En los últimos 18 años, Taiwán perdió cierto espacio en la región a manos de la República Popular de China, con una diplomacia acompañada de promesas e inversiones. Sin embargo, la isla mantiene su presencia en América Latina y el Caribe con siete embajadas y con la financiación de una serie de programas a través de su Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional (ICDF) y de su participación como socio accionista del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
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La “sangría” de aliados se inició en 2007, cuando el entonces presidente de Costa Rica, Óscar Arias, decidió romper sus relaciones con Taipéi para alinearse con la “política de una sola China” promovida por Pekín. Le siguieron Panamá, en 2017; la República Dominicana, en 2018; Nicaragua, en 2021; y Honduras, en 2023.

Taiwán y sus aliados en la región: unos lazos inquebrantables
Así y todo, siete de los doce países con los que Taipéi aún mantiene vínculos diplomáticos se en encuentran en esta parte del mundo: Paraguay, Guatemala, Belice, Haití y los pequeños estados insulares caribeños de San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, y Santa Lucía.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla reconoce “la necesidad de fortalecer los lazos existentes para contrarrestar el aumento de las actividades de Pekín dirigidas a socavar la diplomacia de Taiwán en la región”.

En diálogo con DEF, su director general para América Latina y el Caribe, Lino Cheng, destacó que el subcontinente posee, además, “un mercado sofisticado” y dijo que su país desea profundizar los vínculos “en este momento tan crucial del conflicto comercial entre los Estados Unidos y China”.
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En los últimos días, el mandatario guatemalteco Bernardo Arévalo visitó por primera vez la isla, donde mantuvo reuniones con distintas empresas de alta tecnología y aseguró que el “trabajo conjunto” con Taiwán permitirá su país “construir su propia ruta al desarrollo” y hacer realidad la apuesta de su administración a “la modernización, la transformación y el desarrollo sostenible para miles de jóvenes y familias guatemaltecas”.

Por su parte, el presidente de Paraguay, Santiago Peña, fue uno de los invitados especiales a la ceremonia deasunción de su colega taiwanés, Lai Ching-te, en mayo de 2024. Desde su llegada al poder, Peña ha hecho hincapié en su intención de convertir al país sudamericano en un hub tecnológico y un “polo de innovación”, para lo cual ha abierto las puertas a los inversores en el sector de los servicios digitales y la industria de los semiconductores.
Diplomacia, cooperación al desarrollo y becas educativas
Taiwán no se mueve solamente en el plano diplomático. Con más de medio siglo de presencia en América Latina, los programas de cooperación al desarrollo han afianzado los lazos con distintos países de la región. Desde la asistencia técnica y la microfinanciación de proyectos destinados a pequeños productores rurales, hasta el reciente apoyo a la digitalización del sistema de salud pública de Paraguay o la construcción del Hospital Nacional de Chimaltenango en Guatemala, son numerosos los ejemplos del “poder blanco” desplegado por la isla.

El sistema educativo es otro de los grandes orgullos de Taiwán. “Nuestro gobierno invierte mucho en educación”, explicó el embajador Lino Chen, quien destacó el alto valor de sus recursos humanos y señaló que el 97% de los jóvenes taiwaneses son graduados universitarios. Ese resultado no es casual, si consideramos que el país destina anualmente no menos del 19,5% de su presupuesto nacional a educación, ciencia y cultura.
Cada año, el país ofrece a jóvenes del exterior una serie de becas financiadas por el Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional (ICDF) y los Ministerios de Educación (MOE) y Asuntos Exteriores (MOFA) para cursar estudios de grado y posgrado, así como aprendizaje y perfeccionamiento del idioma chino mandarín en la isla (“Beca Huayu”). Este año, 44 estudiantes argentinos participarán de los distintos programas ofrecidos por el gobierno de Taiwán.
