El gobierno del primer ministro Keir Starmer realizó una fuerte apuesta por la energía nuclear, en el marco de su estrategia de transición hacia fuentes limpias de abastecimiento. La titular de la cartera de Economía, Rachel Reeves, confirmó que se destinarán 14.200 millones de libras esterlinas –más de 19.000 millones de dólares – de fondos públicos a la construcción de la central Sizewell C. El Estado ya había destinado 3.600 millones de libras –unos 4800 millones de dólares– al proyecto en los últimos dos años.

Se estima que las obras generarán, en su momento pico, unos 10.000 puestos de trabajo y, una vez en funcionamiento, la central nuclear suministrará electricidad a 6 millones de hogares británicos. Más del 70% de los contratos de construcción se adjudicarán a empresas británicas, con lo que se buscará impulsar las cadenas de suministro nacionales.
- Te puede interesar: Corea del Sur busca su lugar en el mercado internacional de la energía nuclear
El premier Starmer recordó que “no se ha construido ninguna nueva central nuclear en décadas”. La última, Sizewell B, entró en operación en 1995. Tal como advierte un artículo publicado por el diario londinense The Guardian, los cinco reactores nucleares existentes en el Reino Unido generaron el 14% de la electricidad del país en 2024, cifra muy inferior al pico alcanzado por la industria a finales de la década de 1990, cuando 18 reactores nucleares proporcionaban más del 25% de la energía de Gran Bretaña.
“Necesitamos una energía nuclear que nos catapulte a una edad de oro de abundancia en energías limpias porque es la única manera de proteger los bolsillos de las familias, recuperar el control de la producción y hacer frente a la crisis climática“, afirmó, por su parte, el ministro de Seguridad Energética, Ed Miliband.

La futura central nuclear británica y su “hermana gemela”
Ubicada en la costa de Suffolk, Sizewell C contará con dos reactores del tipo EPR –sigla en inglés de “reactor presurizado europeo”–, que tendrán una potencia instalada total de 3200 megavatios. El Estado británico mantendrá el 44,9% de las acciones, que también incluirán al fondo de inversiones canadiense La Caisse (20%), las británicas Centrica (15%) y Amber Infrastructure (7,6%), y el coloso energético francés EDF (12,5%). Su construcción demandará entre nueve y doce años.
En paralelo, la propia EDF está construyendo en suelo británico la central Hinkley Point C, cuyas obras se iniciaron en 2018 y, tras varias postergaciones, está previsto que se ponga en marcha en 2030. Considerada la “hermana mayor” de Sizewell C, contará con una potencia instalada de 3200 megavatios. Es decir, entre las dos nuevas usinas nucleares, el Reino Unido prácticamente duplicará su disponibilidad de energía de fuente nuclear.

La apuesta por el reactor modular de Rolls Royce
Por otra parte, el gobierno británico anunció que seleccionó, en el marco de su programa para la nueva generación de reactores nucleares, el proyecto de Rolls Royce, con una potencia total de 470 megavatios. La agencia británica responsable del sector, Great Britain Energy-Nuclear (GBN), aportará 2500 millones de libras esterlinas, que equivalen a poco más de 3390 millones de dólares.

Se trata de un pequeño reactor modular (SMR) de agua a presión, alimentado por uranio enriquecido a no más del 4,95%. Entre los socios de Rolls Royce, se encuentra la operadora checa CEZ, con la que la firma británica acaba de firmar un acuerdo para la construcción de un SMR en ese país, en el predio de la central nuclear de Temelín.
Por su parte, la empresa canadiense Atkins Réalis está participando tanto en el proyecto de la central convencional Sizewell C, como en el SMR de Rolls Royce, brindando servicios de ingeniería y soporte técnico.