Cuando en el Reino Unido se conoció que Carlos III padecía una forma no revelada de cáncer, en febrero de 2024, había optimismo por su tratamiento. Pero a un año de que el diagnóstico se hiciese público, el cuadro de salud del monarca empeora día a día y la incertidumbre reina en Westminster. A su vez, la situación política y económica de las islas británicas añade un componente de tensión en la propia nobleza y también en el resto de la sociedad.
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Monarquía en el Reino Unido: el cáncer de Carlos III
Hace aproximadamente un año se conoció que Carlos III padecía cáncer, aunque no trascendieron más detalles. El monarca inició un tratamiento de quimioterapia que lo aisló de la vida pública hasta abril y desde ese entonces intentó desarrollar sus actividades como rey. De hecho, en julio validó a Keir Starmer como el nuevo primer ministro de Reino Unido y a mediados de octubre protagonizó la tradicional gira por la Commonwealth, las antiguas posesiones coloniales.
En los últimos días, también formó parte del pleno de reyes, reinas y jefes de Estado que conmemoraron el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau, el campo de concentración y exterminio nazi.

Sin embargo, su cuadro de salud empeora día a día y, a pesar de que continuará el tratamiento durante 2025, hay serias dudas sobre si podrá continuar en el Palacio de Buckingham. Los expertos en monarquía señalan que la abdicación es una posibilidad, aunque el ejemplo de Isabel II y su longevidad como cabeza de la monarquía británica podría ser una contraindicación.
La línea sucesoria de la Corona británica
La monarquía en el Reino Unido hizo una modificación clave de 2015 y abrió la línea sucesoria. El criterio a seguir es el derecho del primogénito, independientemente del género.
- William, Príncipe de Gales, hijo mayor de Carlos III
- Príncipe George, primer hijo de William
- Princesa Charlotte, segunda hija de William
- Príncipe Louis, tercer hijo de William
- Harry, duque de Sussex, hijo menor de Carlos III
- Príncipe Archie, hijo mayor de Harry
- Princesa Lilibet, segunda hija de Harry
Ante la incapacidad del rey, William podría asumir como “príncipe regente” y reemplazar a Carlos III en sus funciones.
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Las problemáticas internas y la disputa por Malvinas
Hace varios años, la crisis del Reino Unido se tradujo en un estancamiento económico y político. La llegada de Keir Starmer al 10 de Downing Street fue avalada por la democracia británica y el rey Carlos III, el encargado monárquico de ungir a los jefes de Gobierno.
Su irrupción de la mano del Partido Laborista estuvo marcada por los escándalos, algunos sin conexión con su mandato, pero que atraviesan de forma transversal la historia política del país. Las “grooming gangs” de ascendencia paquistaní que abusaron de menores de edad entre los años 80 y principios de la década de 2010 en Reino Unido y sus enfrentamientos con Elon Musk ocuparon gran parte de la agenda del líder laborista.

Pese a las demandas por el estancamiento productivo y comercial de las islas, Starmer no pudo revitalizar con políticas efectivas y la desaprobación a su figura ascendió al 63%. La dirigencia política británica atraviesa una nueva crisis que puede debilitar el mandato de las islas. Y el rol del monarca podría tener una relevancia ante la búsqueda de un nuevo primer ministro.
Lo mismo sucede con las Islas Malvinas, en donde el reclamo pujante de Argentina parece tomar aún más fuerza ante la creciente importancia del gobierno sudamericano y los acercamientos con Donald Trump en Estados Unidos.
Ante la posibilidad de una abdicación o la declaración de incapacidad de Carlos III, William sería el sucesor, quien tiene el recuerdo de Malvinas tras haber sido parte de un ejercicio militar en las islas.
La monarquía y la política británica mantienen un interés firme sobre Malvinas. El primer ministro Keir Starmer aseguró que no negociará su soberanía, pese a la insistencia argentina de retomar las negociaciones bilaterales y la reivindicación de sus legítimos derechos sobre el archipiélago.