El Ártico comienza a ser un escenario de disputas internacionales. Con Estados Unidos enfocado en Groenlandia, Rusia ahora acusa a Noruega de emprender la militarización de Svalbard, un archipiélago alcanzado por el Tratado de Spitsbergen que prohíbe su uso bélico.
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Svalbard, eje de nuevas disputas en el Ártico
En una reunión de trabajo con el embajador noruego, Robert Kvile, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia transmitió su preocupación por la “creciente militarización de Svalbard”.
Según Moscú, el conjunto de islas cercano al Ártico se ve arrastrado a la “órbita de planificación político-militar de Noruega, con la participación de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)” y la existencia de “instalaciones de doble uso”.
Los rusos acusan a los noruegos de vulnerar el Tratado de Spitsbergen, un acuerdo multilateral firmado en 1920 que dividió el territorio en forma equitativa entre los países de la Unión Europea y estableció regulaciones que continúan hasta la actualidad.

Si bien el Reino de Noruega mantiene la soberanía sobre el archipiélago, permite la explotación de los recursos naturales a empresas de los más de 40 países signatarios, entre ellos Estados Unidos, Dinamarca y la Unión Soviética, hoy Rusia.
El acuerdo también prohibió la construcción de cualquier tipo de instalación militar, así como el uso de las islas con propósitos bélicos. La Cancillería noruega negó las acusaciones de las autoridades rusas y aseguró que todas sus acciones en las islas se desarrollan en pleno cumplimiento del acuerdo alcanzado hace un siglo en París.
El diplomático de la delegación de Noruega ante la OTAN, Mathias Rongved, advirtió que Svalbard es parte de la soberanía noruega y de la Alianza Atlántica, al ser el país escandinavo integrante de la organización militar.
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La importancia estratégica del archipiélago para Rusia
Svalbard es un archipiélago compuesto por tres islas denominadas Spitsbergen, isla del Oso y Hopen. Por su ubicación geográfica funciona como un punto de paso entre la Noruega continental y el Ártico.
La capital del archipiélago Longyearbyen, está habitada por unos 3.000 habitantes y es el pueblo más septentrional del mundo, un enclave fundamental para la exploración y la explotación de la región ártica.
Como mencionamos, sus recursos naturales están bajo potestad de los noruegos aunque debe permitir el acceso a empresas de 40 nacionalidades diferentes. Para poner un freno al extractivismo, el gobierno del archipiélago cerró todas las minas en el territorio y busca aumentar los controles sobre el impacto medioambiental, aunque no descarta el interés internacional sobre su riqueza mineral, además de su fauna que en parte está protegida por los convenios globales.

Otro punto clave de la importancia de las islas es que allí se construyó el Banco Mundial de Semillas, que alberga más de 1.400 especies de semillas de plantas alimenticias para proteger la biodiversidad ante el riesgo de catástrofes globales.
El creciente calentamiento global causa el derretimiento del hielo y permite aún más acceso a recursos naturales de Svalbard, por lo que el Océano Ártico se presenta como un nuevo escenario de disputas geopolíticas, como pudo apreciarse con el interés de Donald Trump sobre Groenlandia.