En 2024, los 582 gigavatios de nueva potencia instalada de fuentes renovables a nivel global representaron un incremento del 15% en forma interanual. Tres cuartos del total fueron aportados por centrales solares fotovoltaicas, que sumaron un total de 452 gigavatios; seguidas de la energía eólica, con 114,3 gigavatios.

La mayor parte del crecimiento se produjo en Asia, que actualmente representa el 53,4% de la capacidad renovable instalada en todo el planeta. En ese lote, China continuó liderando y fue responsable del 64% de la capacidad añadida en 2024. Por su parte, el otro gigante del continente, India, sigue siendo el mayor hub de manufactura y exportación de paneles solares fotovoltaicos. La capacidad de producción doméstica de este tipo de tecnología creció exponencialmente en los últimos seis años, al pasar de 5 a 68 gigavatios entre 2018 y 2024.
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Cumbre del Clima: cuál es la hoja de ruta de la COP 30
Para alcanzar los objetivos del Consenso de Dubai de triplicar la capacidad renovable de cara a 2030, se necesita triplicar la actual potencia instalada. “Cumplir ese objetivo exige ahora añadir la extraordinaria cifra de 1122 gigavatios cada año a partir de 2025, lo que exige acelerar el crecimiento anual hasta el 16,6% a lo largo de la década”, señala la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), en un informe de cara a la Conferencia de Partes de la ONU (COP 30), que se desarrollará en Belém de Pará (Brasil) a partir de la próxima semana.

En el prólogo del reporte, el embajador André Corrêa do Lago, presidente de la COP 30, destacó que, según estimaciones de la propia IRENA, “el 91% de los nuevos proyectos renovables son más económicos que las alternativas fósiles, lo que significa un desarrollo que podría impactar notablemente en el futuro de los sistemas energéticos, especialmente en los países en desarrollo”.

La última conferencia, la COP 29 de Bakú (Azerbaiyán) concluyó con un compromiso de los países desarrollados de movilizar de cara a 2035 al menos 300.0000 millones de dólares en financiación climática, procedentes tanto de fuentes públicas como privadas, y como resultado de acuerdos bilaterales de aportes de organismos multilaterales. Uno de los grandes desafíos será cómo distribuir esos fondos, ya que actualmente el 80% de los recursos se destinan solo a 29 de los 183 países catalogados como “en vías de desarrollo”.




