Las elecciones de Estados Unidos se encuentran muy reñidas y se maneja mucha incertidumbre. Hay un descontento social general que se manifiesta entre los ciudadanos hacia la democracia. Para ello, DEF conversó sobre este fenómeno global y el panorama electoral estadounidense con Jorge Argüello, diplomático argentino, exembajador de Argentina ante aquel país y exrepresentante de las Naciones Unidas por Argentina.
Además, Argüello publicó un libro respecto a la dinámica política y social de la potencia norteamericana este año: Las dos almas de Estados Unidos. En el mismo, explora la relación entre miradas y perspectivas tan distintas en un mismo país. De hecho, también hace un análisis de cómo estos dos panoramas se encuentran de igual manera insatisfechos con el gobierno y la administración estadounidense.
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Por otro lado, también fue el recopilador del libro El desafío de los países americanos en el G20, en donde se analizan las distintas miradas respecto a la agenda global y el rol de América Latina respecto al espectro internacional.

-¿Cómo ve el clima político y social en la previa de las elecciones de Estados Unidos?
-Estamos asistiendo a la evidencia de la insatisfacción de los pueblos de cara a las respuestas que el sistema democrático está brindando. Creo que lo que está ocurriendo en Estados Unidos no es un caso único: ocurre en Alemania, en Hungría, en Italia, en su momento en Brasil, incluso en nuestro país.
Hay una manifestación clara de que la percepción que está dando la democracia no es positiva y, por eso, resurge Donald Trump. Ya no se están discutiendo cuestiones de posicionamiento político, se están volviendo a debatir temas que parecían cerrados, como la religión o el aborto. Uno se encuentra en dos cosmovisiones muy distintas de un mismo país.
El mundo marcado por la “incertidumbre y falta de previsibilidad”
-¿Este nivel de polarización genera una gran sensación de inestabilidad en Estados Unidos? ¿Y a nivel global?
-Nadie puede saber lo que va a pasar, qué mundo vamos a tener el 20 de enero del 2025, que es el día que asume el Presidente de los Estados Unidos. ¿Y por qué es eso? Por la dinámica de los acontecimientos. La escalada en la ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza de la invasión del Líbano era insospechada hace muy pocas semanas, muy pocos meses.
De la misma manera que estaba descartada la posibilidad de que un país invadiera a otro con tanques y con infantería, como en las películas de guerra cuando yo era chico. Es incertidumbre y falta de previsibilidad. Eso es lo que está caracterizando esta etapa del mundo y por eso me parece que se están verificando este tipo de fenómenos en la mayoría de los países.

-¿Y en estas elecciones de Estados Unidos cree que, por ejemplo, la comunidad latina va a tener un voto muy decisivo?
La comunidad latina en general vota menos de lo que se espera. Si votaran todos los latinos que han inmigrado a los Estados Unidos, sería un dato irreemplazable de la realidad. Pero no es el caso, por más que hay un proceso de creciente incorporación de los latinos al número de votantes.
Estados Unidos tiene alrededor de 180 millones de ciudadanos habilitados para votar. El voto latino tiene una importancia creciente aunque todavía no determinante en el proceso electoral norteamericano. La cuestión de la migración es uno de los temas dominantes del sistema electoral.
Han fracasado tanto los republicanos como los demócratas en dar una respuesta eficiente a los inmigrantes. Sin embargo, tenemos un candidato a presidente que entre sus principales banderas levanta la bandera de la deportación masiva de latinos de los Estados Unidos.
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-Las redes sociales tomaron un papel protagonista en esta campaña, ¿qué tanto entra en juego a la hora de decidir para los votantes?
Es fundamental y tiene cada vez más importancia. Habría que preguntarse si el fenómeno de Donald Trump sería el mismo sin las redes sociales. Tiendo a pensar que no, que esos liderazgos también son producto de las características de la etapa que atraviesa la humanidad. Pero igualmente generó mucha llegada a generaciones y grupos sociales que no se veían tan involucradas en la política y que ahora lo están por estas campañas digitales.

La relación de Estados Unidos y Latinoamérica
-Después, ¿cómo sería el escenario de la relación Argentina-Estados Unidos en cualquiera de los dos casos?
-He trabajado con cuatro presidentes de Estados Unidos como embajador de Argentina: George W. Bush, Barack Obama, Donald Trump y los últimos tres años de la administración de Joe Biden. La verdad es que nunca he visto en ninguna de esas gestiones que se coloque a la región en un lugar importante de la agenda exterior de los Estados Unidos.
De hecho, si miramos los últimos debates de los candidatos presidenciales, el debate Trump-Biden primero y el debate Harris-Trump después, nos vamos a dar cuenta que América Latina no aparece mencionada ni una sola vez. Se menciona a México un par de veces por su pertenencia en el mercado. Esto que digo reconoce alguna excepción como Cuba, Venezuela y Nicaragua que son realidades de la región a las cuales Estados Unidos les presta atención de manera esporádica.
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-¿Hay algún otro caso excepcional en donde Estados Unidos esté atento a lo que sucede en Latinoamérica?
-Cuando se verifica el accionar y el despliegue de actores extra hemisféricos dentro de la región. Cuando aparece China, Rusia, Irán, se encienden luces de alarma en Washington hasta que se contiene la situación y todo vuelva a la normalidad.
-Entonces, a su manera de verlo, ¿dónde se concentra la atención de Estados Unidos en la agenda internacional?
Las dos almas de Estados Unidos están en desacuerdo en casi todo, pero tienen algunos puntos de acuerdo. Como, por ejemplo, la agenda exterior. El mejor ejemplo es, y lo digo entre comillas, “la amenaza china”. Los dos lados coinciden en la preocupación por el ascenso de China, el posible declinamiento de Estados Unidos, la necesidad de contener a China y consolidar a Estados Unidos.
Una respuesta es Make America Great Again, otra respuesta es America is Back. Más allá de las diferencias de matices, conceptualmente están hablando los dos del reposicionamiento de los Estados Unidos y el intento por evitar esta realidad que se está insinuando.
La “fatiga” del sistema democrático
-¿Cree que este movimiento de época tiene que ver mucho con la juventud?
–Los jóvenes lideran esta sensación de insatisfacción, que se nos viene expresando en todo el tejido social, pero me parece que si uno mira las encuestas, y sobre todo en jóvenes varones, es más claro todavía.
Seguramente tiene que ver con esta modalidad de elección en donde en vez de elegir las virtudes de los ganadores, deciden condenar a los otros. Esto provoca que aparezcan figuras sin historia ni trayectoria en la política. La mayoría de las elecciones en los últimos años están siendo ganadas por fuerzas políticas que no son ni antiguas ni tradicionales.
En general, creo que de las últimas 13 elecciones, 10 han sido ganadas por partidos que no tienen más de 10 años. Este es un dato que se tiene que leer y que tiene que ver con este cansancio, esta fatiga del sistema democrático.

-¿Cómo se sigue luego de manifestar este descontento social generalizado?
-No creo que haya alguien que lo sepa. Porque en realidad, está todo muy dinámico. Hay que esperar y ver cómo evoluciona esta temática. Pero no hay respuesta para esto, porque estamos navegando por aguas desconocidas. El mundo no pasó antes por estas aguas, entonces no hay brújulas ni mapas.