Hasta las últimas semanas, Moscú había intentado por medios convencionales repeler la invasión ucraniana en Kursk, pero sin avances sustanciales. El panorama alarmante forzó a una sorprendente operación militar: una infiltración por un gasoducto, que revirtió la situación y llevó a Rusia y Ucrania a las negociaciones para un alto el fuego.
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Guerra en Ucrania: la infiltración rusa por un gasoducto en Sudzha
La invasión de Ucrania en Kursk fue la más grande que sufrió Rusia desde la Segunda Guerra Mundial y la resistencia no hace más que desgastar a Moscú. Ante la urgencia de obtener resultados en todos los frentes, los rusos planearon un ataque audaz.
Soldados se infiltraron a través de un gasoducto en desuso para atacar la retaguardia ucraniana en Sudzha, una estratégica ciudad fronteriza que funciona como punto estratégico de la invasión, antaño funcionaba para las exportaciones de gas ruso. En un espacio reducido de 1,4 metros de ancho, un reducido grupo recorrió 15 kilómetros a pie con máscaras de gas, y pasó varios días dentro de las tuberías antes de atacar.

Pese al elemento sorpresa, el Estado Mayor ucraniano notificó a través de Telegram que “las fuerzas especiales rusas están siendo detectadas, bloqueadas y destruidas. Las pérdidas del enemigo en Sudzha son muy elevadas“.
Por otro lado, canales rusos de la plataforma como “Two Majors” y Yuri Podolyaka informaron que Rusia había recuperado siete aldeas de la región, pero aun lejos de la ciudad principal. El Ministerio de Defensa ruso confirmó el domingo 9 de marzo que sus tropas habían tomado la aldea de Lebedevka.
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La continuidad de la invasión ucraniana en Kursk
En medio de las tentativas de paz, los enfrentamientos en el este ucraniano, y la reformulación de las alianzas de Kiev, el óblast ruso de Kursk permanece como un territorio clave para el futuro del conflicto.
De aquella sorprendente incursión que consiguió 1.000 kilómetros en agosto de 2024 y obligó a Rusia a movilizar soldados y recursos, solo queda una resistencia que enfrenta a la unión ruso-norcoreana que ya destinó 50.000 efectivos para recuperar el control de la región fronteriza.
Para noviembre de 2024, Rusia había avanzado con éxito en 40% del territorio ocupado, principalmente gracias a la asistencia de Corea del Norte con tropas y armamento, hecho que fue denunciado en reiteradas ocasiones por Corea del Sur y Occidente.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski afirmó en enero de este año que, a pesar de la alianza, “Moscú ha perdido 38.000 de sus soldados solo en esta dirección (Kursk), siendo casi 15.000 de estas pérdidas irreversibles”. Cabe destacar que la infiltración en Sudzha generó pérdidas mayores que por el momento no fueron precisadas por los rusos, aunque no frenó su avance.
La intensidad de la nueva ofensiva rusa obliga a Ucrania a reevaluar su presencia en Kursk si pretende conservar la única carta que tiene para presionar a Moscú a una mesa de negociaciones de paz.