José Antonio Kast, fundador del Partido Republicano y referente de la derecha más conservadora de Chile, se instaló en el balotaje con la misión de reconstruir el país a través de un giro profundo en seguridad, migración y economía. De hecho, su campaña se apoya en la afirmación de que los chilenos viven una “crisis de autoridad” que solo puede resolverse con un Estado más firme y una presidencia consolidada.
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Kast nació en 1966 en Santiago. Es abogado por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), fue diputado por cuatro períodos, militó gran parte de su carrera en la Unión Demócrata Independiente (UDI) y luego fundó el Partido Republicano, desde donde impulsa su actual campaña hacia la presidencia. A su vez, cabe destacar que ya intentó llegar al ejecutivo en 2017 y 2021, sin éxito.
Ahora, nuevamente en carrera para la presidencia, presenta al “Escudo Fronterizo” como uno de sus principales pilares de campaña, una estrategia para frenar la inmigración irregular mediante infraestructura física, tecnología de vigilancia y presencia militar permanente. Este plan sintetiza su enfoque sobre la soberanía territorial y la seguridad como bases del desarrollo económico y social.
José Kast: un mensaje de “mano dura” en materia de seguridad y migración
Chile atraviesa por uno de los momentos de mayor inseguridad en los últimos diez años. Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC), publicada en julio de 2025, el 56,6% de la población se percibe expuesta frente al delito, siendo esta la cifra más alta de la última década. Además, 87,7% de las personas percibe un aumento de la delincuencia en el país, número que se mantiene casi constante.
Ante esto, Kast propuso el “Plan Implacable” para enfrentar al crimen organizado y restablecer el orden. Como principales medidas, se planea la construcción de cárceles de máxima seguridad con confinamiento completo para los líderes narcotraficantes. Además, busca endurecer las penas para los grupos criminales, instalando una fuerza de tareas especiales en pos de recuperar áreas dominadas hoy por la delincuencia.

Por otro lado, la migración hacia Chile está en auge. En 2023, de un total de 19 millones de habitantes, casi 2 millones provenían del extranjero, principalmente de Venezuela. La cantidad de inmigrantes ilegales superaba los 300 mil, por lo que Kast centró su campaña en el Plan Escudo Fronterizo, con el objetivo de convertir la migración irregular en un delito.
El proyecto consta de 3 fases. En primer lugar, reducir la entrada ilegal al país en un 50% durante los primeros tres meses en el poder, y en un 90% en el primer semestre. En segunda instancia, y con un papel central de los Carabineros, propone vigilar con atención los puntos más vulnerables de la frontera y, de esa manera, reducir de forma significativa el tráfico de drogas, armas y personas. Por último, buscará fortalecer la tecnificación, con mayor observación, vigilancia y detección con la tecnología más avanzada.
Muchos comparan su estrategia con la de su homólogo estadounidense, Donald Trump, ya que impulsaría un plan de deportaciones masivas. Además, quiere limitar los beneficios públicos en materia de salud, educación y vivienda para los inmigrantes sin documentos. El proyecto plantea vuelos privados para devolver a dichos individuos a sus países de origen.

Según Kast, la medida sería más económica que mantenerlos en el país y, asimismo, aclaró que quienes regularicen su situación podrán volver a ingresar, esta vez por la vía legal.
Plan económico para Chile: la “motosierra” de Kast
Según datos del Banco Mundial (BM), Chile enfrenta una baja en el crecimiento, escasez en las inversiones y estancamiento en la productividad consolidado desde hace diez años. Este escenario frena el crecimiento potencial y tensiona el mercado laboral, hoy marcado por una baja participación femenina y un alto porcentaje de informalidad.
Por otra parte, la desigualdad continúa siendo alta, con movilidad social limitada y una brecha significativa en cuanto al acceso a servicios de salud, educación y protección social de calidad.

En este contexto, José Kast propone un recorte fiscal de 6.000 millones de dólares para el primer año y medio de su mandato. Dicha reducción se concretaría mediante un ajuste tanto al Estado como al poder legislativo de manera proporcional.
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Su estrategia se basa en la austeridad, la productividad y la eliminación de abusos, sin afectar a las prestaciones sociales como la Pensión Garantizada Universal (PGU). No obstante, aún no se conoce con detalle la fórmula que utilizará para concretar dicho ajuste.
Finalmente, propone avanzar hacia un sistema tributario más sencillo. En ese sentido, rebajaría la tasa del impuesto corporativo de 27% a 23% para las medianas y grandes empresas; y una disminución del 23% al 20% para quienes contraten personal formalmente, para desincentivar la informalidad laboral.




