Kamala Harris y Donald Trump cruzaron fuertes ataques y se mostraron en las antípodas ideológicas. Harris dijo que Trump es un “peligro para la democracia”, en tanto que el republicano definió a su rival demócrata como “marxista” y dijo que ha sido “la peor vicepresidenta de la historia”.
El National Constitution Center de Filadelfia fue la sede del esperado debate presidencial, que posiblemente será el único que mantendrán la actual vicepresidenta Kamala Harris y el exmandatario Donald Trump. Organizado por la cadena ABC, fueron 90 minutos cargados de tensión donde no faltaron los golpes bajos y las descalificaciones en la previa de las elecciones del 5 de noviembre en EE.UU.
Ambos se cruzaron fuertes acusaciones. La supuesta inoperancia de la actual administración frente a la presunta “ola de criminales” que ha invadido el país fue el caballito de batalla que Trump volvió a utilizar, como durante toda la campaña. Recordó que Harris había sido la encargada de gestionar la política migratoria; la definió como la “zar de la frontera” y sentenció que fracasó en su misión.

A su turno, Kamala Harris definió a su rival, Donald Trump, como “un peligro para la democracia” y recordó que el 6 de enero de 2021 “incitó a una horda violenta para que destrozase el corazón de la democracia del país”.
Trump rechazó la acusación y respondió que su mensaje de ese día fue “en tono pacífico”. Sostuvo que la responsabilidad de no haber desplegado más tropas de la Guardia Nacional para contener el ataque al Capitolio fue de la titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y del alcalde de Washington DC, que tenían a su cargo la seguridad.
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Economía y crisis migratoria, dos frentes calientes
“Queremos recuperar nuestro país y hacer a EE.UU. grande otra vez”, dijo Trump, quien afirmó que la administración de Joe Biden y Kamala Harris destruyó la economía. Por su parte, la actual vicepresidenta cuestionó con dureza la herencia del gobierno de Trump: “Nos dejó la mayor tasa de desempleo, la peor epidemia de salud pública en un siglo y el peor ataque a nuestra democracia desde la guerra civil”. Y afirmó: “Lo que hemos hecho es limpiar el desastre de Trump”.
Frente a las acusaciones de “marxista” y “radical de izquierda” que le lanzó Trump, la candidata demócrata defendió su plan para reducir impuestos a la clase media y a los pequeños emprendedores. Definió su propuesta como una “economía de oportunidades” y dijo que el recorte de impuestos a los multimillonarios, impulsado por Trump, aumentaría el déficit público y llevaría al país a la recesión.

Trump, por su parte, afirmó que la actual vicepresidenta “no tiene ningún plan” y “está copiando el de Biden”. “Teníamos la mejor economía del mundo”, sostuvo, al reivindicar su propia gestión, herencia que habría sido dilapidada por su sucesor Joe Biden. Afirmó que él posee un “plan brillante” que permitirá recuperar la senda del crecimiento.
El candidato republicano apuntó contra el actual gobierno, al que culpó de haber llevado al país a “la peor inflación de la historia”. A su turno, Harris arremetió contra el “peligroso” Proyecto 2025, elaborado por grupos conservadores que buscaría desmantelar agencias del gobierno federal y despedir a miles de burócratas de Washington. Buscó vincular a Trump con esa agenda, pero el expresidente republicano negó que esa fuera su plataforma de campaña.
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La agenda exterior: de la guerra de Ucrania a Medio Oriente
En el segmento dedicado a la política exterior, Kamala Harris afirmó que Trump se siente cómodo entre dictadores y autócratas, y dijo que los líderes del mundo se ríen de él. Citó a exfuncionarios suyos y referentes del sector militar, para los cuales, dijo, “Trump es una desgracia”.

Sobre la guerra en Ucrania, la actual vicepresidenta manifestó que con Trump en el gobierno, “hoy Putin estaría sentado en Kiev y amenazando a sus vecinos”. La respuesta de Trump fue que, por el contrario, él era respetado en el mundo y, con él en el poder, el conflicto nunca se hubiera desencadenado. En cambio, dijo, la incompetencia demostrada al gestionar la salida de Afganistán convenció a Putin de invadir a Ucrania, al tiempo que fustigó a la administración Biden por su supuesta debilidad frente a sus socios europeos, que deberían aportar más a la OTAN, algo que él sí habría logrado durante su gestión.
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Trump dijo, además, que Kamala Harris “odia a Israel” y que de llegar ella al poder, el Estado judío “desaparecería en dos años”. Culpó, además, al actual gobierno de la posición de fuerza de Irán, un país al que él había impuesto duras sanciones, que de haberse mantenido con Biden no le habrían permitido financiar el terrorismo en Oriente Medio.
“El presidente es el comandante en jefe de las FF.AA. y tiene que entender la importancia del rol y la responsabilidad que exige el cargo”, afirmó Harris, quien sostuvo que Trump nunca estuvo a la altura. Añadió que los autócratas del mundo anhelan que el republicano vuelva al poder para “poder manipularlo con adulaciones y pequeños favores”.

Aborto, Obamacare y discriminación racial
En el capítulo de los derechos sociales, Trump y Harris se mostraron en posiciones antagónicas. Mientras el republicano acusó a su rival y al candidato a vice de los demócratas, Tom Walz, por sus posiciones extremistas en materia de aborto. Dijo que habilitarían la interrupción del embarazo hasta el octavo mes del embarazo.
Harris cuestionó el controvertido fallo de la Corte Suprema, que devolvió a los Estados la decisión final sobre el aborto y en 2022 puso fin a casi 50 años desde el histórico fallo “Roe vs. Wade”, que habilitó el aborto a nivel nacional. Recordó que Trump había designado a tres de los jueces de tendencia conservadora que firmaron esa sentencia, en referencia a Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Por su parte, Trump reivindicó que la decisión sobre el tema volviera a los Estados y cada uno de ellos decidiera su regulación según la votación del pueblo.

Otro tema de confrontación fue el llamado “Obamacare”, que permitió una cobertura de salud más extendida en la población y que ha sido históricamente cuestionado por los republicanos. “El acceso a la salud debe ser un derecho de todos y no una prerrogativa de los que pueden afrontar ese gasto”, manifestó la actual vicepresidenta.
Harris se mostró convencida del éxito del programa para evitar los abusos y falta de cobertura de seguros de salud privada frente a enfermedades preexistentes. Por su parte, Trump aseguró que él heredó esa política de los demócratas y que está evaluando opciones para reemplazarlo por su enorme costo para los contribuyentes.
Finalmente, un tema espinoso sobre el final del debate fue el tema racial. La candidata demócrata calificó de “tragedia” la utilización de Trump de ese tema, pero el republicano lo minimizó y negó haberse referido a su rival en términos despectivos por su color de piel. “Es asunto de ella”, relativizó.
Sobre el cierre, ambos candidatos cruzaron ataques respecto de las divisiones creadas en el seno de la sociedad estadounidense. “No queremos un líder que nos divida”, afirmó Harris. Trump recogió el guante; afirmó que “la actual administración es la que más ha dividido al país” y reafirmó que su objetivo es reconstruir EE.UU. para hacerlo “más grande, mejor y más fuerte”.




