Estados Unidos estableció diversas bases militares secretas en islas remotas a lo largo de su historia, muchas de ellas con un alto grado de confidencialidad, por su ubicación estratégica y la naturaleza de sus operaciones. Muchas de estas bases sirvieron como puntos de control para pruebas de armamento, centros de inteligencia y plataformas de lanzamiento de misiles o aeronaves.
Las bases militares secretas de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial
Una de las bases militares de mayor relevancia fue la de la isla Amchitka, territorio perteneciente a las islas Aleutianas en Alaska. Originalmente utilizada como aeródromo militar durante la Segunda Guerra Mundial, Amchitka adquirió notoriedad en las décadas de 1960 y 1970 cuando se convirtió en un sitio de pruebas nucleares subterráneas.
La explosión más grande realizada en suelo estadounidense, conocida como la prueba “Cannikin”, tuvo lugar en esta isla en 1971, lo que generó preocupaciones por los impactos ambientales y sísmicos.

Otra isla con una historia militar significativa es Tinian, en las Islas Marianas del Norte. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue un punto clave para las fuerzas estadounidenses, y desde su aeródromo despegaron los bombarderos que lanzaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
En la actualidad, el ejército estadounidense restauró la pista de aterrizaje de North Field en Tinian con el objetivo de mejorar la movilidad y la capacidad operativa en la región del Pacífico, en respuesta al crecimiento militar de China.
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Por otro lado, en el Ártico, la base de Thule en Groenlandia, ahora denominada base aeroespacial Pituffik, fue fundamental para la defensa y logística estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto bélico, Groenlandia adquirió un papel estratégico, ya que permitió a Estados Unidos establecer bases aéreas y meteorológicas cruciales para la planificación de operaciones como el desembarco en Normandía. Thule sigue siendo un punto clave en la red de defensa aérea y satelital de Estados Unidos.
El valor estratégico de las bases militares secretas norteamericanas
Una de las más conocidas es la base en la isla Diego García, ubicada en el océano Índico. Aunque oficialmente forma parte del Territorio Británico del Océano Índico, el gobierno británico la arrendó a Estados Unidos desde la década de 1960. Esta base jugó un papel crucial en las operaciones militares estadounidenses en Oriente Medio y Asia, sirviendo como punto de reabastecimiento y como centro logístico para bombarderos estratégicos.

Además, fue señalada en varias ocasiones como posible centro de detención encubierto utilizado por la CIA en sus operaciones contra el terrorismo, aunque estas acusaciones han sido objeto de debate.
En el océano Pacífico, la isla Omelek, ubicada dentro del atolón Kwajalein en las Islas Marshall, fue utilizada por Estados Unidos como sitio de pruebas de misiles balísticos. Más recientemente, SpaceX la aprovechó como plataforma de lanzamiento para sus primeros cohetes Falcon 1 entre 2006 y 2009, debido a su ubicación remota y a la cercanía con el ecuador, lo que mejora la eficiencia de los lanzamientos espaciales.
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Desde la década de 1930, Johnston pasó a ser controlado por el Ejército de los Estados Unidos y la Marina, convirtiéndose en una base clave para la defensa aérea y experimentos militares. Su uso más conocido comenzó en la Guerra Fría, cuando el atolón se convirtió en un sitio de pruebas nucleares atmosféricas dentro de la Operación Dominic en la década de 1960.
Algunas de estas pruebas fueron lanzamientos de misiles con cargas nucleares, incluyendo la fallida prueba “Bluegill Prime”, en la que un misil explotó accidentalmente antes de alcanzar su objetivo, dispersando la contaminación radioactiva en la zona.