El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó un ambicioso plan para que la Armada estadounidense construya una nueva clase de buques de guerra, conocidos como clase Trump, que buscan revitalizar el poder naval de Washington con barcos más grandes, tecnológicamente avanzados y dotados de armamento de última generación.
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Cómo serán los buques de la clase Trump
Trump explicó que la nueva clase de buques de guerra serán “los más grandes y poderosos jamás construidos” y parte de la renovada capacidad naval estadounidense. El plan de renovación comenzará con dos barcos iniciales, incluyendo el primero llamado USS Defiant.
Con un desplazamiento estimado entre 30.000 y 40.000 toneladas, estos buques integrarán tecnologías avanzadas ya adoptadas en otros desarrollos militares, como inteligencia artificial, sistemas láser, cañones de riel eléctricos y misiles hipersónicos.

El secretario de la Marina, John Phelan, confirmó que también estarán equipados con misiles de crucero de lanzamiento marítimo con ojivas nucleares, los cuales están en fase de desarrollo.
La estrategia contempla ampliar la flota naval con entre 20 y 25 de estas unidades, con el fin de fortalecer la supremacía marítima de EE. UU. y estimular la industria nacional de construcción naval. Se espera que los buques de guerra clase Trump se conviertan en los navíos insignia de la Armada estadounidense.
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Flota Dorada: parte del relanzamiento naval de Estados Unidos
En un principio, Trump fue enfático al describir la urgencia que enfrenta Estados Unidos respecto a su poder naval: “Nuestros barcos se volvieron viejos, cansados y obsoletos, y nosotros iremos en la dirección exactamente opuesta”.
La llamada “Flota Dorada” surge como una respuesta a esta crisis y el mandatario señaló que buscará conseguir “cien veces más potencia y fuerza” que cualquier otra embarcación desarrollada por Washington en su historia.

El plan de renovación llega en el marco de una revalorización de esta rama de las Fuerzas Armadas norteamericanas, con una presencia inédita en el Caribe producto de la campaña militar del Comando Sur contra los carteles de droga latinoamericanos y la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro.
En los últimos meses, la cuarta flota del Comando Sur de los Estados Unidos fue parte de intercepciones de más de 12 embarcaciones presuntamente ligadas al tráfico de drogas y la reciente incautación de buques petroleros sancionados que operan para Venezuela.
A su vez, el relanzamiento del poderío estadounidense es parte de una disuasión frente a los avances navales de China en Indo-Pacífico y su despliegue cerca de Taiwán, sumado a las recientes maniobras junto a Rusia frente al mar de Japón.
El plan de Donald Trump para construir una nueva clase de buques de guerra, bautizada como clase Trump dentro de una ambiciosa Flota Dorada, marca uno de los esfuerzos más importantes para relanzar el poder naval estadounidense en décadas. Con capacidades ofensivas y defensivas avanzadas, estos navíos podrían redefinir la estrategia marítima de Estados Unidos en los próximos años.




