El 2025 comenzó con novedades en la guerra en Ucrania. Volodímir Zelenski anunció que interrumpirá el flujo de gas ruso después de que expiren los acuerdos de tránsito firmados en 2019. La medida, si bien pretende poner a Kiev en una posición de poder frente a Rusia, puede perjudicar al resto de Europa y a los socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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Europa se despide del gas ruso
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, decidió detener el suministro de gas proveniente de Rusia a través del gasoducto Druzhba que atraviesa el país. “Hemos interrumpido el tránsito de gas ruso, es un acontecimiento histórico. Rusia pierde mercados y sufrirá pérdidas financieras“, expresó el ministro ucraniano de Energía, Guerman Galushchenko en un comunicado.
Pese a la guerra, Rusia nunca dejó de suministrar gas a los europeos a través de la compañía estatal Gazprom. En 2023, los rusos enviaron 14.650 millones de metros cúbicos en 2023 y, desde el comienzo de la invasión, el comercio energético representó 200.000 millones de dólares para Moscú, siendo Europa su mayor cliente con 38% de las exportaciones.

El fin de la vía ucraniana y otros conflictos como Nord Stream pone a Europa en una situación límite en pleno invierno. Ahora solo se abastecerán por el gasoducto TurkStream, que pasa por el Mar Negro, y su prolongación Balkan Stream, además de la importación proveniente de buques cisterna.
Las consecuencias del bloqueo del gasoducto Druzhba
El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, alertó sobre el “drástico impacto” del corte y propuso oficiar de sede para futuras negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia durante su visita a Moscú.
El mandatario se valió de un estudio de la gasística eslovaca SPP para detallar el shock económico de la interrupción del gasoducto. Según los datos y el consumo anual del bloque en torno a los 4.000 millones de megavatios, la medida ucraniana implica “un costo adicional de 40.000 a 50.000 millones de euros para los hogares, las empresas y las infraestructuras públicas europeas, solo en el precio del gas”.

Sin dudas, la medida tiene un impacto triple. Ucrania deja de recibir 700 millones de dólares anuales por permitir el paso del gas ruso, Rusia pierde su mayor cliente, así como ve más debilitada a Gazprom y Europa deberá recurrir a otros mercados para satisfacer su demanda energética.
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Los proveedores de gas a los que puede recurrir Europa
Los datos Eurostat en 2020 indicaron que el 58% de la energía de la Unión Europea proviene de importaciones. En esta situación de vulnerabilidad, Rusia era el principal proveedor de combustibles fósiles de la UE.
Más de la mitad de los combustibles fósiles sólidos importados en 2020 (principalmente carbón), así como el 43 % del gas natural importado, llegaban desde Moscú. Con la invasión a Ucrania, el bloque dispuso sanciones y redujo esta dependencia del Kremlin. La demanda de gas ruso pasó del 40% en 2021 al 8% en el último año.
Europa encontró en Noruega, Estados Unidos y Qatar otras fuentes de gas natural y GNL. El apoyo de EE. UU., que provee el 50% del GNL, fue crucial para evitar una crisis de demanda energética cuando Rusia cortó el suministro a través de Polonia en la época temprana de la guerra.

De la misma forma, Europa puede encontrar localmente y en sus asentados socios, el gas necesario para suplir ese margen que afecta principalmente en Hungría, Chequia, Italia, Austria, Moldavia, Eslovaquia y Eslovenia.
En los últimos días, se anunció que Alemania será el proveedor para Chequia y Austria mientras que Rumania auxiliará inicialmente a Moldavia. A su vez, el gasoducto TurkStream parece la vía para que el gas ruso continúe su curso rumbo a Europa.
Sin embargo, la problemática para el Kremlin es la competencia que impone Turquía, con sus propios planes para importar gas desde Azerbaiyán, y las políticas de la UE cada vez más hostiles, y que podrían terminar de derrumbar la economía de Rusia.