presupuestarios y de seguridad ciudadana, lo que lo llevó a presidir el Congreso de la República en julio de 2025. Sin embargo, el ahora presidente, no llega al cargo libre de controversias. En 2025 fue denunciado por una mujer que lo acusó de agresión sexual, un caso que posteriormente fue archivado por la fiscalía por falta de pruebas.
También fue señalado por presuntos sobornos y uso irregular de influencias, aunque ninguna acusación derivó en condena judicial. Pese a ello, su historial generó dudas sobre la transparencia de su liderazgo.
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Desde su asunción, Jerí se presentó como un presidente de transición, comprometido con garantizar la estabilidad política y la realización de las elecciones del próximo año. Entre sus primeras medidas, anunció una ofensiva contra el crimen organizado, ordenando allanamientos simultáneos en cárceles y zonas conflictivas del país. Además, convocó a un gabinete plural y pidió “unidad para reconstruir la confianza nacional”.
Con una inestabilidad institucional creciente, una agenda cargada de urgencias y un mandato temporal, el futuro político de José Jerí dependerá de su capacidad para sostener la gobernabilidad y evitar que Perú vuelva a sumirse en otra crisis antes de las elecciones de 2026.