El presidente Emmanuel Macron anunció la retirada parcial de las fuerzas estacionadas en África y minimizó la presencia de Francia en las antiguas posesiones coloniales.
La afloración del sentimiento antifrancés, los consecuentes golpes de Estado en Mali, Burkina Faso y Níger, y las presiones en otros territorios de ultramar, provocaron la reforma militar de Francia en el extranjero. Tras la salida de Níger, el presidente Emmanuel Macron anunció la retirada adicional de más de 1.000 activos y redujo la presencia en África, aunque busca ampliar su presencia en Nueva Caledonia.
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Los problemas de Francia en África
Tras el duro revés en las elecciones en el Parlamento Europeo y el triunfo de la derecha, Emmanuel Macron adelantó los comicios legislativos que estaban pactados para 2027. La decisión, que busca aliviar el impacto de la derrota frente a Marine Le Pen, viene de la mano con promesas de grandes reformas.
Una de ellas es la presencia militar de Francia en los vestigios del colonialismo, que en el último tiempo fue una de las principales problemáticas para la proyección internacional de París.
A raíz del proceso de descolonización, lo que antes se llamaba África Occidental Francesa se dividió en Benín, Costa de Marfil, Guinea, Mauritania, Senegal, Burkina Faso, Mali y Níger, Estados que progresivamente cortaron sus vínculos con París. Estos últimos tres integran actualmente la subdivisión denominada como la región del Sahel.

Desde 2020 se registraron ocho golpes de Estado en el continente, cinco pertenecientes al Sahel. Mali tuvo dos en 2020 y 2021, Burkina Faso sufrió la misma cantidad en 2022 y Níger, el más reciente, tuvo lugar el año pasado.
Los tres países tienen en común la pasada relación con Francia y la inestabilidad tanto política como de seguridad, influenciada por los golpes militares y la presencia de grupos de índole criminal y terrorista.
El Sahel dio el puntapié para la salida francesa
La amenaza del Estado Islámico en la zona ameritó la intervención militar de Francia en el pasado enmarcadas en las operaciones Serval y Barkhane, que tuvieron un éxito fugaz, pero que generaron dependencia de las ex-colonias hacia Europa. En respuesta, los nuevos gobernantes de Mali, Burkina Faso y Níger conformaron la Alianza del Sahel, un pacto de defensa que dejó fuera a Francia.
En septiembre de 2023 Macron anunció el fin de la permanencia de 1.500 soldados en Níger, así como de las relaciones diplomáticas tras el golpe de Estado que tuvo lugar en el país en abril de ese año.

La salida paulatina de Francia del continente africano se incrementó con la derrota en las elecciones europeas. El gobierno francés comunicó la reducción de las fuerzas estacionadas en otros países:
- Gabón, de 370 a 100
- Senegal, de 350 a 100
- Costa de Marfil, de 600 a 100
- Chad, de 1.000 a 300
En paralelo, Yibuti retendrá sus 1.500 activos franceses mientras que el Mayotte, un archipiélago del océano Índico entre Madagascar y Mozambique, seguirá con el trabajo conjunto con 300 militares.
La influencia de París en África pasará de los 5.620 soldados en 2023 a 2.400 a mediados de 2024, aunque su rol será el mismo. La presencia de Francia, cada vez menor, busca mantener una vía de apoyo en distintas aristas, tanto en seguridad como en ayuda humanitaria.

En un contexto electoral, la medida profundizada del presidente Emmanuel Macron trae consigo el despojo del pasado colonialista, la intención de alivianar el sentimiento anti-francés y un acercamiento a las raíces de la histórica inmigración.
¿Qué sucede en Nueva Caledonia?
Además de África, en mayo, Francia encontró problemas en Oceanía. El territorio de Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur, estuvo afectado por numerosas protestas y enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, que ocasionaron 130 detenidos y tres muertos.
La agitación social se originó tras una votación favorable para una reforma electoral que modifica sustancialmente el sistema de votación, una decisión que se tomó en París, a 17.000 kilómetros del archipiélago.
Anteriormente, solo los residentes en Nueva Caledonia previo a 1998 y sus descendientes podían votar. De esta forma, el territorio se aseguraba de restringir la influencia francesa en las elecciones y mantener la democracia para los caledonios.

La propuesta de Francia consiste en ampliar el derecho a voto para quienes hayan habitado las islas durante 10 años. De esta forma, el padrón se ampliaría y podría afectar el curso de las políticas en el territorio de Oceanía.
Los originarios de Nueva Caledonia, algunos pertenecientes al pueblo indigena de los canacos, libran una lucha interna para lograr la independencia de las islas. Anexadas por Napoleón III en 1853 e integradas como territorio de ultramar en 1946, la docena de islas estuvieron sumidas en un conflicto armado entre 1976 y 1988 que se cobró decenas de vidas.
El Acuerdo de Numea concluyó las disputas y estableció el compromiso de Francia de conceder mayor autonomía y participación política a los indígenas, que componen el 41% de la población.

Tanto los canacos como los independentistas perciben la reforma electoral como un intento de intervención de los europeos, lo que desató más de una semana de manifestaciones y choques con las fuerzas policiales durante mayo.
Desde Francia, Emmanuel Macron pausó la modificación de las listas de votación y anunció el Estado de Emergencia durante 12 días, además del despliegue de 3.000 efectivos que reforzaron a la policía.
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Un mes más tarde, se produjo una nueva ola de violencia con la detención y el traslado a Francia continental del líder independentista Christian Tein y otras 10 personas acusadas de fomentar las revueltas.