Las restricciones a la exportación de tierras raras, que tomó el gobierno de China, abrió un nuevo capítulo de la guerra comercial con Estados Unidos. La respuesta inmediata de Donald Trump fue la decisión de imponer aranceles de hasta el 130% sobre los productos del gigante asiático que ingresen a su mercado.
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Las nuevas restricciones chinas afectan a 12 de los 17 elementos que integran este conjunto de minerales estratégicos. Según explica el Servicio Geológico de los Estados Unidos, se trata de “metales de color gris hierro a plateado brillante, típicamente blandos, maleables, dúctiles y reactivos, especialmente a temperaturas elevadas”.
Suelen presentarse en bajas concentraciones en toda la corteza terrestre y el proceso de separación es muy complejo. Se trata de insumos fundamentales para la robótica, los vehículos híbridos y eléctricos y las turbinas eólicas, además de su importancia estratégica para la industria militar y en el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA).

Tierras raras: China y EE. UU. cada vez más enfrentados
El portavoz del Ministerio de Comercio de China aseguró que las medidas constituyen una “salvaguardia de la seguridad nacional y de la seguridad común internacional”. Señaló que Pekín ha notificado a sus socios a nivel global y ha activado “mecanismos de diálogo bilateral sobre exportaciones”.
Pekín cuestionó, al mismo tiempo, el “doble estándar” de Washington, a cuyo gobierno acusó de “abusar de los controles de exportaciones” y de adoptar acciones discriminatorias en contra de China, al imponer medidas unilaterales sobre la comercialización de semiconductores que perjudican al gigante asiático.
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Trump, por su parte, calificó la actitud de Pekín de “siniestra y hostil” y amenazó con suspender la reunión que debía mantener con su par chino Xi Jinping, en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en la ciudad surcoreana de Gyeongju. “Esto fue una verdadera sorpresa, no solo para mí, sino para todos los líderes del mundo libre. Iba a reunirme con el presidente Xi en dos semanas, en la cumbre de la APEC en Corea del Sur, pero ahora parece que no hay razón para hacerlo”, afirmó el mandatario estadounidense.
A su vez, en las últimas horas, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dejó abierta la puerta para la celebración de ese encuentro bilateral. “Creo que la reunión seguirá en pie”, dijo en una entrevista con Fox Business.
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China y su control de la cadena global de tierras raras
Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, China controla el 61% de la producción de tierras raras y el 92% de su procesamiento. En 2024 exportó 58.142 toneladas métricas de imanes de tierras raras, por un valor total de aproximadamente 2900 millones de dólares.
¿Cómo llegó el gigante asiático a tener un control casi monopólico de la cadena de producción de las tierras raras? El primer paso fue el descubrimiento en 1927 del depósito de Bayan Obo, en la región autónoma china de Mongolia Interior.

Durante la década del 30, geólogos determinaron la presencia de tierras raras en el mineral de hierro de la zona, que hoy son componentes clave de las industrias de punta. En 1957, el Baotou Iron and Steel Group inició la producción de estos elementos, devenidos en insumos estratégicos en las industrias tecnológicas. Entre 1950 y 2018, China registró más de 25.000 patentes en esta industria, dejando atrás a Estados Unidos, con sus 10.000 patentes.
Sin embargo, Estados Unidos siguió siendo el principal productor mundial de tierras raras hasta 1998, cuando China pasó a convertirse en el mayor proveedor del planeta. A pesar de los esfuerzos de Washington y los países europeos por reducir la brecha que los separa de Pekín, un desacople entre las mayores economías de Occidente y el gigante asiático es impensable en estos momentos. Ninguna de ellas cuenta con la capacidad de extracción y la escala industrial para hacer que la producción de estos elementos sea económicamente sostenible.