Escribe Ariel González Levaggi (*)
Tras la invasión de la Federación Rusa a Ucrania, los tiempos no han sido sencillos para la Unión Europea (UE) y, con Donald Trump en el gobierno de Estados Unidos, los próximos años presentan grandes desafíos para un actor que ha ido perdiendo estatura estratégica en el concierto global.

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Europa, en la encrucijada y con un rol global debilitado
Entre las consecuencias geopolíticas y geoeconómicas de la guerra en Ucrania, el creciente descontento social y el avance electoral de movimientos de derecha nacionalista en las últimas elecciones europeas, el margen de maniobra y el rol global de la Unión Europea se han visto debilitados.

Al respecto, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca añade una serie de problemas adicionales. En primer lugar, el diálogo político entre Washington y Bruselas estará fuertemente condicionado por visiones divergentes. Mientras Europa defiende un orden internacional basado en normas y reglas, Trump prioriza un enfoque transaccional, guiado por el bilateralismo y el apoyo a socios ideológicamente afines, como la Hungría de Viktor Orbán.
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El fin de la guerra en Ucrania y sus consecuencias
Además, la postura de Trump de buscar un punto final a la guerra ruso-ucraniana no es bien vista en Bruselas, ya que podría implicar concesiones a Rusia que legitimen la ocupación de territorios ucranianos y bloqueen la integración de Ucrania en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esto pondría en riesgo, a largo plazo, la soberanía de Ucrania como estado independiente.

Paralelamente, se vislumbra un progresivo desinterés de Washington por los “problemas europeos”. Si bien esto podría otorgar mayor autonomía estratégica a los países del continente, también los obligará a asumir una mayor responsabilidad –con menos respaldo estadounidense– para enfrentar amenazas como una Rusia cada vez más asertiva. A su vez, esto implicará un aumento en los presupuestos de defensa y la necesidad de consolidar un proyecto de autonomía estratégica, sin el cual Europa seguirá perdiendo peso en la escena internacional.
Europa: Donald Trump, desafíos económicos y problemas internos
Por último, la nueva administración republicana plantea importantes desafíos económicos para Europa. La posible imposición de aranceles a las importaciones de la UE afectaría a grandes exportadores, como Italia y los Países Bajos. Asimismo, un aumento de los aranceles a productos chinos podría desviar excedentes hacia Europa, saturando los mercados y dañando la competitividad de las industrias europeas.

Sin embargo, buena parte de los desafíos que enfrenta Europa y su papel como actor global radican en problemas internos: la fragmentación política, el retorno de los nacionalismos y la pérdida de competitividad continúan debilitando su protagonismo como potencia benigna en el escenario global.
De hecho, la victoria de Donald Trump solo viene a complicar un escenario que, de por sí, no era muy auspicioso.
(*) El autor es director del Centro de Estudios Internacionales (CEI).