Donald Trump cerró definitivamente cualquier tipo de relación que pudiera tener Elon Musk con el gobierno estadounidense. Tras varias críticas disparadas públicamente, el mandatario y el empresario se distancian cada vez más. La aprobación de la ley fiscal en el Senado sacó chispas nuevamente entre ellos y Trump amenazó con deportar a Elon Musk y hasta incluso quitarle subsidios claves a sus empresas.
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Los problemas entre Trump y Musk
En las últimas semanas, la relación entre Donald Trump y Elon Musk entró en una fase de confrontación directa y descarnada. Todo comenzó cuando Musk criticó duramente el nuevo plan fiscal impulsado por Trump, conocido como el “Big Beautiful Bill”. Desde su cuenta en la red social de su propiedad, X, el CEO de Tesla y SpaceX calificó el proyecto como una “abominación repugnante”, acusándolo de disparar el déficit federal y beneficiar intereses políticos a corto plazo. Su comentario no cayó bien en el entorno del expresidente, que respondió con amenazas públicas.
Trump, desde su red Truth Social, insinuó que estaba considerando cortar todos los subsidios y contratos federales que reciben las empresas de Musk, diciendo que “la forma más rápida de ahorrar miles de millones es dejar de darle dinero a Elon Musk”.
Esta declaración encendió las alarmas tanto en el mercado financiero como en Washington, dado que Tesla depende en parte de incentivos fiscales para vehículos eléctricos, y SpaceX mantiene contratos multimillonarios con el gobierno, especialmente con la NASA y el Departamento de Defensa.
La tensión escaló aún más cuando Trump, en un acto en Texas, fue consultado por periodistas sobre si consideraría deportar a Elon Musk. El expresidente respondió: “Tendremos que echarle un vistazo a su situación”, sin ofrecer detalles, pero dejando abierta la posibilidad de revisar su proceso de naturalización, a pesar de que Musk es ciudadano estadounidense desde 2002.
El comentario fue interpretado como un intento de intimidación directa hacia el empresario sudafricano, en el marco de una disputa política cada vez más personal.

La respuesta de Musk no tardó en llegar. Desde X, dijo que el gobierno de Trump está dispuesto a traicionar sus principios fiscales. Además, amenazó con movilizar apoyo político contra los legisladores republicanos que aprueben el “Big Beautiful Bill” y deslizó la posibilidad de fundar un nuevo partido político, en oposición al demócrata y el republicano que, según Musk, funcionan como un único partido debido a sus gastos públicos incesantes.
El impacto para las empresas de Elon Musk: Tesla en caída libre
El conflicto ya tuvo consecuencias económicas. Las acciones de Tesla cayeron un 11% en apenas una semana, lo que representó una pérdida de más de 70 mil millones de dólares en valor bursátil. Inversores temen que Tesla pierda el acceso a créditos fiscales federales de hasta 7500 dólares por vehículo eléctrico vendido, una herramienta clave para competir en el mercado.

En el caso de SpaceX, también hay preocupaciones por la posible cancelación de contratos gubernamentales que, en conjunto, superan los 30 mil millones de dólares, incluyendo acuerdos con la NASA para misiones tripuladas y con el Pentágono para el lanzamiento de satélites militares
La amenaza de Trump también reavivó un viejo debate sobre el rol del Estado en la financiación de empresas privadas de alta tecnología. Musk fue durante años uno de los principales receptores de subsidios en EE.UU., un dato que sus críticos no olvidan, pero también fue responsable de avances clave en el transporte eléctrico y la exploración espacial.