El reciente encuentro entre Lula da Silva y Donald Trump durante la cumbre de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) marcó un nuevo punto de inflexión en la relación entre Estados Unidos y Brasil. En un contexto global de tensiones económicas y competencia por los mercados emergentes, ambos presidentes coincidieron en la necesidad de avanzar hacia un posible acuerdo comercial.
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Durante los últimos años, las relaciones bilaterales se habían visto afectadas por medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos, que impactaron en algunos productos brasileños. Estas tensiones generaron un clima de desconfianza que ahora podría empezar a mitigarse si se concreta las negociaciones para dar inicio al nuevo marco de cooperación económica que ambos gobiernos se comprometieron a llevar adelante.
Estados Unidos y Brasil: de la tensión al acuerdo
El encuentro entre Luiz Inácio Lula da Silva y Donald Trump, celebrado durante la cumbre de la ASEAN en Kuala Lumpur, capital de Malasia, marcó un punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y Brasil. Tras varios meses de fricciones comerciales, ambos líderes coincidieron en la necesidad de recomponer la confianza y avanzar hacia un acuerdo bilateral que favorezca el comercio y la inversión.
Según declaraciones del propio Lula, Trump le garantizó que Estados Unidos está dispuesto a revisar los aranceles actualmente vigentes y a negociar un nuevo marco de cooperación económica. En concreto, el acuerdo contemplaría la reducción gradual de las tasas impuestas a productos brasileños, como acero, aluminio y etanol, además de la apertura de nuevos canales para la exportación de bienes industriales y agrícolas.

Fuentes cercanas a la negociación indicaron que el pacto incluiría también mecanismos de cooperación tecnológica y energética, así como un compromiso conjunto para simplificar las normas aduaneras. De concretarse, sería el primer acuerdo comercial de alcance amplio entre ambos países en más de una década, y podría sentar las bases de una alianza estratégica en el continente americano.
Estados Unidos, por su parte, destacó el tono constructivo del diálogo y señaló que su objetivo es restablecer un equilibrio comercial justo y mutuamente beneficioso. Lula calificó el encuentro como muy positivo y remarcó que Brasil quiere ser un socio, no un competidor, en un mensaje que busca reposicionar al país dentro de la política exterior estadounidense en la región.
Más allá de los aspectos económicos, la reunión entre Lula y Trump tiene una dimensión política significativa. Ambos mandatarios subrayaron la importancia de mantener una relación basada en el respeto mutuo y coincidieron en que la cooperación estratégica podría extenderse a otras áreas, como energía limpia, inversiones y seguridad regional.
Una guerra comercial que parece llegar a su fin
En los últimos meses, las relaciones entre Estados Unidos y Brasil estuvieron atravesadas por una serie de medidas arancelarias que afectaron el intercambio bilateral.
En concreto, el país norteamericano incrementó en un 50% los aranceles a las importaciones sobre productos brasileños, en función a la necesidad de proteger su producción nacional. Estas disposiciones impactaron fuertemente en las exportaciones brasileñas, que dependen en gran parte del acceso al mercado estadounidense.

Brasil respondió a las restricciones diplomáticamente, buscando apoyo mutlilateral ante organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC). El gobierno brasileño sostuvo que las medidas eran incompatibles con los principios de libre comercio.
Paralelamente, el país amplió su red de socios comerciales, aumentando el intercambio con China y con otras economías asiáticas para compensar la caída de las ventas a Estados Unidos.
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Las tensiones también se reflejaron en la relación política. Los contactos bilaterales se redujeron y las negociaciones comerciales quedaron estancadas. Según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil, el volumen de exportaciones hacia Estados Unidos cayó más del 15 % entre 2023 y 2024, mientras crecieron las destinadas al mercado chino.
Con la reciente reunión entre Lula da Silva y Donald Trump, ambos gobiernos buscan revertir ese escenario. El diálogo apunta a restablecer la cooperación. Los equipos técnicos comenzarán a definir los mecanismos para facilitar el comercio y reimpulsar las inversiones. De concretarse un nuevo acuerdo, se pondría fin a uno de los periodos de mayor tensión comercial entre las dos mayores economías del continente.



 
                                    

 

