Con una participación electoral récord del 83,5%, el pueblo votó y marcó un cambio de era en la vida política de Alemania. El triunfo de la coalición conformada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Friedrich Merz y sus históricos aliados de la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera deja, sin embargo, poco margen para la conformación del próximo gobierno.
Con el 28,6% de los votos, el bloque parlamentario de la CDU y la CSU contará con 208 escaños en el Bundestag, la cámara baja del Parlamento federal. Necesita 316 escaños para formar gobierno y, descartada una coalición con la extrema derecha, lo más factible es una “gran coalición” con los socialdemócratas del SPD.
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“Necesitamos una formación de gobierno rápida y sensata. Debemos ser capaces de actuar a nivel internacional”, afirmó Friedrich Merz, el futuro canciller federal, tal como se conoce en Alemania al cargo de primer ministro. “Cumpliremos rápidamente nuestro mandato porque el mundo no nos espera. Tampoco espera largas conversaciones y negociaciones de coalición”, completó el número uno de la CDU.
Friedrich Merz es un antiguo rival interno de Angela Merkel y se alejó de la actividad pública en 2009 tras quedar marginado dentro de su partido. Volvió a la política en 2018, luego de una larga carrera en el mundo de las finanzas y los bancos de inversión. Hoy ha corrido a su partido hacia la derecha y busca endurecer la política migratoria y sacar a su país de la recesión. Sin embargo, no piensa romper la regla no escrita de marginar a los partidos extremistas de cualquier alquimia para llegar al poder.

La extrema derecha alemana consigue un resultado histórico
El anunciado batacazo de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), la formación que postuló como candidata a canciller a Alice Weidel, fue uno de los mayores cimbronazos en el mapa político del país desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Con el 20,8%, duplicó los votos obtenidos en las elecciones de 2021 y será la segunda mayor bancada, con 152 escaños. La AfD se impuso en todos los Estados federados de la antigua Alemania oriental, salvo en distrito de Berlín y en la ciudad de Leipzig, donde se impuso La Izquierda (Die Linke).

“No se puede ignorar a millones de electores”, afirmó Weidel en la noche del domingo, tras conocerse los excelentes resultados de su partido, sometido a un “cordón sanitario” por el resto de las fuerzas políticas. La AfD, que recibió el indisimulado apoyo del magnate tecnológico Elon Musk, se convertirá así en la principal fuerza de oposición y ejercerá una fuerte presión sobre las futuras autoridades en la agenda migratoria, uno de sus mayores caballitos de batalla durante la campaña.

Alemania: ¿Una “gran coalición” o un nuevo tripartito?
Las opciones para la formación del nuevo gobierno federal quedaron muy limitadas, debido a la floja performance del Partido Liberal Democrático (FDP), una fuerza más afín ideológicamente a la CDU, pero que no ha conseguido superar el techo del 5% de los votos para ingresar en el Bundestag. Frente a este panorama, el Partido Socialdemócrata (SPD) se presenta como el mayor candidato a conformar una gran coalición, como ya ocurrió entre 2005 y 2009 y entre 2013 y 2021, cuando ocupaba el cargo de canciller la democristiana Angela Merkel.
Sin embargo, la SPD cosechó el peor resultado desde 1887 y quedó en tercer lugar, detrás de la ultraderecha, con apenas el 16,4% de los votos. Así y todo, sus 120 diputados serán claves para asegurar la gobernabilidad del país.

Por su parte, el actual canciller Olaf Scholz reconoció su responsabilidad y puso su liderazgo a disposición de los afiliados. Quien suena con mayores chances para asumir la conducción del partido es el hasta ahora ministro de Defensa, Boris Pistorius, quien se perfilaba como potencial candidato incluso antes de los comicios, aunque finalmente estrechó filas detrás de la fallida postulación de Scholz.
Una alternativa a la “gran coalición” sería la llamada “coalición Kenia”, por los colores de la bandera del país africano: el negro de la CDU, el rojo de la SPD y el verde del partido ecologista. Este último partido consiguió el 11,6% de los sufragios y 85 escaños en el Bundestag. La opción parece haber sido descartada por el actual gobernador bávaro Markus Söder, líder de la Unión Social Cristiana (CSU) y uno de los hombres fuertes del nuevo cuadro del poder.

Una coalición urgente para resolver los problemas de un país en recesión
Con una caída del 0,2% en su PBI en 2024, según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), Alemania acumula dos años de recesión económica, ya que en 2023 había sufrido un retroceso del 0,3%. La industria automotriz sufre la presión de la competitividad de los vehículos eléctricos chinos y se queja de los costos de producción y la excesiva burocracia, que afectan su capacidad de maniobra para adaptarse a las demandas del mercado.
“La rápida formación del gobierno puede enviar una importante señal de cambio en la economía y la sociedad. Alemania necesita un programa de crecimiento valiente que haga avanzar poderosamente a nuestro país”, afirmó el presidente de la Federación de Industrias de Alemania (BDI), Peter Leibinger. La apuesta de los industriales es a una gran coalición entre los conservadores (CDU/CSU) y los socialdemócratas (SPD), con la prioridad puesta en “un plan estratégico para reducir la burocracia y más inversión, y fortalecer nuestra defensa”.
En el mismo sentido, la alta representante de Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea (UE), la estonia Kaja Kallas, urgió a la rápida formación de la nueva administración federal en Berlín. “Los alemanes han elegido y ahora tienen que formar gobierno. Espero que lo hagan lo antes posible, porque necesitamos avanzar con decisiones también a nivel europeo que requieren la participación alemana”, afirmó.