El 7 de agosto de 2008, se inició la operación militar del Kremlin en territorio georgiano, justificada en la supuesta defensa de la población de Abjasia y Osetia del Sur que, según Moscú, había sido previamente atacada por las autoridades de Tbilisi. Ambos territorios venían funcionando, desde la caída de la Unión Soviética y al cabo de dos breves conflictos internos entre 1991 y 1993, como territorios independientes de facto y funcionaban, en la práctica, como protectorados rusos.
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Luego de tres días de hostilidades, el 10 de agosto de 2008, se acordó un cese del fuego, pactado gracias a la mediación de la Unión Europea. Sin embargo, según el embajador de Georgia en Argentina, Gvaram Khandamishvili, desde entonces se han producido graves violaciones a los derechos de la población georgiana residente en esas dos regiones, que representan el 20 % del territorio del país y que solo Rusia y un puñado de aliados internacionales −entre ellos, Venezuela y Nicaragua− reconoce como “repúblicas independientes”.

Rusia vs. Georgia: crónica de una guerra anunciada
“La guerra contra Georgia fue el primer acto directo de agresión militar de Rusia contra un Estado independiente tras el final de la Guerra Fría”, apuntó el diplomático, quien calificó a la invasión de 2008 como una “agresión a gran escala premeditada y planificada” por Moscú como parte de una estrategia mucho más amplia. Ese conflicto bélico tuvo, según señaló, “un impacto directo en la seguridad de Georgia y de la región del Mar Negro; y, por ende, en la seguridad de Europa en su totalidad”.
“Las hostilidades no comenzaron de la noche a la mañana”, explicó Khandamishvili, quien destacó que “desde la restauración de su independencia en 1991, Georgia estuvo sujeta a la guerra híbrida de Rusia”. Dijo que el objetivo de Moscú era establecer su dominio y control sobre la región del Cáucaso, considerada como “su zona de influencia”. Sostuvo que “Rusia pretendía presentarse como una fuerza estabilizadora, en lugar de lo que realmente era: una potencia destructiva”. Cabe recordar que, meses antes de la invasión, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) había acogido la aspiración de Georgia, junto con la de Ucrania, a integrarse a la alianza militar.

Citando ejemplos a lo largo de la historia, como la anexión del reino georgiano de Kartli-Kajetia por parte del imperio ruso en 1801 y la invasión soviética de 1921, el embajador denunció “la ambición imperialista y expansionista” de Moscú. “Por medio de la guerra de agosto de 2008, Rusia pretendió interferir en los asuntos internos y externos de Georgia”, destacó, al tiempo que denunció la “ocupación de los territorios de un Estado soberano”.
Violaciones de los derechos humanos, deportaciones y limpieza étnica
“En las regiones de Abjasia y Tsjinvali (Osetia del Sur), donde históricamente el grupo étnico más numeroso era el georgiano, la disminución de esta población ha disminuido significativamente como resultado de la limpieza étnica llevada a cabo por Rusia desde los años 90”, manifestó el embajador Gvaram Khandamishvili, quien denunció las violaciones de los derechos de los habitantes de su país que se convirtieron en desplazados internos.
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Las políticas de agresión de Rusia incluyeron, además de las violaciones de los derechos de la población georgiana −entre ellos la “deportación masiva” y el despojo de sus propiedades−, violaciones del espacio aéreo y provocaciones militares, así como un embargo económico y energético. “Unos meses antes de la guerra de 2008, Moscú ya había comenzado a desplegar fuerzas militares adicionales y equipo pesado en Abjasia, y se había votado en el Parlamento ruso un proyecto de ley que reconocía a Abjasia y a Tsjinvali (Osetia del Sur) como Estados independientes”, enumeró, como antecedente, de lo que sucedería apenas finalizada la ofensiva militar del Kremlin contra Georgia.

El diplomático recordó que, tras esa “guerra de agresión” contra su país, Rusia ha violado el cese del fuego, ha impedido el acceso de la misión de monitoreo de la Unión Europea (UE) y ha secuestrado o detenido ilegalmente a unos 3500 civiles georgianos.
La militarización del Mar Negro y los riesgos para la región
Hoy, recordó en su exposición en la UNDEF, existen dos bases militares rusas y 32 puestos de su servicio federal de seguridad en el territorio soberano de Georgia. La militarización del espacio marítimo georgiano por parte de Rusia tendrá lugar, según indicó el embajador, una vez que se instale la nueva base naval en Ochamchire, un puerto de Abjasia ubicado en la costa del Mar Negro. “Esto plantea graves riesgos para la soberanía de Georgia y para la estabilidad regional”, advirtió.

En cuanto a las negociaciones para la resolución del conflicto, Khandamishvili recordó que se han celebrado 64 rondas en Ginebra (Suiza), bajo el formato previsto en el acuerdo de cese del fuego de 2008. “Lamentablemente, a lo largo de los últimos 17 años, no se registró ningún avance significativo por la posición destructiva de la parte rusa”, concluyó el embajador, al tiempo que reafirmó que “Georgia sigue comprometida con la resolución pacífica del conflicto, siempre con apego irrestricto a las normas del derecho internacional y en el pleno respeto de su soberanía e integridad territorial”.