Hace meses, la Policía Nacional de Haití se enfrenta a las pandillas junto a una fuerza multinacional compuesta por Kenia y otros Estados del Caribe. Asimismo, a 29 años de su desmantelamiento, se decidió que vuelvan a ser instauradas las Fuerzas Armadas haitianas. Serán entrenadas por Francia y tendrán la misión de intervenir en el conflicto interno que asola al país desde enero.
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La situación sigue siendo compleja, las organizaciones criminales amenazan con una nueva ola de violencia mientras que el primer ministro, Garry Conille, fue destituido por el Consejo Presidencial de Transición.

Turbulencia y nuevo primer ministro en Haití
Sin elecciones a la vista, Haití sigue inmerso en un panorama político complicado. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en 2021, no hay un gobierno democráticamente electo en el país. En marzo de 2024 se dio a conocer el exilio del entonces primer ministro, Ariel Henry, en medio de la preocupante situación de violencia. Las pandillas habían atacado edificios gubernamentales y se apoderaron de Puerto Príncipe, pese a la resistencia en solitario de la policía.
Henry se vio forzado a dimitir tras una gestión marcada por los desastres naturales, la pandemia del COVID-19 y la negativa a un necesario llamado a elecciones presidenciales. Tras su salida se creó el Consejo Presidencial de Transición, organismo encargado de estabilizar la situación a nivel nacional y convocar a los haitianos a las urnas.

En mayo se llegó a la determinación de comenzar con gobiernos de transición, con una duración de cinco meses cada uno, pero con Garry Conille surgieron los primeros inconvenientes. Según el ente nacional, el primer ministro había tomado decisiones en solitario y asumido atribuciones del presidente, como la representación diplomática en el extranjero.
Esto llevó a su destitución el 8 de noviembre y a designar en su lugar al empresario y ex candidato a senador, Alix Didier Fils-Aimé, quien encabezará el Consejo Presidencial.
Las Fuerzas Armadas se entrenan en Martinica
En paralelo a la marcada inestabilidad, la primera tanda de soldados de las Fuerzas Armadas haitianas se entrena en la isla de Martinica, bajo el patrocinio de Francia. El liderazgo político pretende que se sumen a la Policía Nacional y a las fuerzas keniatas para enfrentar a las pandillas que son responsables de las continuas olas de violencia que sufre el país desde enero.
El plan enfrenta un desafío, ya que el ejército haitiano había sido disuelto en 1991 a raíz de su participación en el golpe de Estado a Jean-Bertrand Aristide. Cuando el presidente retornó al poder gracias a las presiones internas y externas, tomó la decisión de desmantelar las distintas ramas de las FF. AA.

Haití permaneció sin Ministerio de Defensa hasta 2011 y sin personal asignado hasta 2017, cuando el gobierno de Jovenel Moïse decidió abrir las convocatorias. En ese entonces, el Ejército inició con 500 reclutas para el patrullaje marítimo y fronterizo y actuar ante desastres naturales. Para 2023 alcanzó los escasos 2.000 soldados.
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El Consejo Presidencial de Transición continúa el plan de Moïse para reducir la dependencia de los cascos azules de las Naciones Unidas y recuperar la soberanía sobre su territorio. Sin embargo, el contexto actual y la falta de recursos hace que la tarea de combatir a las organizaciones criminales sea compleja y siga dependiendo de la ayuda de las fuerzas multinacionales.