La energía nuclear se está reinventando y las mayores promesas vienen del lado de los pequeños reactores modulares, small modular reactors o SMR, por su sigla en inglés. De acuerdo con la base de datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), existen actualmente 68 modelos en distintas etapas de desarrollo, entre ellos el CAREM-25 argentino, cuyo prototipo se encuentra en construcción en el predio de Atucha. Nuestro país cuenta con otras dos patentes de SMR: una de INVAP, el ACR-300; y la otra corresponde un microrreactor de la firma Nuclearis, el N1.
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Este tipo de tecnologías avanzadas permitirían, según señala el OIEA, “producir electricidad de base y despachable, así como otros productos energéticos necesarios para la descarbonización de sectores como la industria, el transporte y la desalinización de agua marina”. Y añade que “son ideales para mercados de nicho en los que los grandes reactores no son viables, como aquellos lugares con pequeñas redes eléctricas o que están ubicados en zonas remotas”.

Ventajas en la construcción y la financiación de los reactores modulares
¿Qué son los SMR? Según la definición del propio OIEA, se trata de “reactores nucleares avanzados con una potencia de hasta 300 megavatios por unidad, lo que representa cerca de un tercio de la capacidad de generación de los reactores nucleares de potencia tradicionales”. Su formato modular permite que sus sistemas y componentes se ensamblen en la fábrica y se transporten como una sola unidad al lugar de instalación.
Tal como señalan los investigadores italianos Benito Mignacca y Giorgio Locatelli, este modelo de producción permite optimizar los tiempos de entrega y reducir los costos. Desde el punto de vista de la ecuación económica, mientras el primer módulo del SMR entra en producción y comienza a generar ingresos, se puede continuar con la construcción de los sucesivos módulos.

“La estandarización y la simplificación del diseño incrementan la eficiencia en la construcción, la operación y el futuro desmontaje”, advierten los autores del paper, publicado en 2020 en la revista especializada Renewable and Sustainable Energy Reviews. Señalan, en ese sentido, que la estandarización del proceso de producción de los SMR reduciría los tiempos de construcción y optimizaría las actividades de testeo y mantenimiento. Existiría, asimismo, la posibilidad de un cierre gradual de algunos de los módulos, por ejemplo, frente a caídas en el precio de la electricidad.
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Los SMR, una solución para la demanda energética de la IA
El auge de la inteligencia artificial (IA) y sus centros de datos amenaza con traccionar fuertemente la demanda de energía eléctrica en los próximos años. De hecho, tal como indica la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el consumo de las cuatro grandes tecnológicas (Amazon, Microsoft, Google y Meta) se duplicó entre 2017 y 2021. En 2022, el consumo estimado de sus centros de datos alcanzó los 460 teravatios/hora, superando el consumo total de electricidad de Francia durante ese año. Para 2026, se estima que la demanda eléctrica de esas infraestructuras tecnológicas supere los 1000 teravatios/hora.

En ese contexto, en los planes de Amazon para la transición energética, figuran los SMR, tal como quedó reflejado en el acuerdo firmado con el consorcio público Energy Northwest, del estado de Washington, en el noroeste del país. En la primera fase de ese proyecto, cuatro reactores modulares serán desarrollados por la empresa X-Energy para suministrar a Amazon 320 megavatios. Queda abierta la posibilidad de incrementar esta potencia hasta 960 megavatios, a partir del aporte de ocho reactores adicionales, a lo largo de los próximos 15 años.
Por su parte, Google se asoció con Kairos Power para desarrollar una serie de reactores modulares por un total de 500 megavatios, que entrarían en operación entre 2030 y 2035. Kairos comenzó a construir, en 2024, la planta demostrativa de su reactor de sales fundidas Hermes en Oak Ridge (Tennessee). Se trata de una tecnología de última generación, que utiliza sal de fluoruro fundida como refrigerante, en lugar de agua, tal como ocurre en los reactores tradicionales.

Finalmente, fuera del mercado específico de los reactores modulares, Microsoft también apuesta a la energía nuclear. En su caso, la empresa fundada por Bill Gates apunta a la reactivación de la unidad 1 de la central de Three Mile Island, en Pensilvania, que se encuentra fuera de funcionamiento desde 2019. El acuerdo con la operadora Constellation Energy prevé su puesta en marcha en 2028 y su funcionamiento durante los siguientes 20 años.