El Plan Nuclear Argentino es una de las iniciativas más ambiciosas del gobierno de Javier Milei y tiene, entre sus metas, la puesta en funcionamiento del primer reactor modular enteramente diseñado y construido en nuestro país.

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Se trata del modelo ACR-300, cuyo diseño conceptual ya fue patentado por INVAP en Estados Unidos. En concreto, tal como señaló el responsable del Consejo Nuclear Argentino, Demian Reidel, se comenzará con “la construcción de cuatro módulos en el sitio de Atucha, que permitirán casi duplicar la capacidad nuclear instalada del país”.
Cada uno de esos módulos tendrá una potencia instalada de 300 megavatios, por lo que el total de la capacidad ascendería a 1200 megavatios. Actualmente, con Atucha I fuera de servicio por las tareas para la extensión de su vida útil, Argentina cuenta con alrededor de 1365 megavatios de fuente nucleoeléctrica, generados por Atucha II y Embalse.

Qué es un reactor modular y cuáles son sus ventajas
Según la definición del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), los denominados SMR (small modular reactors) son “reactores nucleares avanzados con una potencia de hasta 300 megavatios por unidad, lo que representa cerca de un tercio de la capacidad de generación de los reactores nucleares de potencia tradicionales”.
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Su formato modular permite que sus sistemas y componentes se ensamblen en la fábrica y se transporten como una sola unidad al lugar de instalación. De esta manera, se evitan las grandes obras civiles a las que estamos acostumbrados en los sitios de los reactores convencionales que hoy conocemos, con las correspondientes demoras en su construcción.
Desde el punto de vista de la ecuación económica, señalan los especialistas, mientras el primer módulo del SMR entra en producción y comienza a generar ingresos, se puede continuar con la construcción de los sucesivos módulos e ir escalando el proyecto.

Este tipo de tecnologías avanzadas permitirían, según señala el OIEA, “producir electricidad de base y despachable, así como otros productos energéticos necesarios para la descarbonización de sectores como la industria, el transporte y la desalinización de agua marina”. Y añade que “son ideales para mercados de nicho en los que los grandes reactores no son viables, como aquellos lugares con pequeñas redes eléctricas o que están ubicadas en zonas remotas”.
Los SMR y las nuevas reglas de juego en el sector nuclear
Consultado por DEF, el titular de la Agencia de Energía Nuclear (NEA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), William Magwood, consideró que los SMR son game-changers; es decir, su irrupción en la industria nuclear podría cambiar las reglas de juego del sector.

“Cuando estos reactores lleguen al mercado, las chances de que ellos se desplieguen en países de Asia, África y Medio Oriente serán mucho mayores, ya que su instalación demanda menos terreno, ellos dejan una menor huella ambiental y consumen menos agua, un factor crucial en algunas partes del mundo”, afirmó Magwood.
De acuerdo con la última base de datos que actualiza periódicamente esta agencia de la OCDE, existen actualmente 56 modelos en distintas etapas de desarrollo. Entre ellos, se encontraba el CAREM-25 argentina, un proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que ha sido discontinuado.
Reidel reconoce que el CAREM ha sido la base del futuro ACR-300. “Tenemos ingenieros que superan a sus pares internacionales. Esa es nuestra ventaja: capital humano de primer nivel mundial. Vamos a avanzar más rápido y con más eficiencia que cualquier competidor”, enfatizó quien es también jefe de Asesores de la Presidencia y titular de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA), la empresa que opera las tres centrales de ese tipo de nuestro país.