La presidencia brasileña en el G20 concluyó con la cumbre realizada en Río de Janeiro. Luiz Inácio Lula Da Silva transfirió el liderazgo a su par sudafricano, Cyril Ramaphosa, no sin antes concretar una de sus principales iniciativas, la agenda social. El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur y las guerras en Ucrania y Medio Oriente fueron otros de los temas que sobrevolaron la reunión del foro internacional.
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G20: Lula consiguió la firma de la agenda social
El presidente de Brasil aprovechó la cita en Río de Janeiro para lograr los consensos necesarios para la firma de la declaración que da inicio a la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza.
En ese sentido, 82 países -entre ellos Estados Unidos y Argentina-, asumieron el compromiso de abordar las reformas de las instituciones internacionales, combate al hambre y la pobreza, y transición energética que plantea la agenda social. Estos tres tópicos fueron impulsados por Lula Da Silva desde la cumbre en Nueva Delhi y aprobados por los líderes mundiales, sus ministros de Economía y los presidentes de los bancos centrales de estas naciones.

Las conversaciones finales se realizaron a través del Canal de Sherpas, un mecanismo del G20 por el cual los presidentes de cada país designan “sherpas” o emisarios personales para coordinar las negociaciones y formar la agenda de cada cita internacional. A su vez, son los encargados de constituir los Grupos de Tareas que hacen posibles las iniciativas impulsadas por el foro.
En este caso, los equipos que harán posibles las responsabilidades de la Alianza Global tendrán oficinas en Roma, Adís Abeba, Bangkok, Brasilia y Washington para coordinar las estrategias y recursos para abordar políticas y tecnologías eficaces contra el hambre y la pobreza. Esta iniciativa no solo involucra a los países que integran el Grupo de los Veinte, sino a cualquiera que pretenda adherirse.
La no firma del acuerdo UE-Mercosur
Una de las mayores expectativas de Lula era la firma del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, posiblemente el acuerdo más ambicioso de la humanidad. Pese a que Sudamérica se mostró dispuesta a concluir con más de dos décadas de negociaciones, desde Europa pusieron trabas a las negociaciones finales. El sector agropecuario francés presionó al gobierno con numerosas protestas y tractoradas en todo el territorio.
Los funcionarios del Emmanuel Macron fijaron el 10 de diciembre como la fecha para discutir y votar el acuerdo en el Parlamento, que tendrá nuevamente la oposición del sector productivo nacional. Francia es el principal y único opositor a la alianza comercial entre el bloque europeo y el sudamericano, que podría ceder su solitaria posición.

Según el ministro brasileño de Agricultura, Carlos Fávaro, los últimos encuentros bilaterales de Lula da Silva con sus pares europeos confirmaron el interés mayoritario en firmar el acuerdo. Resta esperar si la opinión generalizada en Europa fuerza a los parlamentarios franceses a votar a favor de la alianza comercial.
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Ucrania y Medio Oriente: un cuestionado llamado a la paz
En la declaración final de la cumbre del G20 en Río de Janeiro, los países miembros y la Unión Europea expresaron su preocupación por los conflictos bélicos en Ucrania y Medio Oriente y reconocieron la necesidad de aumentar el flujo de ayuda humanitaria en los países afectados por la guerra.
En el caso de Ucrania no se incluyó la responsabilidad de Rusia como encargado de comenzar la guerra, un detalle que el primer ministro alemán, Olaf Scholz no dejó pasar. “Cualquier declaración será insuficiente si los 20 no pueden encontrar palabras claras sobre la responsabilidad de Rusia en este asunto. Me hubiera gustado haber visto algo diferente”, indicó el jefe de Estado alemán, uno de los aliados más importantes de Kiev desde que comenzó el conflicto en 2022.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, mostró estar de acuerdo con el texto final del Grupo de los Veinte y expresó que “damos la bienvenida a todas las iniciativas constructivas y relevantes que contribuyan a una paz integral, justa y duradera”.
A su vez, en el conflicto en Franja de Gaza y el Líbano, las naciones industrializadas y en vías de desarrollo hicieron un llamado a la paz sin mencionar directamente a Hamás ni Hezbollah, aunque “repudiaron el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones”. Incluso mostraron estar en línea con la solución de los dos Estados, para una coexistencia en paz de Israel y Palestina.