El gobierno del Líbano y Hezbollah atraviesan el peor momento de su vínculo político y militar. El Estado nacional exigió el desarme del grupo terrorista, en continuo conflicto con Israel y funcional a las alianzas regionales de Irán, que lanzó acusaciones y amenazas contra los funcionarios.
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El Líbano pretende desarmar a Hezbollah
Hezbollah, con una influencia que se remonta a la década del 80 tras sobrevivir a la purga de milicias paramilitares tras la guerra civil libanesa a finales del siglo XX, había gozado de una presencia política, militar y territorial a nivel nacional.
El gobierno libanés inició una estrategia para recobrar su potestad como autoridad máxima en todo el país. El primer ministro Nawaf Salam anunció que había encargado al ejército desarrollar un plan para restringir las armas a las fuerzas gubernamentales para fin de año, el cual sería discutido en las próximas semanas.

A su vez, buscará establecer su presencia en el sur del país después de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) debilitaron a los terroristas en la frontera común.
Hezbollah reaccionó a las gestiones gubernamentales y afirmó que el gobierno había “cometido un grave pecado al tomar la decisión de desarmar al Líbano de sus armas para resistir al enemigo israelí”.
“Esta decisión socava la soberanía del Líbano y da a Israel vía libre para manipular su seguridad, geografía, política y existencia futura”, afirmó el grupo en un comunicado que involucra a Tel Aviv.
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El terrorismo libanés, en su peor momento
La situación de la agrupación radicalizada continúa degradándose tras la renovación forzada del liderazgo y la intervención de Israel en el Líbano que afectaron la infraestructura, recursos y personal funcional a sus actividades.
El punto álgido del conflicto fue la operación de los pagers, realizada el 17 y el 18 de septiembre de 2024, que logró neutralizar a más de 4.000 soldados. El mismo mes, Tel Aviv asesinó a Hassan Nasrallah, el histórico líder que se hallaba en el Cuartel General del grupo terrorista, ubicado en un búnker al sur de Beirut.
Estos dos golpes afectaron notablemente la capacidad operativa de Hezbollah, la posibilidad de influenciar al gobierno del Líbano y otros aspectos importantes de la geopolítica en Medio Oriente, como el conflicto en Franja de Gaza y la escalada de tensiones entre Israel e Irán.